Wei Ying disfrutaba las noches en Gusu, eran tan tranquilas y con un clima helado, el viento se colaba por las ventanas haciendo bailar las cortinas para luego llenar la habitación con la frescura de las montañas y el olor de los pinos. Wei Ying está recostado al lado de Lan Zhan, quien esta ya en el sexto mes de embarazo. La silueta de su vientre se dibuja suavemente bajo las sábanas, y Wei Ying no puede dejar de mirarlo, fascinado y lleno de amor.
Ha sido un día largo, pero Wei Ying, como cada noche, se acerca más y apoya una mano sobre el vientre de Lan Zhan, buscando la conexión con el pequeño ser que crecía dentro de su esposo. En ese momento, mientras acaricia la piel de Lan Zhan con ternura, siente una suave patadita. Wei Ying parpadea, sorprendido, y mira a Lan Zhan, quien le devuelve una mirada tranquila pero llena de asombro.
- ¿Lo sentiste?- pregunta Wei Ying, con los ojos brillantes de emoción. - ¿Es nuestro bebé? ¿De verdad? ¡Se está moviendo, Lan Zhan!.
Lan Zhan asiente con una leve sonrisa, una expresión que, aunque discreta, refleja todo el amor y la serenidad que siente.
- Sí, es nuestro cachorro.
Wei Ying ríe y vuelve a posar su mano en el vientre de Lan Zhan, esperando con expectación.
- Hola, pequeño, - se inclina para que su voz sea escuchada por su bebé - Soy yo, tu A-die. ¿Sabes cuánto te estamos esperando?
En respuesta a su voz, siente otra pequeña patadita, esta vez un poco más firme. Wei Ying se ríe, sorprendido y encantado.
- ¡Mira eso, Lan Zhan! Parece que me ha escuchado. Quizá ya me reconoce.
Lan Zhan lo mira, ama ver como su alfa disfruta cada momento del embarazo. Wei Ying aprovecha la ocasión y, con un cariño que apenas puede contener, comienza a hablarle al bebé en voz baja, acariciando el vientre de Lan Zhan como si con cada caricia pudiera transmitirle todo el amor que siente.
- Eres tan querido, ¿sabes? Te estamos esperando con todo nuestro corazón. Tendrás la mejor familia del mundo. Tu A-Niang, Lan Zhan, es la persona más increíble que existe, y te enseñará todo lo que necesitas saber para ser fuerte y bondadoso. Y yo... bueno, haré lo mejor que pueda. Te prometo que nunca te faltará una sonrisa.
Se inclina y le da un beso en el vientre, donde siente otra pequeña patada. Wei Ying ríe y deja un beso más, y luego otro, como si cada beso sellara la promesa de amor eterno que estaba haciendo en ese momento. Lan Zhan observaba la escena y sus ojos brillan de una ternura tan profunda que es evidente cuánto significa todo esto para él.
Las semanas pasan, y los movimientos del bebé se vuelven cada vez más evidentes. A veces, en las tardes tranquilas, Wei Ying se acerca a Lan Zhan y se queda recostado junto a él, hablando con el bebé, contándole historias y haciéndole promesas. A veces, incluso le cantaba, esperando que esos sonidos reconfortaran al pequeño y le hicieran saber cuánto lo amaban.
Una tarde, Wei Ying decide sorprender a sus hijos, quienes acababan de regresar luego de semanas a Gusu. Lan Sizhui y Lan Jingyi se habían acercado a saludar a sus padres y a preguntar sobre el bebé, y Wei Ying los invita a pasar tiempo con ellos en el jardín. Allí, bajo el cielo claro y rodeados de flores y naturaleza, Wei Ying y Lan Zhan se sientan juntos, mientras Lan Sizhui y Lan Jingyi se acomodan cerca, atentos y emocionados.
- ¿Creen que su hermano puede escucharlos?- pregunta Wei Ying, mirando a los jóvenes. - Vamos, intenten hablarle. ¡Estoy seguro de que podrá oír sus voces!
Lan Sizhui, siempre calmado y respetuoso, se inclina hacia el vientre de Lan Zhan con una leve sonrisa.
- Hola, pequeño. Soy tu hermano mayor, Lan Sizhui. No puedo esperar para conocerte. Prometo ayudarte en todo lo que necesites y cuidarte como el mejor hermano.
Al escuchar esas palabras, Wei Ying siente una calidez en su pecho. Lan Sizhui siempre había sido un joven amable y bondadoso, y saber que lo está viendo ser un hermano mayor solo lo llenaba de orgullo.
Luego fue el turno de Lan Jingyi, quien, aunque inicialmente se siente algo avergonzado, se inclina y dice con una voz suave pero decidida.
