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A pesar de ser de Piltóver, el odio de ___ hacia los vigilantes era bastante notable, sobre todo cuando no la dejaban en paz. Ahí venía otra vez, detrás de ella como un perro. Esa tal Maddie era una superfan de ella, y no paraba quieta cada vez que la veía, diciéndole que se uniera a su equipo.
Suspiró otra vez cuando se paró en la fuente y se giró de brazos cruzados para ver lo que quería, como si la pelirroja fuera a cambiar su discurso.
- ¡Hola, ___! - sonrió, pareciendo amable, aunque a ___ le parecía una insoportable. Detrás de ella se encontraba el mismo chico de siempre, que llevaba el mismo uniforme, serio y... azul.
- ¿Qué quieres ahora, Maddie? - dijo, en el tono más insufrible que pudo.
- Solo pasaba por aquí...
- Como cada día - dijo por encima de sus palabras.
- ... Y me preguntaba si ya habías reconsiderado nuestra oferta. Ya sabes, eres una de las mejores tiradoras de la ciudad y nos iría bien...
- No - la interrumpió -. Te he dicho mil veces que no, y siempre será la misma respuesta.
- Pero puedes pensártelo...
La chica cerró los ojos y suspiró, intentando no perder los nervios y soltarle de sopetón un puñetazo en toda su nariz. Miró al chico que la acompañaba, sin entender como podía aguantar a la pelirroja.
- ¿Cómo la aguantas? - le preguntó, pero no dijo nada y se giró hacia otro lado, apartando unas botellas de vidrio del suelo con el pie.
- ¡Oh! ¿Vendrás al discurso de esta tarde? Van a...
- Sí, Maddie, que tengas un buen día.
Y la dejó allí, con la mano alzada para decirle adiós y una sonrisa falsa implantada en su cara.
...
Durante la tarde, la chica se encontraba entre el público, justo al lado de Jayce, escuchando atentamente a Mel Medarda, que estaba dando el discurso. Todo iba bien, hasta que al ambiente se puso tenso, y la chica tuvo un mal presentimiento.
Un vigilante se acercó a Mel, subiendo las escaleras hacia el escenario, con una pistola en la mano. La chica frunció el ceño, sin entender qué estaba pasando, y Mel se giró hacia el vigilante, que alzó la mano con el arma para atacarla.
No vio lo que pasó después. Una mujer apareció detrás de ellos y, cuando se destapó, ___ tuvo que apartar a Jayce para que la motosierra no les golpeara. Entre el follón escuchó un disparo, y, mirando hacia arriba, pudo ver un destello rojo.
Un vigilante les protegió a ella y a Jayce, que no tardó en ser derrotado por la mujer de la motosierra. De repente, algo rompió los cristales del techo: monstruos de shimmer. Vio a lo lejos como Caitlyn empezó a dispararles, y esquivó a la mujer de la motosierra para coger el rifle del soldado que había muerto y correr hacia un lugar seguro, dejando a Jayce con aquella mujer, esperando a que se las apañara él solito.
Disparó desde detrás de una valla y vio como Maddie y aquel chico estaban reuniendo a los miembros del consejo para llevárselos de ahí.
Un monstruo de shimmer atacó el carruaje donde estaban, y la chica le disparó, sin éxito. El monstruo rompió la puerta y vio como cogía a Maddie de la pierna para alzarla. La chica le disparó un par de veces más y, en su último tiro, apuntó hacia su brazo. El monstruo soltó a Maddie y se tocó la parte herida. En cuanto se giró enfadado hacia ella, se arrepintió de haber gastado todas las balas del rifle.
Quiso empezar a correr, pero el chico que acompañaba a Maddie le clavó un pico en la rodilla, haciendo que se desestabilizara y dándole ventaja. En cuanto volvió a recomponerse, el chico azul empezó a correr cuando empezó a perseguirlo.
La chica miró hacia ambos lados, sin saber qué hacer, y encontró otra arma al lado de un soldado muerto. Cogió el rifle y comprobó que tuviera balas: una en total.
En cuanto se volvió a girar, vio al chico en el suelo y al monstruo alzando su cuchilla. Solo tenía una oportunidad, así que se arrodilló, recargó, apoyó el rifle en su hombro y apuntó hacia su cabeza.
Disparó, rompiendo el cristal y dándole en la sien, haciendo que se balanceara hacia un lado, adolorido, lo que permitió al chico escapar y ponerle al lado de ella.
- ¿Estás bien? - le preguntó, a lo que él asintió.
Al final, los soldados de Ambessa lograron detenerlo junto a los demás en cuanto aparecieron, y la chica suspiró aliviada, viendo todo el desastre que habían causado en menos de media hora.
En cuanto todo se calmó, vio que una chica con el pelo rojo de la ciudad subterránea se acercó hacia Caitlyn, y Maddie y el chico salieron de la carpa. Se acercó hacia ellos, y le preguntó a Maddie si se encontraba bien cuando estuvo en frente de ambos. Aunque fuera una irritante, no estaba de mal preguntar por su bienestar.
- Sí, gracias - dijo ella -. Gracias por salvarme. Tal vez reconsideres nuestra oferta con todo lo que ha pasado - sonrió, y la chica rodó los ojos, fastidiada.
Sintió de repente un escozor en la sien, y no se dio cuenta de que el chico le había puesto un trapo de alcohol en la herida. Se apartó de inmediato y se tocó la parte afectada. No se había dado cuenta de que estaba sangrando.
- Au - se quejó.
- Estás sangrando.
- Anda, si sabes hablar - se sorprendió -. Creía que no hablabas.
El chico no contestó y le volvió a poner el trapo en la herida. Intentó quedarse lo más quieta posible, pero fue inevitable a causa del dolor. Se fijó en sus escamas, que se movían de vez en cuando, y le hizo gracia.
Agradeció internamente que le apartara el trapo de la herida, dejando de sentir ese terrible escozor. Le sonrió sin saber qué hacer y le dio las gracias.
- ¿Reconsiderarás la oferta de Maddie? - le preguntó, y se dio cuenta de que la pelirroja se había ido. Le miró a los ojos, curiosa, y se quedó pasmada mirándolos durante un buen rato.
- Tal vez.
- Llámanos si cambias de opinión. Soy Steb.
- Steb... Te llamaré a ti entonces. Ya nos veremos.
- Adiós - dijo, y sonrió, algo que le pareció extraño a la chica después de haberlo visto serio todas las veces que había hablado con Maddie.
