𝐀𝐭𝐚𝐯𝐢𝐬𝐭𝐢𝐜 𝐃𝐚𝐫𝐤𝐧𝐞𝐬𝐬 𝐢𝐧 𝐔𝐬 [𝐖𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫𝐢𝐧𝐞]

»Capítulo 30«

"Lo más difícil es la
decisión de actuar, el resto es
meramente tenacidad"
-Amelia Earhart.

Beverly estaba fuera de su habitación, ansiosa y sintiendo que el estómago se le retorcía cuando escuchó la conversación de Storm y Logan, justo en la habitación de este último. Sus ojos se llenaron de lágrimas, sentía que el propio peso de sus emociones recaía sobre ella como una bala de cañón que la doblegaba.

Lo único que hizo es intentar relajarse, mantener la compostura mientras su sombra se hacía garabatos en el techo, retorciéndose al sentirse demasiado inestable. Cuando estuvo en la entrada del garaje, con todos los autos y colección que le pertenecía al difunto Scott Summers, miró el suelo y observó que la motocicleta donde Logan se movía para viajar seguía estacionada allí. Sabía que en cualquier momento podría desaparecer, y entendía el por qué lo haría.

Su corazón entonces saltó de su pecho al ver cómo caminaba a grandes zancadas el hombre de las garras, entrando al garaje con la chaqueta marrón y la mirada fija sobre la motocicleta. No obstante, se paró de inmediato cuando miró a la pelirroja que estaba recargada en la pared, con los brazos cruzados.

-¿Ya te vas?

Logan traga saliva disimuladamente y sólo la ve con los ojos abiertos y las cejas intentando mantenerlas en su lugar.

-Bev, oye.

-No empieces -ríe con incredulidad mientras sacude un poco su cabeza y toma aire para después resoplar, prosiguiendo-. Sólo hay un problema, la escuela se pone de patas arriba y te vas. Qué sentido de pertenencia el tuyo, ¿eh?

-No entiendes -suspira Howlett.

-¿Perdón? -dice ella, ladeando la cabeza y entrecerrando sus ojos, sintiendo que el corazón se le aceleraba por una sensación de molestia alborotándole internamente-. Oh, disculpa, no entiendo que estoy enganchada y al mismo tiempo intento cogerme a otra, wow.

-Ey, oye -le intenta advertir con un tono duro y ronco, pero entonces Logan sabe que tiene en todo su derecho de enojarse, así que Beverly se acerca con gran seguridad, aunque por dentro sentía que su corazón se estaba estrujando-. No es lo que crees.

-No, tú vas a escucharme, así que cierra el hocico -fue feroz, con un tono lleno de ira y tajante-. ¿Te crees la gran cosa para sólo botarme como un puto objeto e irte con ella?

-No, no es así -suspira él y Beverly de pronto gruñe y lo empuja.

-¡¿Entonces qué carajos?! -lo empuja otra vez, así que James parpadea varias veces, impresionado de la feroz actitud de Willemsen-. ¡¿Por qué haces esto?!

-¡¿Hacer qué?! -ella le empuja y no lo escucha por el gruñido, así que Logan le toma las muñecas y le repite-. ¡¿Hacer qué, Beverly?!

-¡Irte! -gruñí y luego arrugó el ceño, con los ojos llorosos, con esa capa cristalina amenazando con romperse en cuanto pestañeé-. ¡Sólo por ella, cabrón!

-Voy a volver -dice y entonces le sujeta las muñecas, intentando mantener un tono suave, pero Beverly lo saca de sus casillas, con esa irremediable ira que encandila por cada por de su piel-. Ey, ¡ey, basta! -gruñe-. Basta.

-Vete al carajo -dice y sólo se aleja, zafándose del agarre con una brusca forma que causa que se le caiga la chaqueta del hombro y se la acomode con rudeza-. No entiendo cuál es tu problema.

Él ríe incrédulo.

-¿Mi problema? Oh, vaya, ahora soy el del problema.

-No sabes pertenecer, te da miedo mantenerte estable en un lugar, enjaulado como un... -se muerde la lengua y entonces Logan ladea la cabeza, mirándola fijamente.