Corre, vamos corre 109

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Los dos condujeron sin descanso, hasta recorrer los 1.200 kilómetros que les separaban de Kayseri. A pesar de conducir a toda velocidad por la carretera, sin parar, el viaje aún les llevó quince horas. Con las inmensas montañas cubiertas de nieve a lo lejos, rebotaron por las carreteras accidentadas y llenas de baches de las tierras altas, provocando que a Kwon Taekjoo le doliera todo el cuerpo. ¿Era ésta la región a la que la gente se refería como la Siberia turca? La zona abarcaba casi el 22% del territorio nacional, pero su geografía áspera y montañosa, junto con sus tierras estériles, la dejaban prácticamente desprovista de habitantes. Esto también significaba que no había ningún lugar apropiado para detenerse y tomarse un descanso. Por supuesto, ninguno de los dos se había planteado siquiera descansar. Kwon Taekjoo estaba muy ocupado vigilando de cerca al conductor, mientras que éste tenía los nervios a flor de piel y su instinto de supervivencia en pleno apogeo.

Al final, el camión se detuvo en un extenso terreno cercano a una posada turística. A juzgar por los camiones y autobuses alineados a ambos lados, parecía una especie de estacionamiento de gran tamaño. Kwon Taekjoo divisó un edificio que funcionaba como área de descanso y albergue, junto con una gasolinera. Detrás había un bullicioso mercado repleto de gente. El conductor detuvo el motor y pisó el freno antes de anunciar su llegada a Kwon Taekjoo. Su tono y su comportamiento eran mucho más respetuosos que antes.

"Llegamos, señor".

"Sí. Buen trabajo", respondió Kwon Taekjoo, masajeándose el cuello rígido. El halago pareció devolver algo de brillo al rostro del conductor.

"Entonces, ¿puedo irme aho-?"

"Antes de eso, tienes que pagar".

"¿Pagar? ¿Po-por qué?

Antes de que el conductor pudiera terminar su frase, el puño de Kwon Taekjoo se estampó contra él. Chilló, agarrándose la mandíbula con expresión de desconcierto. Kwon Taekjoo le hizo una advertencia, su voz cargada de desaprobación.

"No deberías meterle mano a la gente. Me hizo sentir como la mierda".

"Pe-perdon".

"Ahora que lo pienso, ¿no me metiste mano también en el pecho?".

El conductor soltó otro chillido y levantó los brazos para protegerse la cara. El puño de Kwon Taekjoo aterrizó de lleno en su brazo, el cual tembló por el impacto. Si el puñetazo le hubiera dado en la cara, sin duda se habría roto la mandíbula.

"Aaah, por favor, perdóneme la vida. Ya sé que me equivoqué, señor", suplicó desesperadamente, apretando los ojos.

Kwon Taekjoo se limitó a replicar: "¿Quién dijo que iba a matarte?", y de repente le empujó una píldora. El conductor abrió los ojos con cautela y miró la pastilla con desconfianza.

"¿Qué es esto, señor?"

" Trágatela".

"¿Cómo dice?"

"No te matará, así que trágatela".

"Eh, señor, yo..."

"¿Qué? ¿Prefieres que te deje inconsciente de otra manera?".

El conductor negó frenéticamente con la cabeza y le arrebató la píldora a Kwon Taekjoo, tragándosela sin mayor protesta. Incluso abrió mucho la boca, moviendo la lengua para demostrarle claramente a Kwon Taekjoo que se la había tragado. Momentos después, sus párpados comenzaron a abrirse y cerrarse, y sus pupilas se volvieron brillantes. No tardó mucho en quedarse dormido y desplomarse sobre el volante.

Las Flipantes Aventuras Del Conejillo Chocolate Y Su Cocodrilo RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora