Todo el grupo jugaba un partido de voleibol playero, a excepción de Tessa que prefirió recostarse en una tumbona con un cóctel de frutas en mano y sus gafas de sol más abajo en su tabique para darle una clara visión de Matthew estirándose y saltando para golpear el balón. Bebió lentamente de la pajilla sin perderse mínimo detalle de su Adonis.
Le gustaba Matthew Noszka desde que podía recordar, pero antes de ser la chica sincera sin pelos en la lengua y de carácter divertido, era un tanto tímida, por eso no se atrevió a confesar su amor por un largo tiempo hasta que se sintió plenamente segura de sus amigas, admitiéndoles así que tenía un enamoramiento por Matthew, el niño delgado en ese entonces que ahora tenía un cuerpo lo suficiente musculoso para que Tessa siguiera babeando por él.
A pesar de todos los años que llevaba enamorada de él, Matthew nunca se atrevió a verla de otra manera salvo por la amistosa, asunto que al principio deprimió a Tessa y que la llevó a llorar varias noches en compañía de Valentina o Viviana, a veces separadas, a veces juntas. Ella estaba casi segura de que había alguien más, de que a Matthew le gustaba otra persona y por eso ni la hora le daba, Tessa estaba clara de que, físicamente, no estaba nada mal y del resto, Matthew y ella se llevaban muy bien, por eso solo existía una opción creíble al rechazo del chico: había otra. Intentó averiguar a toda costa quién era la muy perra que le quitaba a su hombre y ni siquiera lo acogía, porque todos sabían que Matthew estaba soltero, pero jamás llegó a tener un nombre seguro. Valentina y Viviana la acompañaron en su búsqueda por la secreta chica, aunque siempre le repetían que dejara que todo fluyera y no se diera mala vida solo por una suposición, a lo que claro, Tessa siendo cabeza dura, ni caso les hizo.
Su vida consistía en ser graciosa, buena amiga (más o menos), excelente estudiante, fanática de la mecánica a gusto también de su padre y, por último, enamorada de Matthew. Le encantaba bromear con su amor por él y divertirse buscándolo por todo el instituto, Matthew todavía seguía en secundaria, no como Martín que se había graduado dos años atrás.
Un sonido la sacó de su estado de ensueño. Era algún teléfono en la tumbona de al lado, pero habían demasiados bolsos como para saber de quién era.
"¿Alguien tiene un tono de llamada de One Republic?" Llamó la atención de los jugadores. "O quién sea que sea esa banda".
"Imagine Dragons". Juliana se aproximó hasta donde estaba Tessa y rebuscó su teléfono.
Valentina sonrió. Sí... veía a Juliana siendo una chica de ese estilo musical.
"Quiero decirte que ese ruidoso aparato dañó mis sueños húmedos con Matthew". dijo lo suficientemente alto para que Juliana la escuchara, pero no tanto para que los oídos de Matthew entendieran sus palabras.
Juliana rió tomando en mano el monstruoso aparato según la cara de Tessa.
"Lo siento".
Se retiró unos cuántos pasos, alejándose de la gente al notar quién era. Lupe.
"Juliana". contestó con su nombre como siempre hacía.
Tragó su bilis y caminó por la playa intentando aparentar calma. Sabía que Guadalupe no la llamaría de no ser importante, ya habían hablado un par de horas antes cuando llegó a la casa y le había informado que todo estaba bien, por eso se preocupaba de lo que fuera que la mujer tuviera que decirle.
"Volvieron a llamarme, Juli. Es hora". la mujer cargaba su típico tono de voz autoritario.
"Todavía no. Prefiero que Michel se evite la angustia, Lupe, por favor. Solo tiene 11 años".