El sol apenas comenzaba a asomarse sobre las montañas de Gusu, bañando la silenciosa secta Lan con su luz dorada. En el Jinshi, la atmósfera era tranquila pero cargada de una ternura palpable. Wei Ying está sentado junto al nido donde Lan Zhan descansa, vigilando cuidadosamente su respiración. Su esposo se había desplomado de agotamiento después del parto, pero Wei Ying había permanecido despierto toda la noche, incapaz de apartar los ojos de su familia.
Dos pequeños bultitos descansan en una cuna improvisada, envueltos en mantas blancas con bordados plateados. A pesar de haber nacido prematuros, sus respiraciones eran constantes, aunque débiles. Wei Ying había pasado horas observándolos, estudiando sus diminutas facciones y preguntándose cómo algo tan pequeño podía llenar su corazón con tanto amor.
El movimiento repentino de Lan Zhan lo saca de sus pensamientos. Wei Ying se inclina hacia él justo cuando sus ojos dorados se abren lentamente, parpadea con confusión antes de enfocarse en el rostro de su esposo.
- Wei Ying... - murmura con voz ronca, su garganta aún seca por el esfuerzo del día anterior.
Wei Ying le ofrece una sonrisa cálida, tomando una mano de Lan Zhan entre las suyas.
- Buenos días, amor. ¿Dormiste bien? No te preocupes, no pasó nada mientras descansabas.
Lan Zhan frunce ligeramente el ceño, esforzándose por incorporarse. Wei Ying lo ayuda con cuidado, colocando almohadas detrás de él.
- ¿Nuestros hijos? - pregunta, sus ojos desviándose hacia la cuna.
Wei Ying asiente, levantándose para traer a los dos bebés. Coloca al más pequeño en los brazos de Lan Zhan primero, asegurándose de que estuviera bien acomodado.
- Aquí tienes. Este es tu hijo mayor, nuestro pequeño... y nuestra princesa está aquí, esperando su turno - dice, colocando a la niña sobre el pecho de Lan Zhan.
Lan Zhan mira a los dos bebés con asombro y algo de nerviosismo. Sus manos, normalmente firmes, tiemblan ligeramente mientras acomodaba a los pequeños contra él. Ambos parecen tan frágiles, tan pequeños que apenas podía creer que eran reales.
Wei Ying se arrodilla a su lado, sosteniendo la espalda de Lan Zhan.
- Necesitan alimentarse - le recuerda suavemente - Sé que estás cansado, pero también sé que no les negarías nada.
Lan Zhan asiente. Con la ayuda de Wei Ying, desabrocha su túnica, exponiendo su pecho. Al principio, los pequeños parecen inseguros, luego de unos minutos es la pequeña quien logra prenderse al pezón pero pronto ambos encontraron su ritmo, succionando con una fuerza sorprendente para su tamaño.
Lan Zhan no podía apartar la mirada. La conexión que sintió en ese momento era casi abrumadora, como si el mundo entero se hubiera reducido a esos dos pequeños milagros.
Wei Ying lo observaba en silencio, su corazón hinchado de orgullo. A pesar de todo lo que Lan Zhan había soportado, aquí estaba, entregándose completamente a sus hijos sin una sola queja. Se inclinó para besar suavemente la frente de Lan Zhan.
- Eres increíble, Lan Zhan - murmura. - Nuestros hijos tienen mucha suerte de tenerte.
Lan Zhan levanta la vista, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y cansancio. Antes de que pudiera responder, un ruido de pasos apresurados en el pasillo rompe la quietud. Wei Ying se levantó para abrir la puerta, y dos figuras familiares entran a la habitación, ambos jóvenes abrazan a su padre y luego van hasta el nido donde descansa su madre.
- ¡A-Niang!- exclama SiZhui, su rostro iluminado por la emoción. Pero cuando sus ojos se posan en los bebés, el asombro es palpable- ¿Son... dos?
- ¡DOS! - JingYi grita
ESTÁS LEYENDO
Volvernos a Encontrar
FanfictionLuego de trece años We WuXian se encuentra con su omega... y unas cuentas sorpresas más. Aclarar que en esta historia hay fragmentos del libro Mo Dao Zu Shi y la siere The untamed.