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El sol ya se había ocultado detrás de los edificios de Ciudad Témpera, tiñendo el cielo de colores cálidos. La arena de batalla seguía siendo el centro de atención, pero la multitud había comenzado a dispersarse poco a poco mientras las luces de la ciudad se encendían. Ethan, aún con la emoción a flor de piel por su victoria, caminaba junto a su ahora evolucionado Quilladin. La batalla había sido más dura de lo que había anticipado, pero el momento en que Chespin había evolucionado había cambiado completamente el rumbo del combate. Ahora, con un nuevo compañero a su lado, sentía una renovada confianza.

Viktor y Blair se acercaron mientras Ethan se agachaba a acariciar a Quilladin.

—Impresionante, Ethan —comentó Viktor con su tono seco, pero en sus ojos brillaba un atisbo de respeto. Aunque nunca lo admitiera, le gustaba ver a los demás entrenadores crecer y demostrar su potencial. —Parece que tu Chespin ya no es el mismo.

Ethan asintió, sonriendo de forma genuina mientras miraba a Quilladin.

—No esperaba que evolucionara tan rápido, pero ahora tiene más poder. Estoy listo para cualquier cosa.

Blair, quien había estado observando en silencio hasta ese momento, sonrió de forma tranquila, su mirada tranquila pero con una ligera pizca de arrogancia.

—Te lo dije, Ethan. Chespin tenía un gran potencial. Solo necesitaba el momento adecuado para evolucionar.

Viktor soltó una pequeña risa burlona.

—La verdad, tu arrogancia nunca cambia, Blair. Pero, admitámoslo, Ethan lo hizo bien. Incluso Quilladin parece tener una nueva chispa. ¿Qué sigue ahora, Ethan? ¿Qué harás con este nuevo poder?

Ethan se quedó pensativo por un momento, mirando su recién evolucionado Quilladin. La respuesta no fue inmediata, pero cuando habló, su voz era firme.

—Voy a seguir entrenando, perfeccionar sus movimientos... tal vez buscar más desafíos. Esta evolución es solo el comienzo.

Viktor asintió con aprobación, su mirada fija en Ethan.

—Entonces, te espera un largo camino. Tal vez incluso podría ser más interesante que enfrentar a este líder de gimnasio, ¿no? —comentó en tono burlón, como si diera por hecho que Ethan ya había completado su desafío de gimnasio, algo que había parecido opacar el verdadero significado de este nuevo logro para Ethan.

Blair miró a Viktor con una ligera sonrisa en su rostro.

—¿Siempre tienes que ser tan pesimista? —respondió con una nota de sarcasmo—. Aunque, tal vez tengas razón en algo. A veces, los verdaderos desafíos no se encuentran en los gimnasios.

Ethan miró a ambos, un poco confundido pero intrigado.

—¿Qué quieres decir con eso, Blair?

Blair dio un paso hacia él, y con una sonrisa algo misteriosa, explicó.

—Hay batallas más grandes allá afuera. Más allá de los gimnasios, más allá de los desafíos oficiales. A veces, las batallas más difíciles no son las que te dan una medalla. Esas son solo una parte del viaje. Tienes que estar listo para enfrentarte a lo que venga, sin importar lo difícil que sea.

Viktor, con una mirada algo filosófica, intervino.

—Es cierto, Ethan. No todo está en obtener medallas. Si realmente quieres ser un gran entrenador, entonces tendrás que aprender a adaptarte a situaciones impredecibles. Y créeme, no te faltarán.

Ethan reflexionó sobre lo que ambos le decían. Sabía que tenían razón. El verdadero desafío no solo estaba en los gimnasios, sino en las situaciones que se presentaban en su camino, aquellos momentos que ponían a prueba sus habilidades como entrenador y su relación con sus Pokémon.

Viktor dio un paso hacia él, como si el momento de charla finalmente hubiera pasado, y la actitud burlona regresó a su rostro.

—En fin, ya basta de filosofía. Yo solo quiero ver cómo sigues evolucionando, Ethan. Vamos, Quilladin. Muéstrame lo que puedes hacer en una batalla real. ¿Estás listo para enfrentarme ahora? —dijo Viktor, con una sonrisa de desafío.

Blair lo miró con una mezcla de diversión y desdén.

—¿De nuevo? ¿Vas a pelear con Ethan ahora?

Viktor se encogió de hombros.

—Si va a seguir entrenando, lo mejor es que comience a enfrentarse a los desafíos que vienen en el camino. Y yo soy uno de esos desafíos.

Ethan, sintiendo la emoción y la adrenalina del momento, aceptó el desafío sin pensarlo demasiado.

—¡Estoy listo! ¡Vamos, Quilladin! ¡Te voy a mostrar lo que puedo hacer!

Los tres se dirigieron hacia un área abierta cercana, donde Viktor y Ethan se pusieron en posición para el combate. Blair observaba desde el costado, manteniendo su actitud serena, pero su mirada brillaba con intriga. Sabía que esta batalla sería más que interesante.

Viktor lanzó su primera Pokébola al aire, y Monferno apareció frente a ellos con una mirada confiada. Ethan, por su parte, lanzó la suya.

—Quilladin, prepárate. ¡Este es nuestro momento!

El combate comenzó, y ambos entrenadores se enfrentaron con la misma determinación que mostraban en cada uno de sus entrenamientos. Monferno era rápido y feroz, pero Quilladin, ahora más fuerte que antes, se movía con una gracia y solidez que sorprendieron incluso a Viktor.

La batalla fue intensa. Monferno atacaba con rapidez y fuerza, utilizando su habilidad de Puño Fuego para tratar de derribar a Quilladin, pero el nuevo poder de Quilladin le permitió resistir y contraatacar con fuerza. El Tierra Viva de Quilladin golpeaba el suelo con tanta intensidad que incluso Monferno tuvo que retroceder.

La lucha continuó durante varios minutos, y los entrenadores intercambiaron ataques, buscando la mejor manera de derribar al oponente. Viktor parecía disfrutar de la batalla tanto como Ethan, burlándose ocasionalmente de los ataques fallidos o las estrategias de su oponente.

—Vamos, Ethan. Pensé que eras más rápido que esto —comentó Viktor, con su voz burlona, sabiendo que Ethan aún estaba ajustando su estrategia.

Pero Ethan, ya más experimentado, no se dejó afectar por las provocaciones de Viktor.

—¡Quilladin, ahora! ¡Usa Puño de Hierro!

Quilladin cargó hacia adelante con una energía renovada, golpeando con un Puño de Hierro tan fuerte que Monferno cayó de espaldas, aunque logró mantenerse en pie. Ethan sonrió, sintiendo que la batalla estaba por terminar.

Finalmente, con una última jugada, Quilladin utilizó Bomba Lodo, derrapando hacia Monferno y empujándolo con tal fuerza que Monferno no pudo mantenerse en pie.

Viktor regresó a Monferno a su Pokébola y miró a Ethan con una sonrisa torcida.

—Bien jugado, Ethan. Has mejorado mucho.

Blair, que había estado observando desde el costado, se acercó a ambos con una sonrisa satisfecha.

—Parece que la evolución de Chespin fue lo único que necesitabas para demostrar tu verdadera fuerza.

Ethan, ahora sonriendo de orgullo, asintió.

—Sí, creo que ahora estoy listo para lo que venga.

Sin embargo, mientras el viento soplaba suavemente entre ellos, algo parecía estar cambiando en el aire. Viktor miró al horizonte, como si presintiera que algo mucho más grande que una simple batalla se estaba acercando.

—Esto es solo el comienzo, Ethan. Prepara tus Pokémon, porque lo que sigue... no será fácil.

Blair, con su mirada tranquila y serena, añadió:

—El verdadero desafío acaba de comenzar.

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