Por si me lees

Sábado

La luz llenaba nuestra habitación,
la que escogimos pensando momentos,
planeando futuros, ¿lo recuerdas?
Grande, iluminada,
con un pequeño balcón donde colgar luces,
donde correr a verte,
cuando llegabas, cuando venías.

Había tanto espacio,
más del que necesitábamos,
nuestros fantasmas
aún siguen el compás de ese vals,
eterno, dulce, infinito.

Mi piel aún guarda
el calor de tus manos,
y si cierro los ojos
me encuentro bailando,
tomada de ti,
aspirándote,
guardándote un poco más para mí.

Porque sí,
nada me alcanzaba
si venía de ti.

Supongo que todo termina.
Supongo que ese amor
no nos bastó.

¿Dónde estás ahora?
Es sábado,
donde estoy, llueve,
pero el aire huele a tu perfume.

Como sea,
es sábado, la lluvia cae con más fuerza,
y no tengo claro si estoy aspirando
tu perfume o nuestras memorias.

Es sábado, ¿me leerás?
Tal vez,
pero no tengo otra manera, otro lenguaje.
Sabes que en mi mundo,
este, el de letras infinitas,
siempre sentirás un poco
de ese amor que ya perdimos.