Por si me lees

Ódiame

Ódiame, hazlo hasta asquearte.
Cuéntale a tu sangre lo patética que he sido,
y ódienme juntos.
Que me odie tu vecino,
tu amigo, aquel del que siempre te cuidé.
Que me odie hasta tu perro,
si algún día lo llegas a tener.

Puedes decirles que mi mente
es guiada por la locura,
que mi voz te irrita.
Justifícate,
sé tu mejor abogado.
Júrales que nunca me has amado,
que no me escogiste.

Borra la colección de mis fotos,
rompe mis cartas y poemas.
Cambia la letra de tus canciones,
habla incoherencias.
Borra mi número,
cambia de nacionalidad,
aléjate lo más que puedas de mí.

Crea el escenario perfecto,
donde todos aplaudan tu actuación.
Besa formas de un amor extraño,
jura, entrégate... y luego vomita.
Invita cuerpos a pasar las noches,
porque ¡ay de ti! si la oscuridad te abraza.

Invita el peligro a tu vida,
juega y danza con la muerte.
Odia también los girasoles,
los tulipanes y las rosas.
Confórmate con lo ordinario.

Porque cuando estés completamente solo
y llores como un niño, no estaré.
Porque querrás correr a mis brazos,
cuando mientas a unos ojos ajenos
y pienses en los míos para poder seguir.

Pero no estaré.
Seré un susurro ahogado
entre tus labios sellados,
el constante vacío en tu cama,
el silencio, la pausa
entre canción y canción,
la herida invisible que nunca cerró.

Buscarás mi huella en calles vacías,
en cuerpos sin vida, en besos sin alma.
Jurarás que todo está bien.
Diles que no duele,
que me olvidaste...
Pero en las madrugadas,
cuando la ironía se vista de insomnio
y desnude tu verdad,
sabrás que mentiste.

Cuando el viento pronuncie mi nombre,
cuando un perfume ajeno me traiga de vuelta,
cuando un verso robado parezca mío,
sentirás el peso del vacío.

Pero yo...
yo no estaré para ti,
para mirarte con esos ojos
donde un día te bañaste de amor.