— Te quiero.— Susurra Jimin apretando levemente la mano de Jungkook antes de que Namjoon abra la puerta de la casita pareada de los Park.
El beta lo mira y sonríe tratando de verse tranquilo, aunque no lo está. Sabe que el omega tampoco, lo nota en su olor y, una vez más, se alegra de ser beta y así no ser tan evidente hacia los demás.
Le da un apretón en la mano de vuelta y dejan de mirarse para ver que el escritor ya abrió la puerta y los mira esperando que caminen hacia dentro.
El recibidor es pequeño y estrecho, resulta algo incómodo mientras los tres se deshacen de su ropa de abrigo y las dejan en el perchero con cuidado de no tirar los otros dos abrigos que están ya colgados. Se descalzan y Jungkook comienza a notar los aromas de los dueños de la casa, ciruela morada y sauco negro.
Namjoon vuelve a mirar a los más jóvenes mientras se encamina hacia la mesa ya preparada mientras frota sus manos heladas por el frío de fuera, agradeciendo el calor del hogar.
Jungkook nota el lugar de los Park tan diferente al de sus padres, se podría decir que ellos son color vainilla y madera y sus progenitores blanco y morado. Quizá descrito así suena a que los Park son cálidos y los Jeon fríos, pero no es eso, para el beta se trata más bien de lo clásico y lo moderno.
Huele a pollo con pasas, a patatas asadas con salsa y a tarta de cerezas, Jimin se contiene para no suspirar de placer, pero su estómago deja claro que su apetito se ha despertado. Alfa y beta lo miran y se ríen.
Y entonces, con esa imagen de los dos más altos sonriendo al pelinegro y éste mirándolos avergonzado con una mano sobre el estómago, es cuando llegan los anfitriones.
Los saludos son algo tensos, Namjoon trata de relajar el ambiente con alguna broma, pero el humor nunca fue su punto fuerte.
El señor Park se sienta el primero, en su lugar habitual, Namjoon se ofrece a ayudar a su madre, pero la omega se niega y Jimin lo mira y camina a la cocina. El beta se queda indeciso, ahí en el medio, sin saber qué esperan de él, pero dándose cuenta que tenía razón sobre ellos.
Los alfas se sientan y esperan, los omegas cocinan y sirven la comida.
En su casa las cosas no eran así, sus dos padres cocinaban, y aunque al omega se le daba mejor, eso no hacía que el alfa dejara de hacerlo. La mesa se ponía en conjunto y se recogía de igual forma.
Él siempre había hecho todo, así que se inclinó ligeramente ante los alfas y se fue también a la cocina. Nadie lo detuvo, pero de igual forma se hubiese negado, prefería estar con Jimin y ser útil.
— Oh...— La señora Park se sobresaltó al darse la vuelta con la bandeja de las patatas asadas en salsa y verse al beta allí.
— Deje que lo lleve yo.— Agarró la bandeja de cerámica y se dirigió al salón después de regalarle una sonrisa pequeña.
La omega lo miró irse y se quedó pensando, hasta que su hijo menor carraspeó para que se hiciese a un lado y lo dejase pasar con el plato principal ya troceado y listo para servir.
— ¿Viste? Además de guapo es resolutivo.— Dijo el pelinegro bien orgulloso de su novio.
🐺
La comida fue bien, mejor de lo que esperaba Jimin, más amena de lo que imaginó Jungkook y tan tranquila como imploró Namjoon a la luna.
Ya habían recogido, Namjoon y su padre habían salido a revisar un piloto del coche del escritor que había comenzado a encenderse y no llegaba a saber porqué. La señora Park decidió sacar sus álbumes de fotos y Jimin decidió no ser testigo de tal vergüenza, así que subió a su antigua habitación para recoger algunas cosas que se había dejado cuando se marchó.
Quería darles un momento a solas, su lobo estaba tranquilo, indicándole que debía confiar y comprobó que pasadas las horas el beta parecía sentirse cómodo, sobretodo ahora que estaba solamente con él y su madre.
— Mira, ésta fue una función escolar, hizo de narrador y se trababa mucho, pero era adorable y todos reían con su media lengua.
Jungkook sonrió mirando la fotografía que señalaba la madre de Jimin, se veía alegre, nostálgica y comprobó, que pese a lo que ocurría ahora, el omega había sido un niño amado y, en su interior estaba seguro, de que lo seguía siendo, a pesar de sus decisiones.
A pesar de él.
La hoja pasó y ya Jimin no era un niño, si no un adolescente con gafas que llevaba pantalones anchos y posaba en ese mismo patio con un Kim Seokjin y una Yves también adolescentes.
La mujer iba contando alguna anécdota a medida que iban viendo el paso de los años por medio de las fotografías, en un punto la alegría pareció desvanecerse y una fotografía que ocupaba una página entera mostraba a un Jimin más joven agarrado del brazo de un chico más alto y musculado que él. Apuesto. Su antiguo amor.
Jungkook suspiró y la señora Park pasó las siguientes páginas con más rapidez, el chico aparecía en varias. Él nunca lo conoció cuando el omega aún estaba en la relación. No sabía nada, excepto lo poco que su novio le había contado, pero era consciente de que sus suegros adoraban a ese alfa y que esperaban que su hijo encontrase de nuevo alguien similar.
— Bueno, ya...
— Sé que no soy lo que esperaban para Jimin.— La interrumpió el castaño mientras ella cerraba el álbum y trataba de recogerlos todos.— Pero lo quiero mucho, lo amo, y trato de ser lo que él merece.
— Jungkook...
El chico se levanta segundos después que la mujer, la mira a los ojos y no vacila ni un ápice cuando se sincera.
— Tal vez no estoy a su altura. Quizá las familias más conservadoras tienen razón y algo como lo nuestro no tiene mucho sentido. Pero Jimin también me quiere y yo espero tener un futuro con él. Sé que nunca seré CEO, ni si quiera tendré un puesto alto, pero trabajo duro y lo hago bien.
La omega aprieta los álbumes de foto contra ella, quiere hablar, pero el beta no la deja interrumpir su discurso.
— Sé que Jimin sueña con casarse y, aunque ahora se niegue, amaría tener cachorros.— Un brillo ilumina los ojos de ella.— Se lo daré. Le daré ambas cosas. Quizá...
Su voz tiembla en ese punto, traga saliva y siente a su lobo inquieto, la mujer ahora tiene la boca cerrada, observándolo fijamente.
—Sé que es complicado que podamos tener hijos biológicos, pero si él quiere yo estoy dispuesto a adoptar. No soy un alfa con instinto protector de serie, pero seré un buen padre, tal y como los míos me enseñaron, y seré un buen esposo. Como ellos son.
Se miran por unos segundos en silencio y la omega decide girarse y mirar hacia atrás, al interior de la casa, donde los dos alfas ya se encuentran de nuevo. Jungkook estaba tan concentrado que no se dio cuenta, tampoco cuenta con la capacidad auditiva y olfativa tan desarrollada de alfas y omegas, aunque sus sentidos sean algo superiores que los de otros betas.
— Todo eso está muy bien. Pero no te equivoques, Jungkook. — Dice Namjoon. — Ésta es una familia clásica, así que si estás pensando en proponerle matrimonio a mi hermano debes pedirnos su mano antes.
El señor Park toma el libro que está sobre el reposabrazos de su sillón y se sienta en él, abriéndolo tranquilamente, dejando a un lado su separador azul.
— Deja de esconderte, Jimin, todos olemos tu emoción. Sabemos que estás escuchando agazapado en las escaleras.
El omega enrojece, su corazón que ya estaba acelerado por las palabras de su novio se altera un poco más, se pone en pie, baja las escaleras a paso lento y los mira a todos.
Su padre, tranquilo leyendo su libro, Namjoon mirándolo con diversión, Jungkook con esa sonrisa que solo él posee y su madre, mirando al beta con... ¿emoción?
Cuando camina hasta ellos lo comprueba, los ojos de ella están brillantes, su aroma es dulce y vibrante, su sonrisa es preciosa.
Jimin sonríe, su omega mueve la cola en su interior, su alma se libera de la tensión del último tiempo.
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🐺Two is better than one🐺 (Kookmin)-OMEGAVERSE.
FanficEstaba haciendo un nido por primera vez en su vida, pero no era un nido cualquiera, era un nido en el que había ropa ajena y no de un alfa precisamente... Si su padre se enteraba lo iba a querer matar. NO SE PERMITEN COPIAS NI ADAPTACIONES.