Why?

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Pov Carolina

Salí del camerino con el corazón pesado, sintiendo que cada paso que daba era un recordatorio de la tormenta emocional en la que estaba atrapada. El sonido del concierto aún retumbaba en mis oídos, pero la euforia del espectáculo había desaparecido por completo, dejándome en un estado de confusión total. No sabía qué hacer ni a quién acudir.

De repente, vi a Paulina, quien me miró con preocupación.

-Caro, ¿estás bien?-preguntó, su tono lleno de inquietud. Antes de que pudiera responder, ella me empujó suavemente hacia otro camerino y cerró la puerta, alejándonos del bullicio exterior. La luz del pasillo se desvaneció cuando la puerta se cerró, y de repente, todo quedó en silencio.

-No estoy bien, Pau. No puedo hablar de esto- murmuré, sintiéndome completamente desgastada. Cada palabra era un esfuerzo monumental, y lo último que quería era abrirme y mostrar mi vulnerabilidad.

Paulina se acercó más, su mirada era suave y atenta. -Caro, sé que estás pasando por un momento muy difícil. Pero estoy aquí para ti. Quiero que sepas que no tienes que cargar con esto sola- me dijo, y sus ojos reflejaban una empatía que anhelaba en ese momento. Sin embargo, mi mente seguía viajando hacia Alejandra, sus palabras, su dolor, y todo lo que habíamos construido.

En un impulso, ella me besó. Fue un gesto tierno, pero también lleno de urgencia, como si intentara borrarme el dolor con sus labios. En ese momento, no me aparté. No era que quisiera corresponder, sino que, en medio de la confusión, sentí que necesitaba ese contacto humano, esa conexión, aunque fuera solo temporal. Pero justo cuando el beso se profundizaba, la puerta se abrió de golpe.

Alejandra apareció en el umbral, y su mirada se convirtió en una mezcla de incredulidad y dolor. Se quedó paralizada, con las manos temblando al sostener el marco de la puerta. El tiempo se detuvo.

-¿Qué... qué estás haciendo?- su voz sonó fría, y pude ver cómo su corazón se rompía en ese instante.

-Ale, yo...- intenté explicar, pero las palabras se me quedaron atrapadas en la garganta. La angustia en su expresión me hizo sentir como si estuviera siendo desnudada ante sus ojos, expuesta y vulnerable.

-¿Cómo puedes hacerme esto, Carolina? ¡Y después de lo que hablamos!- gritó, el dolor evidente en cada palabra. -Traté de creerte, pero ¿cómo puedo hacerlo después de esto? ¡Esto no es un juego!

Paulina intentó intervenir- Ale, no es lo que parece. Estábamos tratando de...

-No me importa lo que estabas tratando de hacer. Solo sé que tú, Carolina, querías tiempo para olvidarte de mí y empezar con Paulina, ¿verdad? ¡Es eso lo que quieres!- Alejandra continuó, su voz llena de rabia y tristeza.

-¡No! ¡No es así!- protesté, sintiendo que el aire se me escapaba. -No estoy aquí para reemplazarte. Esto no es lo que parece.

-¿De verdad? Porque es exactamente lo que parece.- replicó Ale, dando un paso adelante, su furia palpable.- ¿Y tú, Paulina? ¿Qué pensabas, que podrías entrar en mi vida y reemplazarme? ¿Crees que esto es un juego?

-¡No estoy tratando de reemplazarte! Estoy aquí para apoyarla, porque ella necesita a alguien, y tú no estás ahí para ella en este momento- respondió Pau, su voz también elevada.

La tensión en la habitación crecía -No estoy aquí para pelear. Solo quiero que sepas la verdad"- dije, tratando de calmar la situación, aunque mis emociones estaban en caos.

-¿La verdad? La verdad es que estabas intentando superar todo lo que pasó entre nosotras y encontraste consuelo en otro lado- dijo Alejandra, cada palabra como un golpe directo al corazón. -Pero tú no eres un consuelo, Carolina. Eres mi amor, y al verte aquí con ella, me doy cuenta de que estoy perdiéndote para siempre.

Promise - Alejandra VillarrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora