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'Kwon Soonyoung.

'Kwon Soonyoung

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Algo anda mal. Lo puedo sentir.

A Han pasado horas desde que Soonyoung se fue, y Yangyang aún no ha vuelto. Estoy ansiosamente sentado en el dormitorio de Soonyoung esperando por cualquiera de ellos.

Miro la bolsa y el contenido que he esparcido en la cama. El arma parece siniestra y sé que es para mi propia protección, pero no la quiero.
No quiero que Yangyang la tenga. No quiero que ninguno de los dos tenga que usarla.

Hay diez mil dólares en efectivo junto con los dos pasaportes con nuestras nuevas identidades.
Pasaportes estadounidenses. No tengo ni idea de si son buenas falsificaciones o no, pero supongo que lo son. La llave es de un auto BMW.

Cerberus se sienta a mi lado mirando por la ventana. También debe sentir esta ansiedad. Esta sensación de que algo salió mal.

—Todo estará bien —le digo.

Es mentira. No tengo ni idea de si algo estará bien.

Apoya la cabeza en mi regazo con un pequeño gemido.
¿Soonyoung encontró a Minghao? ¿Es por eso que me ha dado esta bolsa y me mostró el camino para salir de la isla? Sé que esto es lo único que lo mantuvo vivo. Su odio. Su necesidad de venganza. El impulso de matar a Xu Minghao. Sin embargo, ¿todavía tiene la intención de terminar todo ahora? ¿De terminar con su vida una vez que tenga su venganza? Sé que los pasaportes no ocurrieron de la noche a la mañana. Ha puesto algo de planificación en ello. Pero ¿qué pasó entre nosotros? ¿No ha cambiado nada para él?

El sonido de una lancha rápida me hace correr hacia la ventana. No sé si Sooyoung se fue en helicóptero o en bote. Escuché ambos antes. No puedo ver quién está en el bote antes de que desaparezca por la esquina.

—Vamos —le digo a Cerberus después de guardar el dinero y los pasaportes en la bolsa y esconderla con la pistola debajo de la almohada.
Mi almohada.

Qué rápido llegué a llamarla mía.

Cerberus me sigue por la puerta y baja las escaleras donde ya escucho a Yangyang.
Suelto un pequeño suspiro de alivio cuando lo veo. Está hablando con otro soldado, alguien que no conozco, y el hombre mayor se ríe de lo que dice. Soonyoung no está entre la media docena de hombres que entran, pero Jeonghan sí. Sus ojos me siguen mientras me dirijo hacia mi hermano.

No me gusta Jeonghan y no confío en él. El sentimiento es mutuo, lo sé.

—Junhui—dice Yangyang, acercándose a mí—. ¿Te está siguiendo ahora? —Señala a Cerberus.

Jeonghan me fulmina con la mirada, acaricia la cabeza de Cerberus y nos pasa a la cocina.

—Necesito hablar contigo —digo lo más bajo que puedo, para que nadie escuche. Tan inseguro como me siento acerca de muchas cosas, sé una cosa, sé lo que es mejor para mi hermano.

Yo te tomo. [Soonhui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora