—¡Bien, es un buen comienzo! ¡Alto! Suficiente con el cara a cara.
Nos soltamos apresuradamente y, sin esperar, nos giramos hacia el señor Jin.
—¿Ya terminó la clase? —pregunté con tono esperanzado.
La mirada asesina que me lanzó el entrenador me hizo entender que no. Eliel soltó una risa, disimulándola con una tos. Lo miré de reojo. ¿Realmente se estaba burlando de mí? Por la forma en que tenía los labios curvados, concluí que sí. Se disculpó con un gesto de cabeza educado antes de susurrar:
—No pensé que encontrarías todo esto tan desagradable.
—¡Es incómodo! —gruñí entre dientes—. Todo esto de la práctica es completamente ridículo.
—Yo también lo creo.
Volví mi atención al señor Jin, que aplaudió para llamar nuestra atención. Mi compañero prefería tomarse todo esto a la ligera. Quizá debería hacer lo mismo.
—¡Eliel, ponte detrás de Bora!
Anticipando lo que seguiría, me giré bruscamente hacia mi compañero, que vio una expresión de angustia en mi rostro. Intentó entonces convencer al señor Jin de posponer ese ejercicio para más adelante.
—Creo que podríamos hacer esto en la próxima clase, así nos damos más tiempo para conocernos mejor con Bora.
El entrenador entrecerró los ojos, dejando pasar un silencio antes de responder con una voz sarcástica:
—¿Tiempo? ¡¿TIEMPO?!
Rojo de ira, perdió la compostura mientras pateaba el suelo:
—¡No tenemos tiempo! ¡Los medios los lapidarán públicamente! Sí, porque su relación fue hecha pública esta mañana. ¡Es una cuestión de vida o muerte! ¿Se miraron los dos? Están rígidos como palos, incapaces de expresar la ligereza de un momento que se supone sencillo y romántico. ¡Parecen dos desconocidos leprosos en un baile de adolescentes que prometen mantenerse vírgenes hasta el final de sus vidas!
La manera en que pronunciaba estas palabras daba a entender que nos consideraba a ambos casos desesperados. Eliel y yo observamos, con los ojos bien abiertos, cómo el señor Jin maldecía, gritaba y se jalaba el cabello como si estuviera poseído. Jadeante, se detuvo, aún con el rostro enrojecido. Mi compañero bajó repentinamente la cabeza. Giré mi rostro hacia él. Con los labios apretados al máximo, adiviné que se estaba conteniendo para no estallar de risa. Atónita, volví al entrenador.
—¡Eliel, ponte detrás de Bora y abárzala como lo haría un verdadero novio! ¡Eso debería ser posible, ¿no?! Me imagino que sabes cómo hacerlo, ¿o te hago un dibujo?
Eliel suspiró antes de tomarme delicadamente de la mano. Luego, sin darme cuenta de lo que sucedía, me hizo girar para colocarme de espaldas a él. Mi corazón dejó de latir, mis ojos pestañearon. Uno de sus brazos rodeó delicadamente mi cintura mientras que el otro se enrolló alrededor de mi cuello. La sensación era extraña, incómoda, agradable, pero... extraña. Mi cerebro dejó de funcionar cuando él posó delicadamente su barbilla sobre mi hombro. Me quedé inmóvil en esa postura que tanto hubiera querido encontrar incómoda, pero no lo era. El cabello mojado de Eliel me hacía cosquillas en el cuello y el olor de su perfume me mareaba. Era cálido, suave, vertiginoso, como un veneno que se colaba lentamente en mis venas. Su respiración regular contra mi piel, insoportable, contrastaba con la agitación que surgía dentro de mí. Luego, sus labios se acercaron a mi oído, aumentando aún más mi desconcierto.
—No soy un mal tipo —susurró—. Solo quiero que nos deje tranquilos. Sé que esto es un mal momento para ti. Lo siento, de verdad.
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Fake Love : K-Pop romance [versión español]
RomanceEliel es una estrella mundial del K-Pop. Su físico perfecto y su sonrisa arrolladora vuelven locas a sus fans. Destaca dentro de su grupo, Duskfire. Bora, de 20 años, sueña con convertirse en actriz. Casi en la calle, encadena audiciones sin éxito y...