Ethan despertó con los primeros rayos de sol filtrándose a través de las ventanas rotas de la mansión. La tormenta que había azotado la noche anterior había cesado, pero el aire seguía cargado de humedad y frío. Al principio, todo parecía estar en silencio, como si la casa estuviera todavía en pausa, esperando que el día comenzara de verdad. Sin embargo, lo primero que notó fue un sonido lejano, suave y casi imperceptible. Una corriente de aire o quizás un susurro en las paredes.
Ethan se estiró en la cama, frotándose los ojos. Pero entonces algo llamó su atención.
Volteó hacia la otra cama, donde Blair y Viktor dormían acurrucados uno junto al otro, como si no hubiese pasado nada. Durante días, la relación entre ellos había sido de una tensión constante, de desconfianza y hasta de enemistad. Había momentos en que parecía que iban a saltar uno sobre el otro a cualquier instante. Pero ahora, allí estaban, tan cerca el uno del otro, acurrucados por el frío y la incomodidad del lugar. Viktor, con su rostro impasible, y Blair, siempre tan reservada, dormían en una paz que era casi ajena a la realidad de su relación.
Ethan sonrió ante la escena, una sonrisa genuina que reflejaba una mezcla de alivio y satisfacción. Se alegraba de ver que sus amigos, a pesar de todas las diferencias, al final parecían encontrar un punto de equilibrio, al menos temporal. Era una pequeña victoria que no esperaba, y por un momento, olvidó el extraño lugar en el que se encontraban.
Pero la calma duró poco.
Un ruido proveniente de la planta superior rompió el silencio de la mañana. Era un sonido bajo, como si algo grande y pesado estuviera moviéndose por el piso superior. Ethan se tensó, levantándose de un salto y mirando a su alrededor. El viento soplaba débilmente, pero eso no explicaba el ruido extraño que había escuchado.
La sonrisa de Ethan desapareció de inmediato. No había duda: algo extraño estaba ocurriendo de nuevo.
Miró a su alrededor, buscando algo con lo que defenderse o prepararse para lo que fuera que estuviera sucediendo. Sus ojos se posaron sobre la Pokébola de Mimikyu que descansaba cerca de su almohada. Mimikyu había estado con él la noche anterior, y aunque el Pokémon disfrazado había sido tímido, su naturaleza protectora parecía ser más fuerte de lo que había esperado.
—Vamos, Mimikyu —dijo en voz baja, levantando la Pokébola. La esfera se iluminó brevemente, y el Pokémon apareció ante él, con su disfraz de Pikachu cubriéndolo como siempre. Mimikyu miró a su alrededor, como si sintiera la misma sensación de inquietud que Ethan.
—¿Estás listo para investigar? —preguntó, dirigiéndole una mirada seria.
Mimikyu asintió, haciendo una pequeña reverencia, como si estuviera aceptando el desafío. Ethan no podía evitar sentirse algo nervioso, pero también sabía que no podía quedarse sin hacer nada.
Subiendo a la Planta Superior
Ethan salió de la habitación rápidamente, asegurándose de no despertar a sus amigos. Se dirigió por el pasillo de la mansión, subiendo con cautela por las escaleras crujientes que conducían al segundo piso. A medida que subía, el sonido se volvía más fuerte, más claro. Algo estaba moviéndose por allí, algo grande y peligroso, sin duda.
Al llegar a la planta superior, la puerta estaba entreabierta. Ethan se acercó con sigilo, manteniendo a Mimikyu cerca de él. El Pokémon disfrazado miraba en silencio, sus ojos grandes y brillantes observando el entorno.
Dentro de la habitación, la escena era aún más inquietante.
Un Dusknoir estaba en medio de la sala, levitando en el aire mientras usaba su fuerza psíquica para mover varios objetos. Sillas, mesas y cortinas flotaban alrededor de él, como si estuvieran siendo manejadas por hilos invisibles. Dusknoir, con su cuerpo de sombra y su cara sin emociones, no parecía notar la presencia de Ethan y Mimikyu. Sus ojos brillaban con una luz espectral, y el Pokémon flotaba sin esfuerzo, manipulando los objetos a su alrededor con una facilidad aterradora.
Ethan no podía dejar de mirarlo. Dusknoir, un Pokémon Fantasma de tipo Psíquico, era conocido por su poder y su capacidad para manipular las sombras. Había oído hablar de él, pero nunca lo había visto en acción. La atmósfera en la habitación era densa, y el frío aumentaba a medida que el Pokémon continuaba con sus movimientos.
Ethan sabía que tenía que hacer algo antes de que Dusknoir se diera cuenta de su presencia. No estaba seguro de cómo este Pokémon había llegado hasta aquí o por qué estaba causando tantos problemas, pero algo le decía que no estaba en la mansión por accidente. El ambiente cargado de energía oscura solo confirmaba su sospecha.
El Enfrentamiento con Dusknoir
Mimikyu, que siempre había sido cauteloso, comenzó a dar pequeños pasos hacia Dusknoir, sin dejar de observar al extraño Pokémon. Ethan, decidido a actuar, dio un paso adelante y habló en voz baja.
—¡Mimikyu, usa Sombra Nocturna!
Mimikyu asintió rápidamente, y una energía oscura comenzó a emanar de su cuerpo. Las sombras de la habitación parecían unirse a su energía, formándose en una esfera oscura que fue lanzada directamente hacia Dusknoir.
Pero, para sorpresa de Ethan, Dusknoir reaccionó con facilidad. Con un solo movimiento de su mano, la esfera de sombra fue desviada por un golpe psíquico, estrellándose contra la pared y causando una pequeña explosión de polvo y escombros.
Ethan dio un paso atrás, sorprendido por la habilidad de Dusknoir. Sabía que este no sería un enfrentamiento fácil.
—¡Cuidado, Mimikyu! —gritó Ethan, pero era demasiado tarde. Dusknoir lanzó un rayo de energía psíquica hacia Mimikyu, quien apenas pudo esquivarlo, pero no sin esfuerzo. El golpe le rozó la cola, haciendo que el Pokémon disfrazado cayera al suelo.
Ethan sintió que la situación se estaba complicando rápidamente. Mimikyu no era tan fuerte como Dusknoir, y su habilidad en combate era limitada en comparación. Pero había algo que Ethan sabía: Mimikyu tenía un potencial oculto. Un potencial que solo podía liberar si lograba conectarse con él de la manera correcta.
La Fuerza Oculta de Mimikyu
Ethan se apresuró a recoger a Mimikyu, quien parecía un poco aturdido, pero no derrotado. Lo sostenía con firmeza mientras miraba a Dusknoir, que no mostraba signos de detener su ataque.
—No te preocupes, Mimikyu —dijo Ethan, mirando al Pokémon con determinación—. Sé que puedes hacerlo. Confío en ti.
Con esas palabras, Mimikyu comenzó a brillar ligeramente. Un destello de luz oscura emanó de su cuerpo, y su forma se volvió más nítida, más poderosa. Ethan pudo sentir la energía creciente que emanaba de su compañero.
—¡Usa Sombra Mística! —ordenó Ethan.
Mimikyu asintió con fuerza, y esta vez, una onda de energía más poderosa se formó, rodeando al Pokémon en una espiral oscura. La energía se intensificó hasta que explotó en un rayo de sombra pura que se dirigió directamente hacia Dusknoir.
Dusknoir intentó bloquear el ataque con su propia energía psíquica, pero la intensidad de la Sombra Mística fue demasiado para él. La sombra atravesó su defensa, envolviéndolo en una nube oscura. Dusknoir gritó, su grito resonando por toda la mansión, antes de caer al suelo con un estruendoso golpe.
El polvo se disipó, y cuando Ethan pudo ver de nuevo, Dusknoir yacía en el suelo, derrotado pero no inconsciente.
La Despedida de Dusknoir
Dusknoir, aunque derrotado, no parecía estar dispuesto a rendirse completamente. Miró a Ethan y Mimikyu, y con un último esfuerzo, levantó una mano en señal de rendición, como si reconociera la fuerza de su oponente.
Ethan, con una mirada seria, se acercó lentamente al Pokémon.
—No quiero hacerte daño —dijo en voz baja, mirando a Dusknoir con comprensión. —Pero esta casa ya no es tuya. Necesitas irte.
Dusknoir, por alguna razón, aceptó su destino. Con un último suspiro, desapareció en una nube de sombras, dejando la habitación en un silencio absoluto.
Mimikyu, aún débil, miró a Ethan con gratitud antes de desmayarse en sus brazos.
Ethan suspiró, aliviado pero aún inquieto. Algo le decía que la mansión aún guardaba secretos. Sin embargo, por el momento, había ganado una pequeña batalla.
Pero sabía que, en algún lugar, algo más estaba esperando.