Capítulo 19: La Resaca del Deseo

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Escena 1: El Despertar de Orm

Los rayos del sol se colaban por las cortinas de seda, iluminando la habitación con una luz dorada. Orm abrió los ojos lentamente, la luz le causaba un ligero dolor de cabeza. Se incorporó en la cama, sintiendo un vacío a su lado. Su mente aún estaba nublada, como si una neblina espesa la envolviera. Trató de recordar la noche anterior, pero los recuerdos eran borrosos, fragmentados.

¿Cómo había llegado a casa? ¿Cómo había llegado a su cama? No lo recordaba con claridad. Pero en su mente, como un fantasma persistente, se repetía la noche de pasión entre ella y Lingling. ¿Había sido real o solo un sueño mojado?

Orm se levantó y se dirigió al baño. Se lavó los dientes y el rostro, tratando de despejar la neblina que nublaba su mente. Se miró al espejo, sus ojos claros reflejaban una mezcla de confusión y deseo.

Entró en su gimnasio personal, un espacio amplio y equipado con lo último en tecnología. Comenzó su rutina de ejercicios, tratando de canalizar la energía que la invadía. El sudor corría por su cuerpo, pero no lograba disipar la sensación de confusión y deseo que la atormentaba.

Al terminar su entrenamiento, se duchó con agua fría, tratando de refrescar su mente. Se vistió con un traje impecable, lista para un nuevo día de trabajo. Se dirigió a una de las empresas de su padre, una de las muchas que formaban su imperio. Hoy sería un día largo, tenía mucho trabajo, hoy visitaría cada empresa para ver si todo estaba en orden, revisando libro contables, si estaba yendo conforme a ley etc.

"Un día más, un día común", pensó, tratando de convencerse a sí misma. Pero la imagen de Lingling, su sonrisa, sus ojos, la sensación de su cuerpo contra el suyo, la perseguían sin descanso.

Escena 2: El Despertar de Lingling

El departamento de Lingling era silencioso y vacío. Los rayos del sol se colaban por las ventanas, iluminando el polvo que flotaba en el aire. Lingling se despertó con una resaca terrible y una sed insaciable. Su cabeza le dolía y su cuerpo le pesaba. Trató de recordar la noche anterior, pero los recuerdos eran confusos, como si una barrera los protegiera.

¿Cómo había llegado a casa? ¿Qué había pasado? La imagen de Orm, su mirada, sus labios, su cuerpo, la inundaban de una mezcla de confusión y deseo.

Se levantó con dificultad y se dirigió al baño. Se lavó los dientes y la cara, cuando se vestía se percató de moretones en su pierna, ceno y cuello, carajo exclamó.
¿Que pasó ayer que no recuerdo? Rápidamente se vistió, se hacía tarde, se puso su uniforme de la academia. Tenía un exámen importante ese día, uno de los últimos pasos para cumplir su sueño de convertirse en oficial de policía.

"No hay tiempo para pensar en eso ahora", se dijo a sí misma, tratando de concentrarse en su objetivo. Su vida era una rutina de entrenamiento, estudio y obligaciones. A veces visitaba la casa de su padre, una casa vacía y llena de recuerdos. Su madre trabajaba sin descanso y apenas tenía tiempo para ella.

Lingling se dirigió a la academia, su mente llena de pensamientos contradictorios. La noche anterior había sido un torbellino de emociones, una mezcla de pasión y confusión. ¿Había sido real o solo un sueño? Pero por los chupetones eran obvios, entonces había sido real.

A pesar de la confusión, Lingling se sentía orgullosa de lo que estaba logrando. Su sueño de convertirse en oficial de policía estaba a punto de hacerse realidad.

Fin del capítulo 19

Orm y Lingling: La mafia y la leyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora