El camino hacia su siguiente destino parecía alargar en el tiempo. El paisaje se volvía más denso y el aire más fresco conforme avanzaban a través de un espeso bosque, pero la atención de Blair, Viktor y Ethan no estaba en el sendero, sino en la pequeña piedra azul brillante que Ethan llevaba en su mano. Algo en ese objeto les parecía fuera de lo común, como si al tocarla hubieran despertado algo que no comprendían completamente.
Ethan no dejaba de observarla, girándola y examinándola, como si esperara que de un momento a otro revelara algún tipo de mensaje o poder. A pesar de que la piedra era pequeña y sencilla, algo en su brillo captaba su atención de una forma inquietante.
-Es rara, ¿no? -dijo Ethan, rompiendo el silencio que los rodeaba. -Nunca había visto algo como esto.
Blair asintió sin decir nada. En su interior, había una sensación de curiosidad que la impulsaba a querer entender qué estaba pasando, pero a la vez, también había un retazo de inquietud, como si esa piedra pudiera tener una conexión con algo mucho mayor.
Viktor, que había estado caminando detrás de ellos, se adelantó un paso, fijando su mirada en la piedra.
-No me digas que estás obsesionado con esa cosa -comentó con una sonrisa que denotaba algo de diversión, aunque sus ojos reflejaban un leve atisbo de interés. -Aunque no puedo negar que tiene algo peculiar.
Ethan frunció el ceño, claramente no dispuesto a dejar que Viktor se burlara de él en ese momento.
-No es para menos. Hay algo extraño en esta piedra. ¿No lo sientes? -respondió, mientras la sujetaba firmemente en su mano, como si temiera que desapareciera.
Viktor observó la piedra con más detenimiento. A pesar de su actitud fría, no podía negar que había algo de especial en ese objeto. Recordaba haber visto piedras parecidas en antiguos relatos, pero no podía precisar de dónde provenían. No quería admitirlo, pero sabía que algo en su interior le decía que esta piedra podría tener un poder significativo, algo que no podían ignorar.
Blair, sin embargo, no podía dejar de pensar en cómo Pikipek había aparecido en el momento exacto en que ellos la encontraban, como si fuera un acto predestinado. La coincidencia la inquietaba.
-Creo que lo mejor es investigar a fondo de dónde proviene esto -comentó Blair, quebrando el silencio. Su voz era calmada, pero firme, como si estuviera tomando una decisión importante. -Si algo me dice que es importante, prefiero averiguarlo ahora que dejarlo pasar.
Viktor la miró con atención, considerando sus palabras.
-¿Y cómo planeas hacerlo? ¿Buscar un especialista en piedras? -preguntó con una leve risa burlona, pero su tono no era tan despectivo como en otras ocasiones. De alguna manera, parecía estar dispuesto a escuchar.
-Podría ser una buena idea, pero lo primero será investigar qué tipo de piedra es -respondió Blair, segura de su decisión. -Quizás un Pokémon o un experto nos pueda dar más pistas.
Ethan asintió, sin perder la concentración en la piedra.
-Pero primero, deberíamos llegar a Ciudad Novarte. Ahí tal vez podamos encontrar más respuestas. Con suerte, algún investigador del laboratorio o incluso la misma líder de gimnasio, Viola, podría saber algo al respecto.
El Descubrimiento
Horas más tarde, llegaron a Ciudad Novarte, la ciudad famosa por sus jardines botánicos y el centro de investigación en biología Pokémon. Era un lugar perfecto para buscar respuestas sobre la extraña piedra. Las calles de la ciudad estaban tranquilas, pero había un aire de misterio en el ambiente que parecía envolverlo todo.