'Kwon Soonyoung.
Ríndete.
Mi mente lucha contra la niebla y cada vez que lo hace, el dolor vuelve con furia, los sonidos demasiado fuertes, las luces demasiado brillantes.
Ríndete.
Me resbalo de nuevo. Es más fácil así. Más fácil de escabullirse.
Ojos color caramelo. Junhui.
Dolor.
Si mueres, el muere.
Sé eso. Su vida está ligada a la mía. Solo sobrevivirá si yo sobrevivo.
La luz cambia. Es más brillante y suave a la vez. Y cálida. Hace calor aquí. Las risitas de una niña pequeña burbujean alrededor de los otros ruidos. Abro los ojos y miro a Jiwoo. Es tan pequeña. Quizás tiene dos años.
Estamos en la playa. La enterré en la arena y le hago cosquillas en sus diminutos pies. Ella se ríe y chilla tontamente y, aunque puede alejarse, no lo hace.
-Soon-llama mi madre.
Me giro para mirarla por encima del hombro. Está parada en el muelle. Y lleva el mismo vestido que tenía la noche de la masacre. Ya está manchado de rojo.
-Soon.
Las risitas me devuelven a mi hermana pequeña, que está moviendo los dedos de los pies esperando que le vuelva a hacer cosquillas.
Si mueres, el muere.
Cierro los ojos y vuelvo a sentir el dolor. Escucho los sonidos que borran todo lo demás. Máquinas y personas y demasiado ruido.
Ríndete.
Estoy tan cansado que quiero rendirme, pero hay una parte de mí que no me deja hacerlo
-Soon.
Esta vez, cuando alzo la mirada, mamá está más cerca. Está parada a solo unos metros de distancia. Tan cerca que puedo oler su perfume. Había olvidado el olor junto con todo lo demás.
-Mamá.
Me levanto. Soy más alto que ella ahora. ¿Sabe que tiene la garganta cortada? ¿Sabe que la sangre se ha secado alrededor de la herida?
Trago, trato de no mirarla. Está oscuro detrás de ella. Sombras a su alrededor.
-Lo siento -le digo-. Lo siento, no pude detenerlo. Siento no haber podido ayudarte.
Me sonríe, extiende una mano para tocarme la cara. Como solía hacer cuando alguno de nosotros se caía o nos hacíamos daño cuando éramos pequeños. Sin embargo, su mano no está caliente como solía estarlo. Está fría.
-No fue tu culpa.
Ahí es cuando sucede. Cuando todo vuelve como un río. Cuando todos los recuerdos que había perdido me hunden como un maremoto. Como un tsunami. Me paro bajo el peso de ellos y miro a los ojos de mi madre, tratando de no ver el corte en su garganta mientras todo me abruma.
Tropiezo, pero ella toma mi mano y de alguna manera me estabiliza.
El sol se ha ido. No noté las nubes que se avecinaban, pero siento el viento, amargo y castigador.
Bajo la mirada y veo a Jiwoo. Ya no está en la arena. Está de pie junto a nuestra madre sosteniendo su otra mano. Ahora tiene cinco años y también lleva el vestido que llevaba el día que la mataron. También está herida, sangrando. No, ya no cae más sangre. Ya se desangró.
-Lo siento mucho -le digo a mi hermanita mientras un dolor insoportable se retuerce en mi costado.
Jiwoo me tiende la otra mano y sostiene la mía.
-Te extraño -le digo, luego me dirijo a mi mamá-. Las extraño tanto a ambas.
Mi mamá se acerca para tocar mi cara, secándome la mejilla. Su dedo está manchado de rojo cuando retira la mano.
-Sé que lo haces, pero no puedes quedarte -dice y la escena cambia de nuevo, las nubes desaparecen y el sol vuelve. Jiwoo brillante y feliz de nuevo, sin sangre, solo su cuerpecito regordete en su traje de baño de abejorro amarillo brillante.
-¿Por qué no? -Sería tan fácil.
Jiwoo aprieta mi mano y la miro.
-Tienes que volver. -Es como moverse por el barro aquí. Incluso trasladar mi mirada de una a otra es como arrastrarme por el lodo espeso.
-¿Por qué? -le pregunto a mi mamá de nuevo.
-Porque el te necesita. Si mueres, el muere -dice mi madre-. Y le hiciste una promesa.
Ojos color caramelo. Junhui. Junhui solo otra vez. Junhui. desprotegido de nuevo.
Prometí mantenerlo a salvo y estoy rompiendo mi promesa.
Dolor. Luces fluorescentes brillantes. Ruido. Tanto jodido ruido.
Parpadeo, siento la mano fría de mi mamá en mi mejilla de nuevo. La miro, veo sus ojos de nuevo, desvaneciéndose ahora.
-Cumple tu promesa -me dice y luego se va.
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Yo te tomo. [Soonhui]
Fiksi PenggemarSoonyoung es mi enemigo. También es el único hombre con el que me he sentido seguro. Protegido. Pero tengo que recordar que se casó conmigo con un propósito. La venganza. Yo sería el puente hacia sus verdaderos enemigos. No puedo permitirme olvid...