C: 28 - PIJAMADA EN EL GRAN COMEDOR

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Hogwarts-

—El aire fresco del patio exterior envolvía a Hogwarts en un susurro otoñal mientras Hermione se acercaba con paso vacilante a la banca en la que Donker estaba sentado. Su figura encorvada sobre el libro de aves que Percy le había regalado a principios de año, garabateando frenéticamente notas sobre las criaturas que rondaban el castillo, se veía tensa, como si estuviera a punto de explotar.

Hermione, que acababa de escuchar su conversación con Dumbledore, no podía ignorar la urgencia de las emociones que había sentido brotar en él. Sabía que no podía dejarlo solo, no después de lo que había escuchado, no después de entender que había tanto más de Donker de lo que ella o los demás veían.

Sabía que Donker no la recibiría bien, no después de su traición ni después de haberlo espiado sin querer. Pero aún así, sentía que debía estar allí, con él. Debía entenderlo.

Donker no levantó la mirada cuando ella llegó lo suficientemente cerca. Estaba completamente inmerso en sus notas, corrigiendo errores y tachando pasajes con una rabia contenida que Hermione podía sentir desde donde estaba.

A pesar de su estado, Donker se dio cuenta de su presencia más cerca de él sin siquiera girarse, como si tuviera un sexto sentido para detectar a las personas que intentaban acercarse demasiado-

Donker: Ya te lo dije. Vete. -murmuró enojado-

Hermione: Pero yo...

Donker: No puedes dejar de entrometerte en lo que no te incumbe, ¿verdad, Granger? -le preguntó sin mirarla, su voz seguía siendo fría, afilada-

-Hermione se detuvo, mordiéndose el labio. Tenía que encontrar las palabras adecuadas, pero Donker siempre conseguía desarmarla con un solo comentario.

Aún así, no podía permitir que eso la detuviera ahora-

Hermione: No vine a entrometerme. -respondió la castaña, con un tono firme pero suave- Solo... Solo quiero hablar contigo. Quiero entender.

-Finalmente, Donker levantó la vista de su libro, sus ojos oscuros se clavaron en ella con una mezcla de desprecio y frustración.

Hermione no retrocedió ante su mirada, aunque cada fibra de su ser le gritaba que debía hacerlo-

Donker: ¿Entender qué? -replicó, su voz teñida de sarcasmo- ¿Quieres saber qué más escuchaste, o vas a seguir fingiendo que no estabas espiando?

-Hermione sintió que sus mejillas se encendían, pero negó con la cabeza-

Hermione: No fue mi intención escuchar, Donker. De verdad no fue. Pero lo que dijiste... sobre Silver... -titubeó un segundo antes de continuar- ¿Quién es Silver?

-En cuanto volvió a mencionar el nombre, vio cómo el rostro de Donker cambiaba otra vez. No fue un cambio dramático, pero lo suficiente para que Hermione supiera que había tocado una fibra sensible.

La mandíbula de Donker se tensó, y por un momento, Hermione pensó que el chico iba a levantarse e irse, pero no lo hizo. En su lugar, cerró el libro bruscamente y lo dejó cuidadosamente a un lado, sobre la banca, mientras su mirada se endurecía-

Donker: No es asunto tuyo, Granger. -gruñó, su voz casi un susurro peligroso- Y te sugiero que dejes de hacer preguntas si no quieres arrepentirte.

-Pero Hermione no se echó atrás. Sabía que Donker estaba intentando protegerse, pero ella también sabía que detrás de esa fachada había un dolor profundo, un dolor que quizás solo necesitaba ser escuchado-

Hermione: Por favor, Donker. -murmuró con suavidad- No tienes que hablarme si no quieres, pero no voy a irme. No deberías estar solo ahora. No después de todo esto.

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