- Eh... yo soy Lan Jingyi. También seré tu hermano. Espero que te guste la comida que preparo. Intentaré hacer lo mejor para que siempre tengas platos deliciosos.
Wei Ying suelta una risa y asiente.
- Es cierto, pequeño. Cuando nazcas, Jingyi te enseñará a hacer los mejores platillos. ¡Tendrás mucho que aprender de él!
Lan Zhan sólo disfrutaba del momento y aunque no era alguien que expresara sus emociones con palabras, Wei Ying sabía que cada mirada y cada gesto de Lan Zhan significaban más que cualquier cosa que pudiera decir.
Esa noche, después de que Lan Sizhui y Lan Jingyi se despidieran, Wei Ying y Lan Zhan se retiran a su habitación. Wei Ying se acuesta junto a Lan Zhan y vuelve a colocar su mano en el vientre, buscando la conexión que había sentido tantas veces. El bebé, como si supiera que sus padres estaban pensando en él, se movió otra vez, dándoles una nueva patadita.
Wei Ying, como cada vez se emociona, se inclina y comienza a hablarle.
- Hoy tus hermanos hablaron contigo, ¿lo sentiste? Tienes una familia que te espera con los brazos abiertos. ¡Te estamos cuidando mucho, pequeño! Y cuando estés listo para salir, te daremos el abrazo más grande del mundo.
Deja otro beso en el vientre de Lan Zhan, uno largo y lleno de cariño, como si con ese beso pudiera expresarle a su hijo todas las promesas y sueños que tenía para él. Lan Zhan, acaricia suavemente el cabello de Wei Ying, observa a su esposo y su corazón rebosa de amor.
Finalmente, Wei Ying se recuesta junto a Lan Zhan, abrazándolo, dejando que el sueño los envuelva a ambos. Esa noche, se duermen con la paz y la certeza de que, a pesar de todos los desafíos, están construyendo una familia unida y llena de amor. Sabían que, cuando llegara el momento de recibir a su bebé, su hogar estaría lleno de risas, caricias, y sobre todo, el amor que les unía desde el primer día.
En la tranquilidad de su habitación, bajo el brillo de las estrellas que se colaba por la ventana, Lan Zhan y Wei Ying descansan abrazados.
Lan Zhan, se encontraba sentado en el patio del Pabellón de la Nube. Desde hace unos días, el antojo por comer picante se ha vuelto cada cez mas fuerte, que cada vez se volvía difícil ignorarlo, aunque en su hogar, donde reinaban las estrictas reglas, raramente podía disfrutarlo.
Como si alguien hubiera adivinado sus pensamientos, aparece Lan Xichen, con una sonrisa cálida y un plato cubierto en las manos. Se acerca sin prisa y, con ternura, retira la cubierta para revelar un humeante y fragante plato de pollo picante.
- Lan Zhan, he escuchado que tus antojos han sido fuertes últimamente - dice Lan Xichen con suavidad- Pensé que esto podría hacerte sentir un poco mejor.
Lan Zhan lo mira sorprendido, y aunque intenta mantener la compostura, sus mejillas toman un color rosa. Asiente agradecido, tomando un bocado sin poder resistirse más. El sabor intenso y especiado llena sus sentidos, y por unos minutos se deja llevar, olvidando cualquier formalidad o reserva.
Al terminar, su vista viaja del plato vacío a Lan Xichen, dándose cuenta de que, en su apuro, ni siquiera le ofreció a su hermano una porción. La culpa y sobre todo el embarazo lo hacían sentir más sensible y vulnerable de lo habitual.
- Gege... - murmura, avergonzado- Lo siento, ni siquiera te ofrecí...
Lan Xichen lo observa con ternura, con una sonrisa que solo refleja comprensión.
- No te preocupes, Lan Zhan. Lo traje para ti y solo para ti. Sé que ahora tus antojos pueden ser difíciles de ignorar, y pensé que te haría bien un momento de gusto personal.
Lan Zhan baja la cabeza, una mezcla de vergüenza y agradecimiento en sus ojos, aunque una ligera sonrisa se asoma en sus labios. Sentía el corazón lleno y el peso del cariño de su hermano. Era raro para él ser mimado de esa forma, y saber que su hermano pensaba en sus necesidades, sin esperar nada a cambio, le brindaba una calma inesperada.
- Gracias, gege... - susurra, y aunque apenas fue un murmullo, Lan Xichen lo escucha claramente. Sonríe satisfecho, feliz de haber podido traerle algo de consuelo y alegría a su hermano en ese delicado momento de su vida.
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Volvernos a Encontrar
FanfictionLuego de trece años We WuXian se encuentra con su omega... y unas cuentas sorpresas más. Aclarar que en esta historia hay fragmentos del libro Mo Dao Zu Shi y la siere The untamed.