Capitulo 22

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"Valdés, concéntrate!"

Era la segunda reprimenda del entrenador Camacho para ella. Tenía que poner todo su empeño en la práctica, faltaban pocos días para el gran juego, pero no podía. Su mente estaba absorta en lo que sucedió tan solo una hora atrás. De solo pensar cuando Matthew la descubrió besando a Valentina, se le revolvía el estómago y sentía las piernas débiles, lo que era todo lo contrario a lo que debería sentir mientras entrenaba para el juego que definiría su vida.

Intentó chutar hacia la portería una vez que logró esquivar a las dos defensas del lado derecho, pero el balón salió disparado hacia arriba, haciéndola recibir bromas pesadas como que "no le dio a tal satélite, que si prefería mejor jugar fútbol con algún astronauta o que tal vez quería matar a algún pájaro". Ella gruñó en protesta por su mal tiro y comenzó a quejarse cuando Camacho sonó su silbato, mandándola a la banca como regaño.

"¡Vamos, entrenador!" Discutió para que la dejara seguir en la práctica.

"¡A la banca, dije!" Su grito la hizo querer arrancarse el cabello y dárselo de regalo para que dejara su maldito malhumor.

Se fue a la banca quejándose y bebiendo de su termo. Tenía la piel caliente y sudorosa por todo el esfuerzo nulo que puso en la cancha. La verdad, nunca había tenido una práctica tan mala como esa, ni siquiera la vez que se peleó con Nayeli. Estaba increíblemente desconcentrada, es que no podía prestarle atención al juego por andar pensando en lo que sucedió con Valentina y Matthew.

Quería llorar de la frustración y eso no era usual en ella, pero sentía como el aire la abandonaba mientras el mundo se le iba de las manos. Estaba perdiendo su vida y sacrificando la de Valentina, todo por quererla... pero no era capaz de separarse de su rubia. No podía. Ahí sí perdería todo su orbe. Todo el color que actualmente tenía su vida, desaparecería en un chasquido, desaparecería cuando ella se fuera o si se la arrebataban, como estaba sucediendo en ese momento. De seguro ella se echaría para atrás, era cuestión de tiempo para que Valentina abriera los ojos y la dejara diciendo que no podía arriesgarse a tanto.

Y maldita fuera, pero la entendería, así estuviera pisoteando su corazón, la entendería. "Escúchame, Juliana, te lo diré solo una vez". Camacho se acercó hasta ella agitando la carpeta donde tenía sus anotaciones. "No estarás en el partido del viernes si no te concentras en lo que queda de tiempo. ¿Quedó claro? Eres mi mejor jugadora, la estrella de este equipo, te necesito dentro de la cancha física y mentalmente". sentimentalmente estaba siendo destruida, pensó.

"Lo siento". no bajó la cabeza ni se mostró débil. Camacho odiaba ver a sus jugadoras mostrando debilidad, decía que eso no era propio de las guerreras que eran.

"Valdés, este partido es el más importante hasta ahora". no se movió ni un poco cuando el entrenador tomó asiento a su lado. "Quiero verte triunfar, quiero verte usando todo ese talento que tienes allá afuera en las grandes ligas". hizo un movimiento con su puño dándole más fuerza a sus palabras. "Sea lo que sea que te tiene así de distraída, elimínalo. Quiero que te apartes de lo que sea que te tiene así y te enfoques en lo que realmente importa, ¿me escuchaste?" La miró con dureza, la misma que mostraba su tono de voz. "Si es algún problema de chicos... Dios, me decepcionaría que fuera por eso, pero si es así: apártate y deja de ser una nena enamoradiza. Tienes mejores cosas en que pensar que en el amor, Juliana". su pronunciación era frívola y acusatoria, haciendo que el vello de los brazos de Juliana se erizara por la molestia que ese sermón le ocasionaba.

"Entrenad..." no la dejó terminar, encrespándola aún más que antes.

"El amor es debilidad, Juliana. Es algo insulso e innecesario para llegar al éxito. Deja de despistarte con tonterías, apenas eres una adolescente con las hormonas alborotadas. Céntrate en el juego y punto".

Clásico VIII JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora