Yo te tomo. [Soonhui]

[10]

'Kwon Junhui.

Estoy agotado. Cuando me levanto, no peleo con él. No me queda energía. Me lleva al baño, a la ducha, donde me coloca en el banco. Se quita la ropa y abre el grifo. Lo prueba antes de volverse hacia mí, levantándome de nuevo.

—¿Duele? —dice.

¿Qué parte? Mi culo se siente crudo, pero me gusta esa parte. Las ronchas, sí, pican en el agua caliente, pero quiero el calor. Todavía siento el frío del océano en mi interior.

Niego.

—Está bien. —Noto sus puntos de sutura, me pregunto por su hombro—. Nunca te pregunté cómo me encontraste —le digo mientras me lava el cabello, estando lo suficientemente cerca como para que nos toquemos en todo momento. Me gusta. Como si me cuidara así. Lo permitiré por ahora. Justo ahora.

—El hombre que les alquiló el barco tenía instalado un rastreador GPS. Probablemente para estar seguro de que el barco no fue robado. Esta vez lo encontraron, por lo que probablemente cambiaron de barco. Pero sabía a dónde se dirigían de viajes anteriores. No sé si seguirán usando la ubicación, pero es un comienzo. Tengo hombres en camino ahora para investigar.

—Ellos viol… lastimaron a algunos de los prisioneros frente a mí —digo, incapaz de decir la palabra, odiando la palabra—. Simplemente los usaron como si no fueran humanos y luego los tiraron a un lado, como si descartaran algo usado. —Veo el rostro de la chica que Minghao eligió castigar por mi culpa. Veo su dolor. No lo rechazo. Le debo mucho.

La mandíbula de Soonyoung se aprieta. Apaga el agua y extiende la mano para agarrar una toalla. Me envuelve en ella antes de agarrar una para atarla alrededor de sus caderas.

—¿Viste a alguien más en los muelles?

—Minghao y mi tío parecían estar a cargo. Bueno, al menos Minghao. Mi tío trabajaba para él, por mucho que quisiera creer que dirigía el lado del cártel. Ya no es que importe. Él está muerto.

—Todavía importa.

—Había alguien en el auto con Minghao, pero nunca vi su cara. —Aparto la mirada por un momento, pensando. Tratando de recordar—. Está borroso, pero creo que fue él quien puso su chaqueta sobre mis hombros. Nadie más llevaba una chaqueta al menos que yo recuerde. Aparte de mi tío y Minghao, el resto de los hombres parecían matones. —Miro de nuevo a Soonyoung—. Estaba desnudo. Me sacó del baño.

Sus ojos se entrecierran infinitesimalmente.

—¿No recuerdas si Tao estaba allí?

—No creo que lo fuera. Lo reconocería.

Asiente.

Exprimo el agua de mi cabello mientras salgo de la ducha.

—¿Cuántos prisioneros había? —pregunta.