Lan JingYi estaba de regreso a Gusu, acompañado únicamente por el susurro del viento y el suave crujir de las hojas bajo sus pies. Apenas hace unos días había salido de su hogar pero el deseo por estar junto a su A-Niang fue mas grande, se separo del resto y decidio regresar solo, se sentía agotado, deseando regresar al resguardo de su hogar. Ya faltaba poco para llegar, pero, una inquietud comenzó a invadirlo; algo en el ambiente parecía desentonar, como una presencia invisible que lo acechaba.
A medida que avanzaba, el silencio se hizo más denso, y un escalofrío recorrió su espalda. Apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando siente el aire desplazarse a sus espaldas. Un ataque furtivo, rápido y preciso. Se gira, desenvainando su espada, y alcanza a ver figuras envueltas en túnicas negras, sus rostros parcialmente cubiertos, pero el símbolo dorado y familiar en sus ropajes no le pasó desapercibido.
- ¿Discípulos de la secta Jin?- susurra con incredulidad. Jin GuangYao había muerto hace un tiempo, y los remanentes de su secta habían sido desbandados o capturados. Pero aquí estaban, al acecho en las sombras, y su mirada dejaba en claro sus intenciones.
Uno de ellos sonríe con frialdad, como si leyera sus pensamientos.
- Por mucho tiempo hemos esperado este momento, jóven Lan - dice al parecer el líder con voz áspera y contenida. Sus ojos destilaban odio- Es un placer poder traer justicia a quien ha causado la caída de nuestra secta... tus "padres".
Antes de que pueda responder, otro ataque lo sorprende por el costado. Lan JingYi intenta bloquearlo, pero su cansancio y el número de sus atacantes le jugan en su contra. Las espadas y golpes venían de todas direcciones, y aunque luchaba con todas sus fuerzas, sabía que el cansancio iba a acabar con él. Uno de los hombres lo sujetó con fuerza, y otro lo golpea en el estómago. El dolor es tan intenso que sus rodillas ceden, dejándolo indefenso mientras otros lo rodean.
Le arrebatan su espada, lo inmovilizan y atan sus manos a la espalda, sin dejar de repetir que pronto Lan Zhan y Wei Ying pagarían por la muerte de su líder. Era claro que el resentimiento por la caída de Jin GuangYao aún arde intensamente en ellos.
Lan JingYi intenta forcejear, sus ojos llenos de rabia y desafío.
- ¡Mis padres salvaron el mundo de alguien como Jin GuangYao!- escupe, su voz cargada de furia, incluso mientras sus captores reían de su intento de resistencia.
Uno de ellos lo abofetea, silenciándolo. La bofetada fue tan fuerte que siente su mejilla arder, pero no se deja intimidar. Aunque está atrapado y herido, mantiene la cabeza en alto. Sabía que esos hombres buscaban su debilidad, esperaban verlo quebrarse, pero no les daría esa satisfacción.
Antes de que le colocaran una venda en los ojos y lo empujaran a caminar a la fuerza hacia su destino desconocido, Lan JingYi tiene un último pensamiento. Su espíritu está en calma, y aunque sentía el miedo retorcerse en su pecho, también sabía que no se rendiría. Si algo le habían enseñado sus padres, era que no importa cuán oscuro se torne el camino, siempre hay fuerza en la esperanza y el valor en la resistencia.
Un grito desgarrador rompe la paz que siempre ha caracterizado las noches en Gusu. Lan Zhan, quién se encuentra en su séptimo mes de embarazo, se levanta bruscamente, llevándose una mano al vientre con un mal presentimiento. Wei Ying también se despierta al instante, alerta por el repentino movimiento de su esposo.
- ¿Lan Zhan? - pregunta Wei Ying preocupado, sujetando su mano- ¿Qué sucede?
- Algo... algo no está bien -responde Lan Zhan con voz tensa, su mirada refleja una mezcla de terror y angustia.
- ¿Es el bebé? ¿Dónde te duele?
- No, el bebé está bien... Necesito ver a mis cachorros.
- Lan Zhan, ambos fueron de cacería nocturna.
ESTÁS LEYENDO
Volvernos a Encontrar
FanfictionLuego de trece años We WuXian se encuentra con su omega... y unas cuentas sorpresas más. Aclarar que en esta historia hay fragmentos del libro Mo Dao Zu Shi y la siere The untamed.