Un vuelo a Estados Unidos
El tan temido día había llegado, me tenía que separar de Ivonne por unos días, lo cual me causaba un sentimiento de aflicción. Sabía que volvería rápido, pero también estaba consciente de que, a pesar de las ganas de quedarme, tenía que ir porque era mi obligación. Yo era quien estaba a cargo de la empresa.
Eran las 6:30 de la mañana, no había podido dormir prácticamente nada. Me encontraba solo en casa de nuevo, e Ivonne ya estaba en su departamento, un piso más abajo. Aquí se sentía un ambiente triste sin su presencia.
Levantándome de la cama, fui a cambiarme rápidamente. Mi valija ya estaba lista y pasarían por mí a las siete en punto para llevarme al aeropuerto. Tenía ganas de ir a saludar a la pelirroja, pero no quería despertarla a estas horas. Lo mejor sería dejarle una carta.
Una vez que estuve listo, me peiné un poco y salí de casa. Mis pasos resonaron en las escaleras mientras el reloj marcaba las 6:50. Al llegar a la puerta del departamento de Ivonne, apoyé la oreja contra ella para intentar escuchar algún ruido, pero allí había más silencio que en una misa. Decidí dejarle la carta. Era un sobre blanco con mi sello personal, en el que le escribí las palabras más dulces y sinceras que había podido plasmar:
"Querida Ivonne,
Sé que en este momento debería estar dándote un abrazo para despedirme, pero no quería despertarte, así que aquí me tienes, saludándote por esta carta. Sé que vas a estar bien sin mí, solo serán unos días y Angie estará contigo todo el tiempo. Prometo volver pronto.
Cuida mucho de ti y mantén todo en orden en la empresa.
Por cierto, no te olvides de ignorar las cosas feas que puedan decirte.
Te mando un beso en tu blanca mejilla bañada con pecas.
Se despide: Eiden."
Suspiré tras dejar la carta en el suelo, esperando que la encontrara al despertar. Continué mi camino hacia el auto, donde el contador ya me esperaba con la puerta abierta. Al subir, permanecí en silencio durante el trayecto, observando los edificios que pasaban a toda velocidad. Mi mente repasaba cada palabra escrita en aquella carta. Alejarme de ella, después de estos días juntos, era más difícil de lo que había imaginado.
Llegamos al aeropuerto en unos minutos, y bajé del auto rápidamente. El viento frío golpeó mi rostro, haciendo volar mi corbata y provocando un ardor en mis fosas nasales al respirar.
—Suerte, jefe, allá lo estarán esperando —dijo el contador mientras estrechaba mi mano.
Le respondí con un asentimiento y me dirigí al interior del aeropuerto. El lugar era enorme, con filas considerables de personas esperando su turno para abordar. Pasé por las barreras de seguridad y uno de los policías me entregó mi valija después de la revisión.
—Por la puerta a la derecha lo espera un micro —me indicó.
Me subí al pequeño colectivo que nos llevaría hasta el avión, junto a otras personas que se dirigían al mismo destino. Al llegar a la pista, dos hombres con chalecos fosforescentes colocaron la escalera para que subiéramos al avión.
—Buenos días, adelante —me saludó amablemente una azafata mientras revisaba mi boleto.
El asiento 13, justo al lado de la ventana. Desde allí, podía ver el ala del avión mientras las nubes comenzaban a dibujar su trayectoria en el cielo. Una vez que todos estuvieron a bordo, las pantallas en los asientos comenzaron a mostrar las instrucciones de seguridad. El avión avanzó por la pista y, en cuestión de segundos, despegamos. Sentí la presión en mi cuerpo mientras ascendíamos y, desde esa altura, todo parecía diminuto.
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Atrévete a quererme® ✔️
RomanceTus imperfecciones te convierten en la mujer perfecta. -Obra iniciada 24/6/2016. #48 en perdida (16/6/18) #2 En Economía. #16 En pobreza. #48 Novela Romántica.