—Recuerdo que su padre le dijo algo a su guardia de confianza cuando nos estaba entrenando hace 17 años, nunca lo olvido:
«La mujer es como la reina en el ajedrez: poderosa, estrategica y capaz de cambiar el juego con un solo movimiento, pero solo en el lugar correcto su poder puede crecer.»
Tambien he escuchado esa frase de él cuando era niño, siempre lo tengo presente, nunca la olvido porque hasta ahora todos pensaban que la presencia de una mujer era necesaria, y yo hasta ahora he demostrado que no se ncesita de ninguna mujer para lograr lo que quiero; en cambio mi padre fue diferente porque usó a mi madre y a su familia para crecer en poder y cuando la aborreció se deshizo de ella.
—¿A que biene eso ahora?.
—No se ha dado cuenta ¿verdad? —elevo una ceja —Puede que sea el hombre mas temerario y sanguinario, pero solo hay una persona que siempre le llevará la contraria y le dirá cualquier cosa sin miedo porque no es como el resto de las mujeres que fueron sus prometidas.
—No me digas —suelto ironicamente.
—La señora Mila, logró que muchas no pudieron y usted lo sabe.
—Ella no me importa y no ha conseguido nada de mi si es lo que tratas de decir.
—Sabe muy bien que si, de lo contrario no estaria furioso y cancelando sus viajes de negocios por ella. —él mantiene su vista en la ventana —Aunque no lo quiera admitir, pero sabe que esta enamorado de ella porque sabe que hasta ahora, es la unica mujer que a pesar de todo, lo ama sabiendo quien es y lo que ha hecho, que desde que la conoció, la ha tratado como su juguete favorito, pero sobre todo, ha demostrado su lealtad hacia usted.
Elevo la comisura derecha de mis labios.
—¿Lealtad?. —me burlo —¿Amor?. El amor no existe Ezequiel.
—Ella ha tenido multiples oportunidades para refugiarse en su familia y decirles la verdad de lo que ha pasado entre usted y ella, pudo dejarlo morir las veces que intentaron matarlo, aun asi, ella arriesgó su vida para salvarlo, guardó silencio para poder seguir a su lado pese a que sigue sufriendo por creer que no es correspondida ¿acaso no le es suficiente eso señor?
—¿Cómo estas tan seguro de lo que dices? —pregunto mientras me sirvo un poco de Amaro.
—Porque alguna vez tambien amé de la forma en que ella lo hace. Crei que no era correspondido pero cuando supe que si lo era, fue cuando el cancer me la arrebató. Por eso es que estoy aquí.
Dejo caer mis brazos sobre los reposaderos de mi silla.
—Y según tus consejos, ¿Qué me sugieres que haga con ella? ¿cumplirle sus caprichos de niña consentida?.
—Señor, ambos hemos visto que ella no es ninguna niña consentida. —ladeo una sonrisa porque en eso estamos de acuerdo. —Los hombres de la familia D'Angelo según he escuchado, son todos unos caballeros cuando se trata de conquistar a una mujer, a excepción de usted. —elevo una ceja para no pensar que me insulta mi propio guardia —Desde que estoy a su servicio, nunca ha necesitado fingir o ser un caballero para llevarselas a la cama.
—Asi que soy tan apuesto que ninguna mujer se me resiste. —me rio.
—Pero eso no le ha funcionado con la señora —mi sonrisa se borra. —Desde que su hermana se convirtió en la esposa de su enemigo, ha crecido viendo como el Sr phoenix trata con tanta devoción y delicadeza a su hermana mayor, como si fuera un cristal fragil que puede romperse. Esta claro que es lo que ella quiere de usted. Según su conversación con la criada, nunca tuvo pretendientes como sus hermanas, pero su padre la trataba como si fuera una princesa, la cuidó y la mimó llenando ese vacio que sentia. Es claro que ella odie que la trate como si fuera... una cualquiera.
Suelto una pequeña risa divertida.
—Sabes que podría matarte por lo que acabas de decir.
—Lo sé señor.
Suspiro.
—En resumen, debo tratarla como Damian lo hace con su hermana y cuidarla y mimarla como su padre lo hizo.
—Posiblemente. —Frunzo el ceño por su respues —Recuerde que ya no es una niña secuestrada que espera cumplir el trato que tiene con usted. Ahora es su esposa, la nueva señora D'Angelo.
"La señora D'Angelo"
Me burlo de mi mismo sin creer que esa niña terca que me saca de mis casillas y que habria matado hace mucho tiempo si no fuera porque me ha salvado en muchas ocaciones ahora es mi esposa, es incluso estupido que yo mismo esté diciendo que tengo esposa.
—Complacerla sin recibir nada a cambio. —elevo ambas cejas. —Es estupido incluso decirlo.
—Señor, puede que esté equivocado en eso.
—¿Porqué?
—¿Acaso olvida lo que pasó durante las vaciones con la familia Phoenix?.
Ah, eso. Como olvidarlo. Nunca puedo hacerlo. Por un descuido de mi parte, estuve a punto de morir hasta que ella entró como una leona y se le lanzó encima a esa mujer a pesar de su herida en el cuello que seguia reciente, luchó ferozmente y casi pierde la vida.
—Tal vez ella puede ser como la esposa de su antecesor.
En esta familia, solo hubo una mujer a la que todos, hasta ahora le tienen respeto, Francesca D'Angelo, la esposa del primer hombre con mi apellido en obtener este imperio y que ahora está sobre mis hombros. Ella fue astuta y muy inteligente, gracias a ella, él logró su objetivo. Por eso, en honor a su esposa creo esa frase que Ezequiel mencionó, para honrar su nombre despues de fallecer. Incluso está en su lapida escrita.
Entrelazo mis manos detrás de mi cuello mientras observo el techo.
—Ve por ella.
Ezequiel se retira de mi oficina. Pienso y pienso en lo que debo de hacer con ella, ser un caballero no es lo mio asi que medito bien lo que haré o diré.
Pero es algo dificil cuando se trata de ella y mas ahora que despues de tanto tiempo, al fin la tengo frente a mi, ese rostro... esos ojos algo verdosos de serpiente que me hacen pecar de lujuria porque transmiten cierta malicia y perversion al verme, como si me suplicara que la corrompa de formas inimaginables, pero que su rostro no refleja por tener ese aire angelical con cierta inocencia al hablar.
Ella... de alguna forma me hace anhelar muchas cosas, cosas pecaminosas, oscuras, perversas, Mila me hace querer destruir esa inocencia que aun posee.
"¿Por qué? ¿Qué es lo que tienes tú lindo gorrión que me hace sentir esto tan oscuro dentro de mi?"
—¿Qué quieres? —ladea sus caderas, se cruza de brazos sobre sus pechos. Me mira desafiante.
Elevo la camisura izquierda de mis labios porque siempre es tan osada al hablarme.
—¿Acaso no puedo ver a mi bella esposa? —sus mejillas se ruborizan haciendome sonreir. —Preparate —me pongo de pie y me acerco a ella. Tomo su barbilla sintiendo como tiembla ante mi tacto —Esta noche, tenemos una fiesta a la que asistir.
—¿Fiesta?
—Ya es hora que todos conozcan a la señora D'Angelo. —le robo un beso que no me niega. —Ya no eres Mila West, ahora eres mi señora y lo correcto es que todos lo sepan, ¿no crees?.
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Perversión
RomanceTraicionada por su propia familia por amar a quien no debía, huye con el corazón roto... solo para caer en una trampa mortal. Secuestrada por error y encerrada en un lugar desconocido, su única salida parece ser una puerta de hierro que oculta un se...