Capitulo 3

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Juliana y Sebastián habían intentado persuadir a Paloma para que los acompañara a la fiesta en la piscina de los Serna, pero como esperaban, la mujer de rasgos asiáticos los había mandado al demonio alegando que asistirían puros enquencles fastidiosos y con las hormonas alborotadas. Típica respuesta de Paloma.

Juliana realmente quería que fuera para tener una escapatoria por si sucedía cualquier cosa, por si se sentía como pez fuera del agua o si se ponía incómoda por cualquier razón. Pero claro, obvió a propósito el hecho de que iría Valentina cuando invitaron a Paloma, ni siquiera Sebastián sabía que la rubia iría. En realidad, Sebastián solo sabía que Juliana gustaba de alguien y ya, no le había contado que era una chica que asistía al mismo instituto que ella y que, por mera coincidencia, era mejor amiga de su compañera de química que, por cierto, era el posible interés amoroso de Sebastián.

"Te ves como una diosa griega". la alagó el pelinegro mientras le daba un repaso. "Creo que pasaré de Viviana..."

"Gracioso". le dio un empujoncito y terminó de recoger su bolso.

Iba vestida de manera sencilla. Unos shorts blancos, una camisa suelta un tanto transparente, y por último, unas sandalias romanas. Acabó la pinta con unos lentes de sol que ocultaban su café y potente mirada, servirían de mucha ayuda si tendría que estar en el mismo lugar que Valentina Carvajal.

La fiesta no estaba tan atiborrada de gente como esperaban ambos, unas treinta personas a lo mucho, contándolos a ellos. Tal vez se debía a que era un miércoles.

"Hey". Juliana lo llamó en un susurro que bastó para que Sebastian se fijara en ella. "Viviana es mi compañera de química. Vamos al mismo colegio". Los ojos del chico se extendieron en sorpresa.

"¿Y por qué no lo dijiste antes?" Juliana se cruzó de brazos y encogió los hombros restándole importancia. En realidad, no sabía por qué no le había contado esa parte a Sebastián, no era ningún secreto. "¿Conoces a todos los de aquí?" Hizo con su dedo índice unas vueltitas alrededor. 

"Conocer conocer, no. Solo los he visto".

"Maldito pueblo chico". rió y pasó su brazo por los hombros de Juliana, atrayéndola más hacia sí mismo. "Da igual, la pasaremos bien".

Ella solo asintió en respuesta cuando entraron al área de la piscina. Estaba ubicada en un extenso patio de la alta sociedad con una parrilla enorme a la esquina, varias tumbonas con esos toldos que parecen paraguas y un pequeño jacuzzi donde fácilmente entrarían seis personas. Todo dejó de moverse o de existir en cuánto su mirada fue llamada al borde de la piscina, justo dónde Valentina Carvajal salía del agua agitando su cabello para despejarse de las gotas con cloro que la cubrían entera. Sus pechos fueron algo imposible de ignorar, eran llenos y redondos, y se veían perfectos con ese bikini azul oscuro que seguro resaltarían sus ojazos.

Su piel bronceada solo la hacía más perfecta de lo que Juliana ya la consideraba, era evidente que tenía suficiente tiempo libre como para echarse a tomar sol y cuidar su figura. Era divina y seductora, y lo sabía perfectamente, no por nada usaría semejante traje de baño que evocaba más de un pensamiento impuro. Quiso quitarse las gafas para apreciarla mejor, pero evitó ese movimiento por su salud mental, no quería que todos la vieran babeando ahí mismo, así que se ahorraría esa vergüenza.

"¡Bienvenidos!" Viviana se acercó a ellos y los saludó con dos besos en cada rostro. No pareció reconocer a Juliana a la primera.

"Traje a Juls, ¿no te molesta, cierto?" Viviana sonrió seductoramente.

"¿Juls?" Viviana pestañeó un par de veces y dirigió su mirada, ahora más clara, hacia Juliana.

"¡Oh! Juliana Valdés... hola" intentó sonreír pero estaba un tanto sorprendida de verla allí.

Clásico VIII JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora