Era un día tranquilo en la mansión, el tipo de día en que hasta el Infierno parecía haberse tomado un descanso. Charlie, siempre atenta, notó a Adam sentado en el jardín, sosteniendo su patito de goma con ambas manos mientras miraba al horizonte con esa expresión de profunda curiosidad que lo caracterizaba. Aunque se estaba adaptando bien a su nueva vida, aún había muchas cosas que le resultaban extrañas. Uno de esos desafíos era la comunicación.
Adam entendía las palabras y respondía con gestos o miradas, pero hablar era un puente demasiado lejos para cruzar aún. Fue entonces cuando a Charlie se le ocurrió una idea brillante.
-¡Adam! -lo llamó, acercándose a él con una libreta y un bolígrafo en las manos.
Adam giró la cabeza hacia ella, sus ojos grandes reflejando una mezcla de interés y confusión.
-He estado pensando -comenzó Charlie mientras se sentaba a su lado en el suelo-. Tal vez podríamos intentar algo diferente. ¿Qué te parece aprender a escribir?
Adam parpadeó lentamente, procesando sus palabras. Después de un momento, inclinó la cabeza ligeramente, como si estuviera considerando la propuesta, antes de asentir con suavidad.
-¡Genial! -Charlie aplaudió emocionada-. Te prometo que será divertido.
Se acomodaron bajo la sombra de un árbol, y Charlie comenzó a trazar letras grandes y sencillas en la libreta.
-Este es el abecedario -explicó con una sonrisa-. Aquí tienes la A, y luego la B... -Continuó mostrando cada letra con paciencia infinita, asegurándose de no abrumarlo.
Adam observaba con atención, sus ojos siguiendo cada movimiento del bolígrafo. Cuando llegó su turno, sostuvo el bolígrafo con torpeza entre sus dedos y trató de imitar las líneas que Charlie había dibujado. El resultado fue un trazo tembloroso, apenas reconocible como una letra, pero Charlie lo aplaudió como si hubiera escrito una obra maestra.
-¡Muy bien, Adam! ¡Eso es una A fantástica!
Adam sonrió ligeramente, una pequeña pero genuina curvatura en sus labios que hizo que el corazón de Charlie se llenara de alegría.
Mientras practicaban, Lucifer apareció en el jardín, atraído por el sonido de las risas de su hija. Se detuvo a cierta distancia, observando la escena con interés. Era raro ver a Adam tan concentrado y, aún más raro, verlo relajado y dispuesto a aprender algo nuevo.
-¿Qué están haciendo? -preguntó Lucifer finalmente, acercándose con su característico andar elegante.
-¡Estamos aprendiendo a escribir! -respondió Charlie, levantando la libreta para mostrarle los intentos de Adam.
Lucifer arqueó una ceja al ver las líneas tambaleantes.
-Querida, creo que subestimas el potencial artístico de nuestro querido Adam. Deberías enseñarle a hacer trazos más firmes.
Charlie frunció el ceño.
-¡Papá, es su primera vez! Déjalo ir a su propio ritmo.
Lucifer se sentó en un banco cercano, apoyando un codo en el respaldo y su barbilla en la mano.
-Por supuesto, como digas. Pero si necesitas consejos sobre caligrafía perfecta, sabes a quién llamar. -Le guiñó un ojo a Adam, quien lo miró con una mezcla de desconcierto y diversión.
Con el tiempo, Adam comenzó a mejorar. Su agarre del bolígrafo se volvió más seguro, y sus trazos, aunque todavía temblorosos, empezaron a tomar forma. Charlie lo animaba en cada paso, celebrando incluso los avances más pequeños.
-Ahora intentemos escribir una palabra -sugirió ella después de un rato-. ¿Qué tal... "Charlie"?
Lucifer dejó escapar una risa suave desde su lugar.
-Querida, no lo hagas sufrir tanto. Esa es una palabra demasiado compleja para un principiante.
-¡Papá! -Charlie lo miró con los brazos cruzados, pero no pudo evitar reírse también.
-¿Qué tal algo más sencillo? -continuó Lucifer, levantándose y acercándose a ellos-. Como... "sol". Tres letras. Simple y significativo.
Charlie asintió, aunque un poco a regañadientes, y ayudó a Adam a escribir la palabra. Después de varios intentos, logró trazar algo que se parecía a "SOL". Cuando lo logró, Adam levantó la libreta y la miró con orgullo.
-¡Eso es increíble, Adam! -exclamó Charlie, dándole un pequeño aplauso.
Lucifer observaba la escena con una leve sonrisa en los labios, pero algo en sus ojos sugería una emoción más profunda.
-Tal vez deberíamos llevar esto un paso más allá -dijo, con una suavidad inusual en su voz-. ¿Qué te parece intentar escribir algo para mí?
Adam lo miró con curiosidad, mientras Charlie le entregaba una nueva hoja en blanco. Con cuidado, comenzó a trazar letras. Fue un proceso lento y lleno de pequeñas pausas mientras pensaba en cada movimiento, pero al final, levantó la libreta y se la mostró a Lucifer.
La palabra escrita, aunque un poco desordenada, era inconfundible: "Luz".
Lucifer se quedó inmóvil por un momento, mirando las letras con una expresión que cambió de sorpresa a algo mucho más cálido. Sin decir una palabra, se arrodilló frente a Adam y levantó una mano, acariciando suavemente su cabello.
-Eres un buen alumno, Adam -dijo finalmente, con una sonrisa genuina que rara vez mostraba.
Adam parpadeó, sus mejillas sonrojándose levemente ante el gesto. Charlie los observaba desde el costado, con una amplia sonrisa en su rostro.
Esa tarde en el jardín, mientras el sol comenzaba a ponerse, la conexión entre ellos se sintió más fuerte que nunca. En esos pequeños momentos, llenos de paciencia, risas y apoyo, estaban construyendo algo que iba más allá de las palabras. Y aunque Adam todavía tenía un largo camino por recorrer, ese simple "Luz" fue un recordatorio de cuánto podía lograrse con un poco de amor y dedicación.
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𝙴𝚕 𝙹𝚊𝚛𝚍í𝚗 𝚍𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝙰𝚕𝚖𝚊𝚜 𝙿𝚎𝚛𝚍𝚒𝚍𝚊𝚜 [AdamsApple]
Fiksi PenggemarTras la muerte de Adam en el último exterminio, Lucifer, incapaz de aceptar su pérdida, reconstruye su cuerpo pieza por pieza, creando una versión de Adam que respira pero carece de la chispa y el espíritu del original. A medida que Lucifer intenta...