✧Chapter 21✧

572 43 10
                                        


La habitación estaba sumida en un silencio incómodo, cargado de emociones no dichas y heridas aún abiertas. Adam, aunque débil, decido despertar de su agotamiento aferrado a una fuerza nacida de su ira y su deseo de respuestas. Su mirada, fija en Lucifer, era un torbellino de emociones: rabia, dolor, confusión, y algo más profundo que ni siquiera él estaba listo para admitir. Charlie, notando que el ambiente se estaba volviendo insoportablemente tenso, dejó la habitación con una última mirada de preocupación dirigida a ambos. Sabía que esto era algo que solo ellos podían resolver.

Cuando la puerta se cerró detrás de Charlie, Adam tomó aire profundamente, como si intentara estabilizarse. Finalmente, rompió el silencio.

—Quiero la verdad. Toda la verdad. —Su voz era firme, aunque aún reflejaba su fragilidad física. Sus ojos, sin embargo, estaban llenos de determinación. —No más mentiras, no más excusas. Solo la verdad, Lucifer.

Lucifer, que hasta ese momento había estado en silencio, se tensó visiblemente. No era común verlo vacilar, pero en ese instante, el Rey del Infierno parecía tan vulnerable como cualquier mortal enfrentando sus propios demonios internos. Su mandíbula se apretó, y sus ojos, normalmente burlones e imponentes, estaban llenos de una mezcla de dolor y arrepentimiento.

—Adam... —comenzó, pero su voz falló. Tragó saliva y lo intentó de nuevo. —Mereces saberlo todo. Desde el principio.

Adam no respondió. Simplemente lo observó, esperando, exigiendo con su silencio. Lucifer tomó aire profundamente, como si el peso de los milenios estuviera acumulado en su pecho, y finalmente empezó a hablar.

—Todo comenzó en el Edén —dijo con voz baja, cargada de una tristeza que no intentó ocultar. —Desde el momento en que te vi, supe que eras diferente. No solo por lo que representabas, sino por lo que eras. Habías sido creado con una pureza que yo... nunca podría alcanzar. Y por eso... te amé-soltó las palabras dejando salir la confesión quehabía estado enterrada durante milenios

Adam frunció el ceño, su confusión evidente. Antes de que pudiera interrumpir, Lucifer levantó una mano, pidiendo permiso para continuar.

—No supe qué hacer con lo que sentía. Era... joven, inmaduro, y sobre todo, cobarde. Pensé que si me acercaba a ti, si te mostraba lo que sentía, serías como yo: imperfecto. Y eso me aterrorizaba. Así que hice lo opuesto. Me alejé. Creé barreras entre nosotros.

Adam lo miró fijamente, sus labios apretados en una línea delgada. Sus ojos ardían con una furia que ni siquiera las palabras de Lucifer podían apagar.

—¿Y tu solución fue destruirme? —preguntó, su voz quebrándose al final. —¿Esa fue tu gran idea? Llevarte a Lilith, Darle la maldita manzana a Eva, sabiendo lo que sucedería.

Lucifer bajó la mirada, incapaz de sostener el peso de la acusación.

—Sobre la manzana, Pensé que solo la desterrarían a ella. No a ti. Nunca quise que te lastimaran. Solo... estaba desesperado. y  Lilith había sido creada para ti, me dejé llevar por mi inseguridad y mi miedo, estaba tan celoso, sentí mucha ira y yo no pude soportarlo. Pensé que si lograba separarte de ella y... del Edén, podría encontrar una forma de tenerte a mi lado, de tomar el valor suficiente y acercarme mas a ti, así que la seduci para no viera lo perfecto que eras, y no te amara, se que ahora suena estúpido, y... lo es.. pero en ese tiempo pensé que era una gran idea.

Adam soltó una risa amarga, completamente incrédula.

—¿Tenerme a tu lado? ¿Me estás diciendo que arruinaste mi vida porqueeras un cobarde? —Su tono era un látigo, cada palabra cortando más profundamente que la anterior. —Porque lo único que lograste fue condenarme no solo a mi sino a toda mi descendencia. y con conforme con eso me convertirme en esto.

