Capítulo 25: En la Oscuridad de la Desesperación

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Escena 1: La Revelación de las Amigas

La luz del sol se filtraba tenuemente a través de las cortinas del pequeño apartamento de Engfa, creando un ambiente cálido pero opresivo. La habitación estaba desordenada, con ropa esparcida por el suelo y tazas de café vacías sobre la mesa. Las risas y los murmullos animados que solían llenar el lugar ahora habían sido reemplazados por un silencio inquietante.

Engfa, Freen, Becky y Charlotte estaban sentadas en el sofá, con expresiones de preocupación en sus rostros. La noticia del secuestro de Orm había llegado como un rayo, desgarrando sus corazones.

"No puede ser cierto", murmuró Freen, con los ojos anegados en lágrimas. "No pueden haberla tomado. Orm es fuerte, ella siempre encuentra la manera de salir adelante."

"Pero esta vez es diferente", dijo Becky, su voz temblando. "La Serpiente Negra no es cualquier grupo. Ellos no dudarán en hacerle daño."

Charlotte, que había estado en silencio, finalmente habló. "Necesitamos hacer algo. No podemos quedarnos aquí sin hacer nada mientras ella sufre."

Engfa se levantó, su determinación brillando a través de la tristeza. "Vamos a buscarla. Si hay alguna manera de encontrarla, debemos intentarlo. Orm siempre ha estado ahí para nosotras. Ahora es nuestro turno de ayudarla."

Las amigas se miraron entre sí, uniendo sus fuerzas en un momento de silencio que resonaba con la gravedad de la situación. La sala se llenó de un sentido de propósito, una chispa de esperanza en medio de la oscuridad.

Escena 2: La Búsqueda del Dragón

La oficina de Thanawat Chayaipruk era un reflejo de su poder: paredes de acero, una vista panorámica de Bangkok y un ambiente cargado de tensión. A medida que Thanawat revisaba los informes de sus hombres, su furia se manifestaba en cada movimiento brusco que hacía.

"¿Por qué aún no han encontrado a Orm?", preguntó, su voz profunda y amenazante resonando en la habitación. Los hombres a su alrededor se movieron inquietos, sabiendo que cada segundo que pasaba sin resultados aumentaba la ira del Dragón.

"Estamos haciendo todo lo posible, jefe", intentó calmar uno de sus hombres, pero Thanawat no estaba dispuesto a escuchar excusas. Su mente estaba llena de imágenes de su hija: su risa, su espíritu indomable. La idea de que pudiera estar sufriendo le causaba una angustia que apenas podía controlar.

"¡No se detendrán hasta que la encuentren!", gritó, su voz retumbando en las paredes. "Si la Serpiente Negra la ha tocado, juro que haré que paguen. Bangkok no será un lugar seguro para ellos."

Thanawat se levantó, decidido a hacer todo lo que estuviera a su alcance. Sabía que su reputación como el Dragón Dorado estaba en juego, pero más que eso, tenía que salvar a su hija.

Escena 3: El Sufrimiento de Orm

En la habitación oscura donde Orm estaba retenida, el frío y la humedad se sentían como cuchillas en su piel. Atada a una silla, su cuerpo protestaba por el dolor, la herida en su brazo palpitaba con cada movimiento. La desesperación la envolvía como una niebla densa.

La voz de Kael la estremecía. "No puedes ser tan tonta, Orm. Tu padre no vendrá por ti. Él está demasiado ocupado cuidando sus propios intereses."

"Él vendrá", respondió Orm, con firmeza, aunque sus palabras eran un susurro. "Nunca me dejaría atrás."

Kael dio un paso adelante, su mirada fría y calculadora. "¿Crees que eso te salvará? Tu lealtad es tu debilidad. Si tan solo fueras más inteligente, podrías ser libre."

Orm cerró los ojos, tratando de bloquear las imágenes de su padre y de las risas compartidas. La idea de traicionarlo era insoportable. Preferiría sufrir que arruinar su legado.

Escena 4: La Desesperación de Lingling

Lingling caminaba de un lado a otro en su casa, su mente llena de imágenes de Orm. La lluvia había comenzado a caer de nuevo, golpeando los cristales de la ventana con un ritmo monótono que solo acentuaba su angustia.

"No puedo soportar esto", murmuró, parándose frente a la ventana. "¿Dónde estás, Orm?"

Su padre, Somchai, entró en la habitación, notando la inquietud de su hija. "Lingling, debes tener fe. Las cosas se resolverán."

"¿Y si no lo hacen, papá?", preguntó Lingling, su voz llena de desesperación. "¿Y si le han hecho daño? No puedo dejar de pensar en lo que puede estar sufriendo."

Somchai sintió una punzada en el corazón. La conexión que Lingling tenía con Orm era profunda, y su sufrimiento lo afectaba. "Haré todo lo posible por encontrarla. No te preocupes, hija. No la dejaremos sola."

Lingling se volvió hacia él, sus ojos llenos de lágrimas. "No sé si puedo esperar más. Siento que cada segundo que pasa la aleja de nosotros."

Escena 5: La Llama de la Esperanza

Mientras la noche caía sobre Bangkok, las cuatro amigas de Orm se reunieron en la casa de Engfa. Un mapa de la ciudad estaba extendido sobre la mesa, lleno de marcas y anotaciones. Cada una de ellas estaba decidida a encontrar a su amiga.

"Necesitamos involucrar a alguien que conozca a la Serpiente Negra", sugirió Becky. "Quizás un informante o alguien que haya trabajado con ellos."

"Conocí a alguien en una fiesta una vez", dijo Freen, su voz temblando de nervios. "Podría tener información."

Engfa asintió, su determinación creciendo. "No importa lo que tengamos que hacer, vamos a encontrarla. Orm es parte de nosotras, y no la dejaremos caer."

Mientras tanto, en otro lugar de la ciudad, Thanawat se preparaba para tomar acción. La oscuridad de la noche se cernía sobre él, pero en su interior ardía una llama de esperanza. Su hija estaba viva, y haría lo que fuera necesario para traerla de vuelta a casa.

Fin del capítulo 25

Orm y Lingling: La mafia y la leyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora