Capítulo 18: La Llama del Deseo

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Escena 1: La Tensión en la Habitación VIP

La habitación VIP estaba impregnada de un aire electrizante, un refugio del bullicio del club. La música retumbaba en el fondo, un eco distante que se mezclaba con el susurro de risas y conversaciones. Las luces parpadeantes del club se filtraban a través de las cortinas pesadas, creando un ambiente de penumbra que intensificaba la intimidad entre Orm y Lingling.

Orm se acurrucó junto a Lingling, su cuerpo caliente y atractivo pegado al de ella. Con un movimiento suave, la atrajo hacia ella, su aliento tibio acariciando el cuello de Lingling, mientras comenzaba a besarla delicadamente. Sus labios se deslizaron por su mejilla, dejando un rastro de calor que encendió una chispa dentro de ella.

"¿Acaso no es esto lo que querías?", murmuró Orm, sus labios rozando su piel. "¿No estabas celosa de los besos que nos dimos con Yin Ganada?"

La pregunta colgó en el aire, cargada de significado. Lingling sintió que la memoria del beso entre Orm y Yin Ganada se encendía como un fuego en su interior. "Es verdad que estaba celosa", respondió, su voz temblando de frustración. "Porque a mí me rechazaste, pero a ella le diste un beso tan fácilmente. Eso me molestó. Estaba furiosa contigo. No era justo que no la rechazaras."

Orm la miró fijamente, un destello de desafío en sus ojos. "Pero ella no está aquí conmigo", dijo, su voz baja y seductora. "Cambiemos de tema, entonces. Oh mejor aún, ¿por qué no pasamos a lo más importante?"

Lingling se acercó, su rostro casi tocando el de Orm. Sus ojos se encontraron, y una sonrisa seductora se dibujó en sus labios. Orm no pudo resistir la invitación. La besó lentamente, el roce de sus labios era tierno y apasionado a la vez, una danza entre el deseo y la dulzura. Cada beso la excitaba más, desatando una oleada de sensaciones que no podía controlar.

Escena 2: La Decisión de las Amigas

Mientras tanto, en el club, sus amigas May y Fay estaban absortas en la pista de baile, disfrutando del ritmo vibrante de la música. Las luces parpadeantes iluminaban sus rostros mientras reían y se movían al compás de la música. Sin embargo, Faye que las observaba con atención, fruncía el ceño mirando la puerta de la habitación VIP frente a ella.

"No te preocupes", dijo Yoko, intentando tranquilizar a Faye. “Lingling está bien. Ya volverá.”

May y Fay se encogieron de hombros, sin preocuparse demasiado. "Sabe cuidarse. Seguro está disfrutando de la noche", comentaron con una sonrisa despreocupada.

Yoko miró hacia la puerta de la habitación VIP, un destello de emoción en sus ojos. "Tal vez se encontró con alguien interesante", sugirió, riendo.

Las otras chicas se unieron a su risa, pero en el fondo, había un ligero nerviosismo. Mientras Orm y Lingling estaban en su propio mundo, la atmósfera en la habitación VIP se llenaba de una tensión palpable.

Mientras en la otra mesa estaban las amigas de Orm,
Freen y Becky, susurraban, deberíamos irnos a casa y hacer lo mismo decía Freen, Becky con una sonrisa coqueta la miraba, tenemos que esperar a nuestra amiga. Engfa y Charlotte bailaban y tomaban, ellas si disfrutaban del nuevo club. Ellas también se dieron cuenta de Orm y Lingling, pero ellas estaban concentradas en su mundo e ignoraron lo resto.

De vuelta en la habitación, Orm se movió, sus manos explorando el cuerpo de Lingling con una necesidad ardiente. La cama crujió suavemente mientras se acomodaban, el espacio entre ellas desapareciendo rápidamente. Lingling se dejó llevar, sintiendo cómo Orm la acariciaba, sus dedos deslizándose por su piel, provocando escalofríos de placer.

Los besos de Orm se volvieron más profundos, más urgentes. Lingling, atrapada en la calidez y el deseo de ese momento, olvidó las preocupaciones del exterior. La música y las risas del club se desvanecieron, convirtiéndose en un eco lejano mientras ambas se entregaban a la pasión que crecía entre ellas.

"¿Te das cuenta de lo que estamos haciendo?", preguntó Lingling entre besos, su voz entrecortada por la excitación.

"Sí", respondió Orm, sus ojos brillando con deseo. "Te estoy dando lo que quieres."

Lingling sonrió, una mezcla de desafío y emoción en su mirada. "Estamos jugando con fuego.''

Orm sonrió, ''entonces, que se prenda la llama.''

Ambas se dejaron llevar por sus deseos más profundos, el mundo exterior desvaneciéndose mientras la habitación vibraba con la energía de su encuentro. El roce de sus cuerpos se convirtió en un baile sensual, cada movimiento una declaración de lo que sentían la una por la otra.

Con cada susurro y cada beso, se sumergieron en un mar de pasión, dejando atrás las inseguridades y las confrontaciones. Lo único que importaba era el momento, el calor que compartían, y la promesa de una noche que cambiaría todo entre ellas.

Fin del capítulo 18

Orm y Lingling: La mafia y la leyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora