40 - El puente de la canción

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Gerard llevó a Kaya hasta Fuencarral y, de ahí, a la Calle San Mateo

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Gerard llevó a Kaya hasta Fuencarral y, de ahí, a la Calle San Mateo. Después, giraron a mano derecha hasta parar bajo un toldo volado de lona blanca que formaba un semicírculo sobre sus cabezas. En letras negras decía: Lady Pepa, Café Teatro. Kaya pensó que estaba cerrado, pues no había nadie por allí.

Sin embargo, Gerard llamó al timbre y el portero acudió. Era enorme y tenía cara de pocos amigos.

—¿Qué coño queréis?

—Venimos a cenar —respondió Gerard, justo cuando Kaya ya le iba a decir que se habían equivocado.

Kaya miró a Gerard con gesto de sorpresa. ¿Dónde la estaba metiendo esa vez?

—Ger, ¿estás seguro? —le había llamado por el diminutivo para acortar el tiempo de hablar, pero le gustó llamarle así. Y, por la cara de Gerard, a él tampoco le disgustó.

—Confía en mí. ¿Confías en mí?

Mientras seguían al portero, Kaya quiso decirle que no. Tenía muchos motivos para no confiar en él y, desde luego, para no aceptar meterse en el primer sitio clandestino al que la llevase. Pero, como en todo lo relativo a él, la lógica se deshizo en pedazos.

—Claro que confío en ti.

De pronto, aparecieron en un espacio iluminado. Lo primero que pensó Kaya fue que se parecía a una cueva. El que debía de ser el dueño les preguntó cuántos iban a ser y Gerard respondió que dos. Kaya no salía de su asombro mientras les sentaban en una mesa de dos con un mantel de cuadros rojos y blancos. Debían ser las cuatro de la mañana pasadas y, sin embargo, aquel sitio estaba lleno de jóvenes y parejas sentados en mesas, comiendo espaguetis en cazuelitas de barro. Al final de la cueva había un piano con su pianista, tocando alguna canción alegre que Kaya no reconoció.

—¿Qué es este sitio? —acertó al fin a preguntar Kaya a un Gerard que parecía estar conteniéndose la risa.

—Pues digamos que no es el sitio más romántico al que te podría haber traído, ¿verdad? Pero no sabía a dónde más podía llevarte a cenar a estas horas de la noche.

—¿Espaguetis?

—Y boloñesa. También puedes pedir alguna cosa más, pero su especialidad es esa. Dicen que son los mejores espaguetis boloñesa de Madrid. Yo los he probado y están bastante ricos. Además, el hambre de borracho hace que estén incluso mejor.

—Pues en un rato te digo mi opinión —contestó Kaya, sonriendo y llamando al camarero—. Dos cazuelas de espaguetis boloñesa, por favor.

—Y dos copas de vino —añadió Gerard, y Kaya cabeceó de un lado a otro, riéndose.

—No vas a cejar en tu intento de emborracharme...

En poco rato, les sirvieron las cazuelas de espaguetis. No estaban nada mal y al estómago lleno de alcohol de Kaya le sentaron de maravilla. Mientras comían, disfrutaban del ambiente festivo del lugar. La gente cantaba y se divertía, bajo la atenta mirada del dueño, sentado en un taburete a la entrada de la sala. Kaya se puso perdida con los espaguetis y temió que Gerard pensase que era una inútil comiendo.

Signos - Saga del Zodiaco IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora