C: 31 - UNA ESPERANZA EN EL INVIERNO

147 42 73
                                    

Casa Granger-

—Hermione se encontraba frente a sus padres en la cálida sala de su hogar, con una sonrisa tímida mientras metía discretamente un pequeño folleto en el bolsillo de su suéter rosa.

Había algo de picardía en su mirada, un secreto que intentaba mantener mientras sus padres, Wendell y Jean, la observaban con una mezcla de curiosidad y confusión. Era raro que Hermione, tan organizada y detallista, estuviera apurada para salir, y aún más inusual que no compartiera con ellos sus planes-

Wendell: Hermione, ¿te pasa algo? ¿Por qué tienes tanta prisa? -preguntó, observándola con una ceja levantada-

Jean: ¿Sí? ¿Tienes algo importante que hacer, cariño? -añadió, con una sonrisa comprensiva, aunque en sus ojos había una chispa de inquietud-

-Hermione respiró hondo, intentando calmar el leve nerviosismo que sentía mientras buscaba las palabras adecuadas-

Hermione: Oh, bueno, pensé que sería agradable pasar un rato con una amiga, ya sabes… Ginny Weasley. -bajó la mirada, pretendiendo acomodar el borde de su suéter- Quedamos en vernos en el parque y luego… ir a la biblioteca.

-Sus padres la miraron, asimilando aquella respuesta. Hermione solía ser honesta con ellos, pero algo en su tono les hizo sospechar que esta vez había algo más.

Aun así, Wendell y Jean siempre habían confiado en ella, en su responsabilidad y juicio. Jean la miró con ternura, dejando que aquella pequeña sorpresa pasara desapercibida-

Wendell: ¿Quieres que te lleve? No me cuesta nada, cariño. -sugirió el hombre de cabellos castaños claros, mostrándose dispuesto, aunque sabía que Hermione solía preferir manejarse sola-

-Hermione negó con una suave sonrisa, levantando una mano-

Hermione: No, papá, de verdad no hace falta. Ginny y yo queremos pasar un día de chicas, ya sabes. Es de mis pocas amigas… y sería lindo poder hablar solo nosotras dos. -le comentó, como si ese fuera el único motivo de su apuro-

-Jean asintió, visiblemente emocionada. Sabía que su hija, aunque muy independiente y centrada en sus estudios, anhelaba tener amistades profundas y sinceras. Le alegraba que Hermione tuviera a alguien como Ginny-

Jean: ¡Claro que sí, cariño! Eso suena maravilloso. Solo recuerda no llegar muy tarde.

-Hermione sonrió, relajada, y se acercó a sus padres para darles un abrazo-

Hermione: Lo prometo, de verdad. Los quiero. Son los mejores padres del mundo.

-El corazón de Wendell se llenó de emoción al sentir el apretón de su hija-

Wendell: Te queremos, Hermione. Disfruta tu día.

-Con una última sonrisa y un rápido vistazo a sus padres, Hermione tomó su bolso, que ya contenía unos cuantos libros, y aprovechó un descuido de ellos para deslizar en su interior varias pequeñas cajas, envueltas en un discreto papel de regalo.

Con el bolso bien cerrado y las sorpresas escondidas, Hermione cruzó la puerta de la casa, ajustándose la bufanda roja de Gryffindor alrededor del cuello. Aquel toque de Hogwarts le daba la confianza que necesitaba para el día.

Mientras avanzaba por la calle, Hermione se acomodaba el cabello castaño, esperando que la ligera brisa de invierno no lo arruinara demasiado.

El sol de diciembre apenas se asomaba entre las nubes, y el aire frío le daba a su piel un leve rubor. Sentía una mezcla de anticipación y nerviosismo, como si aquel día fuera el inicio de algo importante, algo que había estado esperando.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 18 hours ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

OSCURO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora