Capítulo 33: El Regreso al Trono

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Escena 1: El Despacho del Poder

Una de las oficinas del imperio de Thanawat era un espacio imponente, lleno de muebles de madera oscura, documentos importantes y una vista panorámica de la ciudad. Orm, dos días después de su alta médica, se encontraba allí, revisando informes financieros con una concentración intensa. Su mente, aguda y analítica, procesaba datos con facilidad, pero su cuerpo aún recordaba la fragilidad reciente. La sensación de cansancio se hacía presente, pero su determinación era aún mayor. Detrás de ella, discretamente colocados, se encontraban 10 guardaespaldas, imponentes y alertas, vigilando cada movimiento. Su presencia era una constante, un recordatorio silencioso de la nueva realidad de Orm. Mientras revisaba los proyectos de expansión de la empresa familiar, la adrenalina de los negocios se mezclaba con la tensión de la vigilancia constante. El peso de la responsabilidad familiar no caía sobre sus hombros, pero también la satisfacción de estar de vuelta en el juego, ayudando a liderar el imperio de su familia. La vista de la ciudad, símbolo del poder y la ambición, se reflejaba en sus ojos, junto a la determinación de seguir adelante.

Escena 2: El Templo del Cuerpo y la Mente

El dojo resonaba con el sonido de los golpes precisos y los movimientos fluidos. Orm, vestida con su gi blanco, se movía con una gracia y fuerza renovadas, aunque con una cautela que antes no existía. Sus movimientos eran más precisos, más conscientes. La disciplina de las artes marciales era un bálsamo para su mente y su cuerpo, un refugio donde podía concentrarse en la fuerza interior. La sesión de entrenamiento era intensa: un rápido juego de pies en el boxeo, seguido de movimientos ágiles y poderosos en el kung fu, el control y la fuerza del judo, la precisión de los golpes en el karate, la potencia del taekwondo, la agresividad del Muay Thai y el dinamismo de las artes marciales mixtas. Cada disciplina le permitía explorar diferentes facetas de su fuerza, su flexibilidad, su resistencia. La intensidad del entrenamiento se mezclaba con la concentración, con la necesidad de controlar su cuerpo y su mente, de encontrar un equilibrio entre la fuerza física y la disciplina mental.

Pero la seguridad seguía presente. Un par de guardaespaldas, discretos pero atentos, observaban desde un rincón del dojo, vigilando cada movimiento, cada respiración. La intensidad de la sesión de entrenamiento era mayor, como si Orm buscara reafirmar su fuerza física y mental, una fuerza que iba más allá de lo físico, una fuerza que la ayudaría a enfrentar los desafíos que la vida le presentaba. El sudor, la fatiga, la concentración, todo se mezclaba en una experiencia intensa que la fortalecía.

Escena 3: La Sala de los Saberes (Clases Virtuales)

En la tranquilidad de su habitación, Orm se conectaba a sus clases virtuales. La pantalla de su computadora mostraba a su profesor, explicando un complejo tema de economía. Orm tomaba notas con precisión, su mente absorbiendo la información con avidez. El estudio era un refugio, un espacio donde podía expandir sus conocimientos y fortalecer sus habilidades. Pero incluso en este espacio privado, la seguridad la acompañaba. Unos guardaespaldas se encontraban en la sala contigua, vigilando desde la puerta entreabierta. La sensación de estar protegida era un peso, pero también una necesidad. Orm se concentraba en sus estudios, sabiendo que su futuro, el futuro de su familia y de su imperio, dependía de su capacidad para aprender, crecer y adaptarse a esta nueva realidad.

Fin del capítulo 33

Orm y Lingling: La mafia y la leyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora