C: 3 - SILVER

662 91 30
                                    

Hogwarts-

-Apenas Donker Riddle regresó a Hogwarts, ahora sí con todas sus posesiones en sus manos y lejos de ese asqueroso Orfanato, el castaño estaba de un mejor ánimo. Claro, como siempre, siendo reservado, pero al menos había dejado de maldecir mentalmente a cada ser vivo o no vivo que se le cruzaba por el camino.

Al salir de clases de Astronomía y bajar las escaleras, el niño de doce años sintió algo caminando por su espalda; sin dudarlo, acercó su mano a su hombro, en donde unas patas pequeñas y peludas llegaron. Donker sonrió al ver a su amiga, la tarántula, a quien había bautizado como Silver-

Donker: Veo que quisiste aprender un poco sobre el cielo y las estrellas, Sil. -murmuró con seriedad, continuando con su recorrido de escaleras abajo-

-Silver se había quedado quieta en el hombro del joven Riddle mientras este bajaba. Todo iba bien, era perfecto, Donker incluso creía que llegar y dejar atrás el Orfanato Wool, sería una fortuna de buenas vibras a su vida-

Cormac: Oh, es Riddle. -sonrió divertido al bajar corriendo las escaleras con su libro en mano y alcanzando al ojimarrón- ¿Qué tal te va, amigo?

Donker: No somos amigos. -expresó enojado-

Cormac: Agh, vamos, deja de ser amargado. Suficiente aguantarte en las clases, cerebrito raro, como para que sigas con ese comportamiento fuera del aula. -rodó los ojos-

Donker: Suficiente es tener que soportar tu patético intelecto, McLaggen. -gruñó enojado, mirando al niño de cabello rubio- Continúa caminando y déjame en paz, no eres alguien a quien desee hablarle.

Cormac: Oye, eso no fue muy... -pero el niño rubio se quedó callado, mirando con confusión el hombro izquierdo del castaño a su lado-

-y con una sonrisa burlona, regresó su vista al niño-

Cormac: Eres tan tonto y asqueroso que ni siquiera notas el parásito en tu túnica, Riddle. -comentó divertido-

Donker: ¿Qué? -lo miró confundido-

Cormac: Espera, déjame ayudarte. -sonrió-

-para Donker, todo fue tan rápido. Lo unico que vio, fue al inútil de Cormac, quien, sosteniendo aún aquel libro de Astronomía que llevaba en su mano, dio un fuerte golpe directo en el hombro izquierdo del castaño oscuro, quien gritó aterrado al darse cuenta de lo que había pasado-

Donker: ¡¿Qué es lo que te pasa?! -aventó al rubio, quien cayó de espaldas al suelo del castillo gracias a que ya habían terminado de bajar aquellas largas escaleras de caracol-

-el ojimarrón rápidamente, pero con delicadeza, se quito su túnica, cuidando la zona del hombro izquierdo de la tela. Pero fue inútil aquello, la pequeña tarántula yacía sin vida, pegada a la tela de aquella túnica y sin vida alguna.

Donker jadeo, sintiendo un horrible nudo en el corazón; sentía que algo importante se le había arrebatado, de forma injusta, así había sucedido. Y sintiendo la misma agonía, el mismo enojo y la misma desesperación, el castaño caminó a pasos pesados hasta el pequeño Cormac McLaggen, quien terminaba de levantarse del suelo, adolorido por el impacto, pero vivo.

Donker lo sostuvo del cuello de su camisa con su mano derecha, mientras que con la izquierda empuñaba su varita y la clavaba en el cuello del rubio, sin piedad o cuidado alguno-

Cormac: Me estas lastimando. -susurró asustado mientras su espalda chocaba con la pared, siendo acorralado y sin posible escapatoria-

Donker: Tú mataste a mi amiga. -gruñó enojado-

OSCURO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora