C: 30 - REDENCIÓN TARDÍA

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Estación de King's Cross-

—La primera cosa que Donker Riddle percibió al descender del tren fue el frío cortante de diciembre que envolvía el lugar. La estación estaba casi vacía, y en el horizonte ya se podían ver las primeras estrellas del anochecer.

El viaje había sido largo, y aunque Hogwarts no era un lugar particularmente acogedor, le resultaba infinitamente más preferible que el edificio al que estaba por regresar.

Sujetó su baúl con fuerza y avanzó hacia el edificio oscuro que lo esperaba.

Al abrir las puertas del orfanato, el conocido olor a cera y viejo moho lo golpeó, una bienvenida tan áspera como el propio lugar.

Allí, con la mirada endurecida y los labios apretados en una fina línea, estaba María, la cuidadora principal del orfanato, esperándolo.

María siempre había sido severa, incluso más con él que con otros niños, y su expresión esa noche no auguraba nada bueno-

María: Donker Tomas Riddle. -expresó ella, cruzándose de brazos mientras lo observaba de arriba a abajo- Este año no voy a tolerar tus caprichos.

-Donker bufó con desgano, forzando una sonrisa de desprecio. No podía esperar menos de ella-

Donker: ¿Caprichos, María? Ni siquiera he hecho nada, acabo de llegar, y por cierto, gracias por ir a traerme este año, de verdad lo aprecio. -comentó sarcástico mientras pasaba las puertas-

María: Eso te lo merecias. -lo señaló- Además, ¿de verdad? Pues te adelanto que este año no vas a poner un pie fuera de estas paredes hasta que tengas que regresar a ese colegio. No me importa cuánto grites o te quejes, no te dejaré salir.

-Donker rodó los ojos y dejó caer su baúl al suelo con un golpe sordo-

Donker: Haz lo que quieras, María. -respondió, aunque sus palabras no eran tan desinteresadas como sonaban- Solo espero que te tomes la molestia de mantener vigilados a esos idiotas de Matthew y Samantha.

-La expresión de María se endureció aún más, y su tono fue de reproche-

María: Lo único de lo que deberías preocuparte es de comportarte. Este año, tendremos una jornada de puertas abiertas en el orfanato. -le explicó- Los vecinos de los pueblos cercanos vendrán a pasar un día aquí con ustedes, y ya sabes que de los mayores solo quedan tú y Samantha.

-Al no escuchar el nombre de Matthew, Donker frunció el ceño y se giró hacia ella con evidente desagrado-

Donker: ¿Y qué pasó con Matthew? -preguntó, intentando sonar indiferente, aunque la curiosidad lo carcomía-

-María suspiró y comenzó a caminar hacia las escaleras, asintiendo a Donker para que la siguiera.

Ella tomó el asa del baúl y le hizo un gesto para que lo ayudara a subir el terrario de Cronos.

Aunque la idea no le hacía ninguna gracia, la siguió, subiendo las escaleras del orfanato con el baúl golpeando cada escalón-

María: Después de la broma que les jugaste a ambos en el verano. -empezó, sin ocultar la dureza en su tono- Matthew se descontroló. Se puso como loco, intentó golpear a todos. Claudia y yo tuvimos que intervenir, pero no fue suficiente. Golpeó a Samantha, y en medio de los gritos la acusó de ser la culpable de todo, como si fuera ella la que planeó esa estúpida broma.

-Donker no pudo evitar sonreír de medio lado, el orgullo de haber logrado finalmente expulsar a Matthew de su vida era casi embriagador.

Pero el tono sombrío de María interrumpió su regocijo-

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