32. El trato.

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Natalie.

Al llegar al salón de eventos me crucé con varios conocidos, algunos me preguntaron como llevaba mi relación con Evan mientras que otros solo fueron hipócritas. Nada nuevo. Conforme pasaba el tiempo las ansias aumentaban, la gente quería saber que era lo que pasaría pero aún así pude ver como la mayoría no se mostraba inquieta. Me atrevería a decir que ya sabían lo que Guilio haría y, conociendo a Guilio, ellos seguro lo sabían y estaban con él.

Indague con algunos de los amigos de Evan intentando saber quien era el socio mayoritario pero nadie lo sabía, creo que ni siquiera sabían de la existencia del supuesto.

Cuanto mas preguntaba menos respuestas tenía así que comencé a sospechar, nadie sabía que existía así que era alguien no relacionado con la empresa o al menos no directamente, alguien en quien Evan confiara. La única persona que me vino a la cabeza fui yo, la idea fue absurda pero seguía pensando así que llamé directamente a la empresa. 

Era cierto.

Yo era el socio mayoritario, Evan y yo somos dueños del mismo porcentaje de la empresa así que si cedía mis acciones a Evan sin duda le podría ganar a Guilio. Pensé en hablarle, en hacerlo firmar antes de que Guilio llegara pero no me atreví. La rubia que aparecía a su lado en las fotos apareció en el evento, mirándolo por donde fuera. Cuando estaban juntos su sonrisa brillaba, seguro la rubia estaba enamorada de él.

Los celos me carcomieron y no pude acercarme, intenté hacerlo pero no me salió así que esperé a Guilio y para cuando llegó yo ya sabía que debía hacer.

─¡No lo puedo creer! ─grita Guilio fuera de sí─. ¡¿Como es que son tan estúpidos?!

Miro la escena con diversión, sentada en un sofá al lado de Boris e Ignacio. Ellos se fueron con Guilio así que están fuera de peligro, casi.

─Señor...

─¡Arruinó mi triunfo! ─Guilio está mas que enfadado, está histérico.

─Señor Guilio, ella nos dijo que...

─¿Como puedes pensar que algo que diga una prisionera es verdad? ─cuestiona Guilio con calma, mi turno.

─¿A quién llamas prisionera? ─pregunto levantándome, tranquila.

─Ni me dirijas la palabra ahora ─resopla Guilio mirándome como si estuviera destrozado.

─Guilio por dios, no seas dramático ─suelto logrando que todos me miren, nadie en esta casa le habla así a Guilio.

─¿Que has dicho? 

─Guilio no seas dramático, hablaremos en tu despacho ven ─camino hacia allí consciente de que viene detrás.

Mentiría si dijera no me estoy cagando de miedo pero ahora no es momento para aceptarlo en voz alta y menos para demostrarlo. 

─¿Con que cara me hablas así? ─la puerta se cierra tras Guilio haciendo que mis vellos se ericen.

Tomo asiento al lado de la ventana, miro afuera sonriendo. Claro que tengo miedo pero ahora necesito parecer segura, demasiado segura de lo que digo.

─Me tuviste aquí dos meses y nunca hice nada por escapar ─digo serena─, el día que intento huir lo logro y voy a ti. ¿De que estás molesto exactamente? 

─¿Por que regresaste conmigo? ─Guilio no está sonriendo a diferencia de mí─. No nos hagamos tontos, tu quieres que deje a tu noviecito en paz y por eso me quieres chantajear con las acciones.

─Oh, nada de eso. Quiero un trato simple, yo te doy las acciones y tu me dejas ir.

Guilio me mira sin entender nada, mas que eso me mira asombrado y con una especie de determinación que no logro comprender. 

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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