Kwon Taekjoo estaba descansando en su habitación cuando de pronto se escuchó una conmoción en el exterior. Se acercó a la ventana y miró hacia abajo. Matías Pérez le dijo que había alquilado la totalidad del hotel para sus negocios y, fiel a su palabra, en la carretera que conducía al hotel se alineaban varios vehículos desconocidos, todos y cada uno de ellos eran sedanes de lujo. Una vez estacionados, un flujo constante de hombres vestidos de etiqueta comenzó a salir. Algunos se quedaron junto a los vehículos, mientras que otros se posicionaron en la entrada, inspeccionando la zona atentamente. Todos llevaban oscuras gafas de sol y estaban armados, por lo que desprendían un aura amenazante.
Tan sólo tres o cuatro de aquellos hombres entraron en el hotel. Un hombre de mediana edad lideraba el camino, seguido de cerca por lo que parecían ser su asistente y sus guardaespaldas.
Kwon Taekjoo se alejó de la ventana y se acercó a la puerta de su habitación, presionando la oreja contra ella para concentrarse en los amortiguados sonidos que se escuchaban al otro lado. No tardó en oír por el pasillo a los mismos hombres de antes. Parecían estar subiendo las escaleras hacia la azotea. Debido al paisaje pedregoso de Anatolia, los hoteles eran pequeños y no disponían de ascensor, lo que significaba que las escaleras eran su única ruta.
No necesitó mucho más que un simple vistazo para saber que formaban parte de la clandestinidad criminal. ¿Éstos eran los "invitados" que había mencionado Matías Pérez?
Poco antes, Kwon Taekjoo había estado desayunando tarde cuando Matías Pérez, vestido con sus mejores galas, bajó al restaurante. Sin siquiera preguntar, le robó el vaso de jugo a Kwon Taekjoo, tomó un sorbo y luego lo bombardeó con una serie de preguntas sin sentido, como si la comida era de su agrado y si estaba seguro de que no necesitaba otra visita al hospital.
"¿Cuánto tiempo nos quedaremos aquí?"
"Nos iremos a alguna hora de la tarde. Tengo un invitado que llegará pronto. Cuando termine de negociar con él, nos pondremos en camino".
Kwon Taekjoo bajó el tenedor y se cruzó de brazos. Ya que estaban hablando, pensó que era un buen momento para preguntar sin rodeos.
"Entonces, ¿qué clase de persona eres en realidad?"
"Ya te lo dije.... Dirijo un negocio. Tengo muchos clientes regulares por aquí".
"¿Y de qué clase de 'negocio' estamos hablando?".
"Ah, ¿tienes curiosidad? No sabía que yo te interesara tanto".
Matías Pérez esbozó una sonrisa juguetona, entrecerrando los ojos. Siempre esquivaba de este modo las preguntas de Kwon Taekjoo. La presencia constante de guardias armados al lado de Matías Pérez había hecho sospechar a Kwon Taekjoo de su implicación con la mafia. Pero a pesar de su comportamiento despreocupado y desvergonzado, como si siempre estuviera borracho, Matías Pérez prácticamente no bebía. Eso dejaba sólo una explicación para la extraña y aturdida mirada de sus ojos.
"Es obvio qué clase de negocio llevaría un drogadicto como tú".
"Oh, ¿acaso huelo mal?"
Matías Pérez fingió olfatearse a sí mismo, mientras sonreía todo el tiempo. No intentó explicarse ni desmentirlo, y se limitó a lanzar a Kwon Taekjoo una mirada desvergonzada, como si se burlara de él por no haberse dado cuenta antes.
De todas formas, el hecho de que Matías Pérez traficara con drogas no cambiaba nada. No existía ninguna forma legal de que Kwon Taekjoo regresara a Corea. Si bien la idea de unir fuerzas con un criminal no le sentaba bien, Kwon Taekjoo no podía estar seguro de que la persona que él mismo había sido antes de perder la memoria fuera mejor que Matías Pérez. En cualquier caso, Matías Pérez era la única persona con la que podía contar ahora mismo, y sólo podría garantizar la seguridad de Kwon Taekjoo mientras él también estuviera a salvo.
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Las Flipantes Aventuras Del Conejillo Chocolate Y Su Cocodrilo Ruso
ActionZendaya y Taekwondo son 2 chavales dispuestos a ir a todo gas en nombre de su amor.