𝙴𝚕 𝙹𝚊𝚛𝚍í𝚗 𝚍𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝙰𝚕𝚖𝚊𝚜 𝙿𝚎𝚛𝚍𝚒𝚍𝚊𝚜 [AdamsApple]

✧Chapter 11✧

Charlie entró a la cocina de la mansión con una gran sonrisa, cargando una caja llena de ingredientes y utensilios de cocina. Lucifer la miró con escepticismo desde el otro lado de la habitación, donde estaba sentado junto a Adam. El hombre, con su túnica blanca impecable y su cabello desordenado, parecía completamente ajeno al propósito de la visita de Charlie.

-¡Es hora de cocinar! -anunció Charlie con entusiasmo, dejando la caja sobre la encimera.

Lucifer arqueó una ceja, cruzándose de brazos.

-¿Estás segura de que esta es una buena idea? Adam no está... bueno, precisamente en su mejor estado para manejar cuchillos o fuego.

-Papá, es justo lo que necesita. -Charlie se acercó y le dio un ligero empujón en el hombro-. Además, tú estarás con él. ¿Qué podría salir mal?

Lucifer abrió la boca para protestar, pero Charlie lo interrumpió señalando a Adam, que miraba la caja de ingredientes con una expresión mezcla de curiosidad y confusión.

-Vamos, papá. Mira esa carita. Él necesita esto.

Lucifer suspiró teatralmente antes de levantarse.

-Está bien. Pero si esto termina en llamas, será tu culpa.

Charlie sonrió, satisfecha, y comenzó a sacar los ingredientes.

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La primera tarea era simple: partir los huevos.

-Mira, Adam -dijo Charlie, rompiendo un huevo con destreza sobre un tazón-. Es fácil. Ahora tú.

Adam asintió lentamente, tomando un huevo con ambas manos. Miró a Charlie como buscando confirmación, y ella le dio un gesto alentador. Adam levantó el huevo y, con una fuerza que nadie esperaba, lo aplastó entre sus manos. El contenido chorreó por sus dedos, cayendo en el tazón con cáscaras incluidas.

Charlie soltó una risita, mientras Lucifer reprimía un comentario.

-Eso es... un comienzo -dijo Lucifer, tomando otro huevo para mostrarle cómo hacerlo correctamente-. Inténtalo de nuevo, pero esta vez, con menos fuerza.

Adam lo intentó de nuevo, esta vez golpeando el huevo contra el borde del tazón. Sin embargo, lo golpeó tan suavemente que no se rompió. Miró a Lucifer, claramente confundido.

-Papá, creo que necesita un poco más de práctica -dijo Charlie entre risas.

Lucifer suspiró y tomó las manos de Adam entre las suyas.

-Déjame guiarte. Así. -Juntos rompieron el huevo con éxito. Lucifer sonrió triunfalmente-. ¡Lo ves! Puedes hacerlo.

Adam miró el huevo en el tazón y luego a Lucifer. Su rostro permanecía inexpresivo, pero había algo en sus ojos que parecía cercano a la satisfacción.

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La siguiente tarea fue aún más caótica: mezclar la masa.

Adam, siguiendo las instrucciones de Charlie al pie de la letra, volcó la harina en el tazón. Pero cuando llegó el turno de agregar la leche, lo hizo con demasiada fuerza, salpicando la mesa y a Lucifer, que estaba demasiado cerca.

-¡Adam! -exclamó Lucifer, limpiándose las gotas de leche de la cara.

Adam ladeó la cabeza, mirando a Charlie como si pidiera ayuda. Sin embargo, ella solo negó con la cabeza, riendo.

-No, Adam. Esto es parte del aprendizaje. Debes hacerlo tú mismo.

Con un pequeño puchero, Adam tomó la cuchara y comenzó a mezclar la masa. Pero lo hizo tan lentamente que era evidente que nunca terminarían a ese ritmo. Lucifer, impaciente, tomó otra cuchara y comenzó a mezclar con él.