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'Kwon Soonyoung.

He vuelto otra vez

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He vuelto otra vez. En el frío suelo de mármol, tumbado en un charco de mi propia sangre. Los hombres gritan, mis hermanos sollozan. Mi hermana, ni siquiera la vi. La mataron en su habitación.

Mi madre… está rogando, suplicando por la vida de sus hijos. Ni siquiera pide que la salven a ella. Pero no le importa. Se está riendo.
También lo oigo. Y abro los ojos lo suficiente para verle tumbado sobre ella. Para oírle respirar con fuerza mientras ella sigue gimiendo.
Tiene el cuchillo en su garganta y, esta vez, cuando habla, me mira a mí.

¿Es así como sucedió? O es mi imaginación la que trasforma el recuerdo.

Su boca se mueve y su sonrisa le hace parecer un loco. Oigo el susurro, pero no las palabras. Nunca las palabras.
Conozco este sueño. Esta pesadilla.

Pero entonces cambia.

El caos ha desaparecido. No hay armas. No hay mujeres gritando. No hay niños sollozando.

Las palabras suenan a mi alrededor, sin sentido. Un hombre y una mujer. Una discusión. Las luces son demasiado brillantes después de tanta oscuridad. El olor es clínico. La habitación, cuando la vislumbro a través de los ojos entrecerrados, es de un blanco crudo.

—Está demasiado… dañado permanentemente. —Es la voz de la mujer.

Intenta susurrar, pero las palabras son siseadas como si estuviera enfadada.

Las palabras del hombre son incomprensibles, solo murmullos. Él está más tranquilo que ella. Entonces todo se calla. Casi todo. El único sonido que oigo es mi voz.

Siento el pinchazo de una aguja. No me duele. Estoy acostumbrado.Luego otro sonido. Zapatos en el suelo, bajo, pero están ahí. El oído es mi único sentido. Bueno, eso y el olfato. Y puedo oler un aroma familiar.

Abro los ojos con una fuerte inspiración. Tardo un minuto en recordar dónde estoy. Me restriego el rostro y miro a Junhui, que está tumbado a mi lado. No se inmuta.

Mi teléfono vibra con una alerta. Lo compruebo y veo cuatro mensajes con pocos minutos de diferencia. Eso es lo que debe haberme despertado.

Abro la ventana de texto. Es Daehyun diciéndome que le llame. Supongo que es una actualización sobre el destino del barco que retuvo a Scarlett y dónde fue en sus últimos cuatro viajes. Las otras imágenes son de alguna habitación destrozada. Casi una choza. Dentro hay restos de ropa, restos de envases de comida. Manchas en el suelo y en las paredes. Más en el único colchón podrido.

Junhui murmura algo. Lo miro, veo cómo mueve los labios, cómo frunce el ceño. Dudo que ninguno de los dos pueda dormir tranquilo. Hemos visto demasiado.

—Shh —le digo.

Su mano se extiende, las yemas de los dedos rozan mi pecho y dice una palabra.

—No.

Yo te tomo. [Soonhui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora