Tan cerca, y a la vez tan lejos 110

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'Regresaré pronto. No empieces ninguna pelea en mi ausencia'.

La voz que lo incitaba a comportarse era profunda y grave. Cuando Kwon Taekjoo giró la cabeza, pudo distinguir la débil silueta de un hombre que lo miraba desde arriba. No pudo ver su rostro con claridad. En cuanto Kwon Taekjoo parpadeó en silencio, el hombre alargó la mano y le dio unas suaves palmaditas en la mejilla, el contacto fue firme pero afectuoso. El peso de su mano descansando sobre la cabeza de Kwon Taekjoo y la profunda resonancia de su voz ondulando en el aire le resultaron familiares... y dolorosamente nostálgicos.

El hombre que siempre levantaba a Kwon Taekjoo sobre sus hombros, alzándolo hacia el cielo. Aquel que le enseñó que para aprender a montar en bicicleta era necesario caerse innumerables veces. La persona que le hizo darse cuenta de lo agotador que era patear un balón hasta llegar a la portería contraria. La silueta borrosa pronto se hizo nítida, materializándose en una forma completa. Era el padre de Kwon Taekjoo.

'¿No puedes quedarte en casa y jugar conmigo en vez de ir a trabajar? Hoy es día festivo'.

'Una vez que termine la mayor parte de mi trabajo, jugaré contigo todo lo que quieras, hijo. Mientras tanto, puedes ser un buen niño, ¿verdad?

'...Mentiroso. Siempre dices que estás ocupado. Y casi nunca vienes a la casa'.

Su padre siempre hacia promesas que no podría cumplir, y el pequeño Kwon Taekjoo nunca pudo ocultar su decepción, mostrando siempre un puchero como respuesta. Todas las veces, su padre se agachaba, lo miraba a los ojos e intentaba apaciguar sus sentimientos heridos.

'Taekjoo. ¿Cuál te dije que es mi trabajo?'

"Proteger el país".

'Así es. Si voy y protejo el país, entonces nuestra familia estará a salvo, y tú y tu hermano podrán jugar afuera sin ninguna preocupación'.

'¿Por qué tú tienes que proteger el país? ¿Por qué sólo tú?'

'Uhm... Todos los adultos tienen que poner de su parte para proteger el país. Sólo que cada uno tiene su propia manera de hacerlo. Es nuestro deber y nuestra responsabilidad como ciudadanos'.

Todo aquello resultaba demasiado complejo y abstracto para su yo más pequeño. Su padre no dio más explicaciones, limitándose a decir que Kwon Taekjoo lo entendería cuando fuera mayor. Por lo general, era en ese momento cuando alguien que miraba desde atrás intervenía, tirándole suavemente del hombro.

'No te preocupes, papá. Yo se lo explicaré', lo tranquilizó una voz suave y calmada que venía de un poco más alto.

Kwon Taekjoo se giró y vio una figura difusa que oscilaba en su campo de visión antes de dar paso a un rostro definido. Un joven niño de rostro inocente le dirigió una sonrisa radiante y le dijo: "Taekjoo, ven a jugar con tu hermano mayor".

'Cuida también de tu madre mientras estoy fuera. Confío en ustedes dos, muchachos'.

Después de esa última petición, una foto familiar se materializó dentro de la oscuridad absoluta, colgando en un rincón. En ella se mostraban su padre con traje formal y su madre sonriendo alegremente a su lado, acompañados de dos niños pequeños que se parecían a cada uno de ellos respectivamente. Los colores a su alrededor se transformaron y la escena familiar de su hogar cobró vida delante de sus ojos.

Los últimos momentos de Kwon Taekjoo junto a su padre no fueron diferentes de los de cualquier mañana normal. Su padre le dirigió unas cuantas palabras de despedida antes de marcharse, como siempre solía hacer, sólo para no volver nunca más. Con el paso del tiempo, su padre desapareció de la foto familiar colgada en la pared, y la sonrisa de su madre, antes alegre, se fue apagando.

Las Flipantes Aventuras Del Conejillo Chocolate Y Su Cocodrilo RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora