Blair, con una sonrisa radiante, entró en el lobby del hotel donde el grupo estaba hospedado. Había tomado una decisión clara y quería compartirla con sus compañeros, así que caminó decidida hacia ellos, sus ojos brillando de emoción.
—¡Chicos! —exclamó, captando la atención de Viktor y Ethan, quienes estaban sentados en los cómodos sillones del hotel—. ¿Qué les parece si vamos a Ciudad Coumarine? ¡Allí va a haber una exhibición increíble, y sería genial presenciarla!
Ethan levantó la vista de su cuaderno con una expresión de asombro. La energía de Blair era contagiosa, y aunque él no era del tipo que solía emocionarse fácilmente, la idea de un viaje a otra ciudad y asistir a una exhibición le parecía fascinante.
—¿Una exhibición? —preguntó, con curiosidad—. Suena interesante, Blair. ¿De qué tipo es?
Blair se acercó a él y explicó con entusiasmo. La exhibición en Ciudad Coumarine era famosa, reunía a entrenadores y Pokémon de distintas regiones, mostrando habilidades, movimientos y presentaciones llenas de arte y creatividad. Además, era una oportunidad para ver cómo otros entrenadores hacían brillar a sus Pokémon en un escenario que no se trataba solo de combate, sino de elegancia y talento.
Ethan asintió, viéndola con una mezcla de admiración y emoción. A diferencia de Viktor, Ethan podía ver cuánto significaba esa experiencia para Blair. Sabía que la exhibición encajaba a la perfección con el sueño que ella acababa de descubrir: ser la Reina de Kalos y representar la belleza y potencial de sus Pokémon.
—Suena… increíble, Blair. Me encantaría ir —dijo Ethan con una sonrisa—. Es una buena oportunidad para aprender nuevas formas de conectar con nuestros Pokémon.
Sin embargo, Viktor no compartía su entusiasmo. Sentado con una expresión indiferente, bufó al escuchar la idea, esbozando una sonrisa burlona.
—¿Ir a una exhibición en lugar de entrenar y luchar por las medallas? —comentó, con un tono sarcástico—. No sabía que querías perder el tiempo con esas cosas, Blair.
Blair mantuvo la compostura y le dedicó una mirada desafiante.
—No todo se trata de medallas, Viktor. Hay otras formas de destacar como entrenador. Ver la exhibición podría ayudarnos a conocer nuevas formas de inspirar a nuestros Pokémon —respondió con firmeza—. Pero entiendo que quizá eso te parezca aburrido.
Viktor se cruzó de brazos y la miró con una sonrisa arrogante.
—Para mí, los verdaderos entrenadores no pierden el tiempo con "exhibiciones." Pero si tú quieres ir a hacer… eso —hizo un gesto con la mano, restándole importancia—, adelante.
Blair suspiró. No esperaba que Viktor apoyara la idea, pero no iba a dejar que su burla la desanimara. Sabía que este viaje a Coumarine sería un paso importante en su propio camino y que la ayudaría a comprender mejor cómo podía alcanzar su sueño.
—Entonces, Ethan, ¿te parece si nos vamos mañana por la mañana? —preguntó, sonriendo de nuevo.
Ethan asintió, mostrando una sonrisa entusiasta.
—Cuenta conmigo, Blair.