Yo te tomo. [Soonhui]

[14]

'Kwon Junhui.

—Levántate, Junhui —Gimo, intentando apartar las manos que me sacuden—. Vamos. Esto es serio. —Cuando me doy cuenta de que es Junhui, abro los ojos y me los froto. Está en la habitación de Soonyoung y parece ansioso.

—Hola. —Me siento, mirando el reloj. Las ocho de la mañana—. Te has levantado temprano. Me subo las sábanas. Estoy desnudo debajo.

—Esto me ha estado molestando durante días. No estaba seguro y no sé, tal vez me equivoque, pero… —Se detiene a mitad de la frase negando.

—¿Qué es? —Sostiene la pequeña foto enmarcada de Kwon Jiwoo y su amigo que había captado su atención el día de la boda. Dios. Parece que fue hace toda una vida—. ¿Qué haces con eso? ¿Lo has tomado de la habitación de Jiwoo? —Asiente—. No creo que debas entrar ahí.

—Creo que la conozco.

—¿Qué? Eso es imposible, Noah. Ella está muerta. Ha estado muerta durante diez años.

—No, Jiwoo no. La otra chica.

—¿La otra chica?

—Lo sé. Parece una locura. ¿Recuerdas cuando ellos mataron a mamá y papá? —Asiento. Claro que sí. Nunca podría olvidarlo—. Recuerdas que me dejaron en China al principio. —Me llevaron a Corea enseguida.

—Me estás poniendo nervioso.

—Estaba allí.

Me rasco la cabeza.

—Eso es imposible.

—Te digo que la recuerdo. No creo que pueda olvidar su cara. Kris me hizo jugar con ella porque no dejaba de llorar. Recuerdo que la miraba fijamente y ella me devolvía la mirada. No podíamos entendernos. Ahora lo entiendo. Yo no hablaba Coreano y ella no hablaba Chino.

—¿Estás diciendo que la trajeron a China?

—¿Tal vez? Pensé que su nombre era Jin. Ella seguía diciendo algo, pero yo no podía entender. Pero, quiero decir… fue hace diez años. Yo tenía cinco años. Solo… recuerdo lo triste que estaba, y no entendía lo que les había pasado a nuestros padres, a nuestra familia. Solo sabía que se habían ido, y que tú te habías ido, y que todo era diferente. Luego estaba esta pequeña niña.

—¿Estás seguro?

—No estoy seguro, pero no sé, no puedo quitarme la sensación. Me dijeron que se llamaba Jiwoo, Junhui. Y la chica seguía diciendo algo sobre una Jin. Lo recuerdo porque era un sonido tan extraño, esas zetas. Solo estuvo dos semanas antes de irse.

—¿Se fue?

—Sí. No sé a dónde ni nada. Solo estoy pensando en voz alta, pero ¿es posible que pensaran que se habían llevado Jiwoo, pero se llevaron a su amiga por error? Quiero decir, estoy mirando sus caras y esta es la chica. —Señala a Jinsoul

—¿No se lo has dicho a Soonyoung?

Sacude la cabeza.

—No sabía qué hacer. Quiero decir, ¿y si me equivoco?

—¿Sabes dónde la llevaron? —Sacude la cabeza. Me muerdo el labio inferior—. ¿Kris la trajo? —Asiente—. ¿Sabes si alguna vez estuvo a solas con él? ¿Con Kris?

—No sé —responde, y veo confusión en su rostro. Ve que estoy repentinamente ansioso. Con urgencia en mis preguntas—. ¿Qué importancia tiene eso?

Supongo que sí.

No. Si solo tuviera cinco años, no habría hecho nada. Si pensaban que era Jiwoo… Sacudo la cabeza.

—Bien. Déjame pensar. Tenemos que decírselo.

—¿Qué están haciendo ustedes dos? —Tanto Yangyang como yo nos sobresaltamos y nos giramos para encontrar a Jeonghan de pie en la puerta.

Entra a hurtadillas

—. ¿Qué están haciendo? —pregunta—. Parece que he interrumpido algo.

—¿Qué estaríamos haciendo? —pregunto, odiando estar en la cama, odiando estar desnudo. Me pone en desventaja.

—Dímelo tú, Junhui. —Lo miro ahora y es difícil relacionarlo con el hombre que se había lanzado a ese mar oscuro para salvar mi vida. Pero su mirada se fija en la foto en la mano de Yangyang y la rabia se apodera de él—.
¿Qué demonios haces con eso? —Le arrebata la foto. Por un momento, veo un cambio en su expresión, una ternura en sus ojos, pero desaparece en cuanto vuelve a mirarme.

Es el hermano más emocional de los dos. El más impulsivo.
Yangyang abre la boca, pero le pongo la mano en el brazo.

—Nada. Recordó que yo tenía el mismo gorro cuando era pequeño. Eso es todo. —Es una mala mentira, pero es lo único que se me ocurre.

Me mira con desconfianza y luego se vuelve hacia Yangyang.

—Venía a preguntar si estabas bien —me dice—. Pero entonces los veo susurrando. Conspirando.

—No estamos conspirando…

—No vuelvas a entrar en la habitación de mi hermana —le dice a Yangyang—. No toques nada de ella. —Cambia su mirada de nuevo hacia mí, con una advertencia en sus ojos—. Espero que mi hermano no se arrepienta de haber elegido salvar tu vida antes que vengar a nuestra familia.

Con eso, sale y cierra la puerta tras de sí.

—¿Qué carajo le pasa? —pregunta Yanyang.

Me ha sorprendido la última parte del comentario de Jeongham. Todavía estoy asimilando el impacto. Quiero decirle a Yangyang que solo es un imbécil, pero veo cómo es con Soonyoung. Veo cómo acaba de mirar la foto. Y aunque solo se haya tirado al agua para salvarme por su hermano, ya es algo.

¿Puedo culparlo por odiarme? ¿Odiarnos?

—Solo intenta protegerse a sí mismo y a su hermano —le digo a Yangyang, pero siento una tristeza en mi interior.

Porque pase lo que pase, siempre seré el hermano de los hombres que mataron a la familia de Soonyoung.