Rosario. 14 de abril 1995.
-¡Tn! Veni -dijo mi mama desde la cocina.
-Ufa -bufe- Esperame acá Cuki, mi mama me esta llamando -le dije a mi peluche de conejo, como si este me escuchara.
Camine hasta la cocina y mi mama estaba haciendo la comida.
-Necesito que vayas a comprar pan a la esquina, por favor-dijo mientras tomaba un trapo y se limpiaba las manos, que gracias a la harina estaban sucias.
-Pero ma, los jueves a la tarde no abren -le dije.
-Tenes razón -suspiro- ¿Te animas a ir a la panadería que esta acá a cinco cuadras? -me preguntó-
-¿El que esta a la vuelta de la cancha? -dije recordando-
-Si ese -dijo esperando que le dijera que iba.
-Bueno, dale.
-Toma -saco dos pesos de su billetera- anda y volve rápido, y ojito con hablar con desconocidos, eh? -me dijo-
-Si maa -dije alargando la "a", mientras rodaba los ojos y agarraba la plata.
Fui a mi pieza y me puse mis zapatillas, le di un beso en la cabeza a Cuki y salí a comprar pan.
Eran mas o menos las 7 de la tarde, mi mama siempre cocina temprano porque cuando mi papa vuelve de trabajar, vuelve con mucha hambre y cansado, por lo que es esencial para el comer, bañarse y acostarse a dormir cada noche que vuelve de trabajar. Y nosotras debíamos hacer lo mismo.
Don Julio, el quiosquero, siempre tiene cerrado los jueves a la tarde, vaya a saber porque. Es la primera vez que me mandan a comprar a la panadería, tampoco tengo miedo de perderme, tengo 8 años, estoy grande para perderme en una ciudad como Rosario que la conozco de norte a sur, y este a oeste.
Nosotros vivimos cerca de la cancha de Newell's, y eso tiene ventajas, como por ejemplo, cuando hay partidos importantes, mi papa es el primero en sacar la entrada para el mejor lugar en la cancha. Olvide mencionar que el es un loco por el fútbol, y lo entiendo, porque a mi también me gusta, yo lo acompaño los fines de semana a cada partido, como es costumbre en nosotros. Y sus desventajas son la barra brava, esa gente que siempre se ata a pelear con los visitantes en el estadio.
Una vez que compre el pan, estaba pasando al frente del estadio, cuando veo a un nene de mi edad (eso creo) , adentro del predio jugando con una pelota. Me quede asombrada de la manera en la que controlaba la pelota, parecía que le tenia pegada al pie, ¡En ningún momento se le cayo!. Me quede viéndolo un rato, hasta que se dio cuenta y se dio vuelta a mirarme. Yo lo salude con la mano , el bajo la cabeza, se había puesto colorado, debe ser tímido. Un chico parecido a el, pero mas grande se le acerco y le hablo, el asintió y me miro, volvió a mirar al recién llegado, tomó la pelota que hace unos minutos ni soltaba y salieron de la mini canchita de fútbol, que estaba en el predio del estadio.
Bufé y volví a tomar mi camino a casa. Empecé a patear una piedra que había en la vereda, estaba tan concentrada en patearla que haga que pase la linea de las baldosas, que me choque con alguien.
-¡Ai! -dije y levante la vista, había chocado con el chico que vi en el predio de la cancha, pero el mas grande. -Perdon -me disculpe y el chico tímido me miraba aun sin decir nada.
-No importa -dijo y me sonrio, yo le devolví la sonrisa. - Yo a vos te veo cara conocida -me dijo e hizo una mueca pensativa, yo lo mire esperando que diga algo, ya que nunca lo había visto. - ¡Ya me acuerdo!, ¿Vos no estabas el domingo en la cancha, en el partido contra Quilmes? -me preguntó-
-¡Si! -le dije y sonreí- ¿Vos también estabas?
-Si, vine con mi papa y mis hermanos. Ah, me llamo Matias.
-Tn -le dije y sonrei-
-El es mi hermanito, Lionel-dijo y lo señalo, este no había dicho una palabra en mi presencia.
-Hola-le dije y el nuevamente se puso colorado y agachó la cabeza.
-Dejalo, es re tímido, pero cuando entra en confianza no hay quien lo pare-dijo y le dio un codazo, Lío sonrió aun con la cabeza gacha.
-reí- Yo me tengo que ir.
-Bueno, nos vemos el domingo en la cancha-dijo y sonrió.
-Los veo ahí-dije y me fui, no sin antes mirar a Lionel, que me parecia un chico demasiado tímido.