Lucifer cerró los ojos, como si al hacerlo pudiera escapar del dolor en la voz de Adam.

—Lo se, Fui un cobarde —admitió finalmente, su voz apenas un susurro. Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro,pero no intentó ocultarlas, llorar no iba a solucionar nada, pero sus propias decisiones, lo estaban devorando por dentro —Era inmaduro y estúpido. Pensé que tenía todo el tiempo del mundo para arreglarlo, para arreglarnos. Pero no fue así. No entendí el alcance de mi error hasta que fue demasiado tarde. No quise perderte, Adam. Todo lo que hice,incluso traerte de vuelta... fue porque no podía imaginar un mundo sin ti. Maldita sea, soy un estúpido... —Apretó sus dientes con la mirada borrosa por la cantidad de lagrimas que caían de estos—

Adam lo miró, y por un momento, pareció que iba a estallar en un grito. Pero en lugar de eso, se recostó nuevamente, cerrando los ojos, sus labios temblaban mientras luchaba por mantener el control.

—¿Sabes lo que más duele? —preguntó en voz baja, aunque cada palabra estaba cargada de una intensidad abrumadora. —No es el hecho de que me desterraran. No es lo de Lilith, No es lo que me hiciste. Es que nunca me diste la oportunidad de entenderte, de elegir, tanto que presumias tu estupido libre albedrio y no me dejaste a mi tenerlo en primer lugar. Nunca me dejaste acercarme a ti. Siempre me mantuviste a distancia, siempre manipulando, siempre jugando con todos nosotros como si fuéramos piezas de tu estúpido juego de ajedrez.

Lucifer levantó la vista, y en sus ojos había una tristeza que parecía infinita. no respondió de inmediato. Sabía que no había palabras que pudieran reparar el daño que había hecho.

—No merecías eso —admitió. —No merecías nada de lo que hice. No merecías mi inmadurez, mi cobardía. Te alejé porque tenía miedo. Te alejé porque pensé que si sabía lo que realmente sentía, me rechazarías. Y no podía soportarlo. Era estúpido, inmaduro, y no entendía lo quesignificaba amar a alguien, solo terminédestruyéndote.

Adam rió de nuevo, pero esta vez fue un sonido hueco, vacío.

—¿Rechazarte? Lucifer, ni siquiera me diste la oportunidad. Siempre creí que me odiabas. Pensé que todo lo que hacías era porque... me despreciabas.

Lucifer sintió que algo dentro de él se rompía. Ese era su castigo, su verdadera condena: saber que Adam siempre había interpretado su amor como odio, porque nunca tuvo el valor de mostrárselo.

—Lo siento —susurró, su voz quebrándose por completo. —Sé que no es suficiente. Sé que no cambia nada. Pero te lo debo. Lo siento, Adam.

Por un momento, el silencio volvió a llenar la habitación. Adam apartó la mirada, sus ojos perdidos en algún punto distante. Cuando habló de nuevo, su voz era apenas un susurro.

—Quiero creer que hay algo en ti que vale la pena. Pero no puedo. No después de todo esto. —Hizo una pausa antes de añadir—: No merezco mi lástima.

Lucifer negó con la cabeza.

—No es lástima, Adam. Es arrepentimiento. Y sé que no cambia lo que hice, pero es todo lo que tengo para darte.

Adam cerró los ojos, agotado tanto física como emocionalmente. Lucifer lo observó, sabiendo que, aunque sus palabras habían salido a la luz, el peso de sus acciones seguiría persiguiéndolos a ambos por mucho tiempo.

Esa noche, el Rey del Infierno se sentó en silencio junto a la cama de Adam, sin saber si alguna vez podría reparar lo que había roto, pero decidido, al menos, a intentarlo.

𝙴𝚕 𝙹𝚊𝚛𝚍í𝚗 𝚍𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝙰𝚕𝚖𝚊𝚜 𝙿𝚎𝚛𝚍𝚒𝚍𝚊𝚜  [AdamsApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora