Aquel susurro resonó tan profundo en mi mente que no pude distinguir dónde terminaba mi pensamiento y dónde comenzaba el suyo. Era un lenguaje antiguo, algo que mis oídos no entendían, pero que mi alma parecía conocer desde siempre. No sé si fue el terror, la desesperación o una simple rendición, pero acepté.
Y entonces todo cambió.
El abismo dejó de ser un vacío frío y opresor. De repente, sentía. Podía sentir millones de cosas a la vez: desesperación, euforia, rabia, soledad. Era como si estuviera conectado a miles de vidas, a miles de conciencias. No sabía si las sombras me estaban invadiendo o si yo me estaba convirtiendo en una de ellas, pero en ese momento todo mi cuerpo parecía desbordarse. Intenté gritar, liberar todo lo que me aplastaba desde dentro, pero ya no tenía control de mi voz.
Cuando por fin desperté, estaba en mi habitación. Parecía la misma, pero había algo diferente. Un aire denso impregnaba el lugar, y la marca en mi cuello ahora estaba ardiendo, radiante. Antes era solo un manchón oscuro; ahora había líneas nuevas, como si un símbolo hubiera terminado de dibujarse en mi piel. Me acerqué al espejo del baño para examinarme, pero lo que vi me heló la sangre.
Mi reflejo... no se movía.
Ahí estaba yo, o al menos mi forma física, pero mis movimientos no eran correspondidos. Cuando levanté una mano, mi reflejo simplemente me observó, inmóvil. Y lo más perturbador: sus ojos no eran como los míos. Eran completamente negros, pozos sin fondo que reflejaban algo más que mi propio rostro.
—Gracias —susurró mi reflejo con una voz que no era la mía.
Tropecé hacia atrás, cayendo al suelo. Pero cuando levanté de nuevo la mirada, mi reflejo ya era normal. Mis ojos, mi ropa, mis movimientos... todo estaba en sincronía. Me quedé ahí varios minutos, jadeando, intentando convencerme de que había sido un delirio, una pesadilla. Pero sabía que no lo era. Algo se había roto, algo se había transferido.
Algo estaba en mí.
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La Oficina
Mystery / ThrillerEn una ciudad gris y rutinaria, un empleado común, atrapado en un vacío existencial, comienza a percibir un susurro constante que lo atormenta. Lo que parece ser simplemente estrés laboral se transforma en un viaje entre lo tangible y lo inhumano cu...