Sombras

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Muevo mis dedos de forma exagerada, los nervios me matan porque aunque todos digan que me veo como si fuera una reina, solo él tiene la ultima palabra y complacerlo a él, es algo dificil de conseguir.

Cierro mis ojos y trato de tranquilizarme la ultima vez que fui a un evento con él, fue cuando me presento como su "prometida falsa". Ahora las cosas han cambiado porque legitimamente, soy su esposa y debo verme a la altura para que todos no hablen pestes de mi al decir que cometió un error.

"¡Que diablos! ¿y eso a mi que me importa."

—Señora. —mi criada aparece al fin. —El señor D'Angelo esta esperandolo.

Asiento nerviosa. Miro por ultima vez al amigo de mi hermana. Toma mi mano diciendome que ahora mismo, me veo mucho mas hermosa que mi hermana mayor y eso me alienta pero que siento como una mentira piadosa.

Recuerdo lo que me enseñó mi hermana cuando tenia quince años y eso me causa mucha gracia porque me obligó a escucharla.

—Mila, presta atencion por dios.

—Ay no hermana, ¿para que? Seamos realistas. La unica que lograra casarse con un hombre importante será Cristal, a mi ni me pelan.

Mi hermana me jala de las mejillas reprendiendome por mi vocabulario.

—Eso no importa. —afirma con severidad. —Escucha, una dama siempre debe caminar con Elegancia y Poder, tu forma de caminar debe transmitir seguridad y clase. —escucharla es tan aburrido, ¡dios! quiero salir corriendo —Postura impecable, —me golpea con una regla en la espalda para enderazarme —Espalda recta, pero sin rigidez. Hombros relajados y ligeramente hacia atrás. Cabeza en alto, con la barbilla ligeramente elevada. Paso firme y controlado —me obliga a caminar siguiendo sus consejos —No arrastres los pies ni camines apresurada.

—Ay Bet!!...

—Mantén un ritmo constante, ni muy rápido ni muy lento. Apoya primero el talón y luego la punta del pie al caminar. Movimiento de caderas natural, —nuevamente me reprende con un golpe en la espalda —No exageres, permite que se note una leve fluidez femenina en tu andar. Brazos relajados y no los balancees demasiado ni los dejes rígidos.

—Ash, no puedo, es dificil.

Frunce el ceño frustrada pero su expresión cambia como si se le hubiese ocurrido una idea.

—Imagina que tienes puesta una hermosa corona y que por nada del mundo debe caerse.

Sigo sus consejos al caminar, bajo las escaleras y sus ojos se posan sobre mi, no deja de observarme y me pone mas nerviosa, sigue cada movimiento mio hasta que estoy frente a él.

—¿Nos vamos?

Alessandro toma mi mano derecha y planta un beso arriba de mis nudillos robandome un silencioso suspiro porque ahora mismo me siento como mi hermana de importante para alguien.

—Sei splendida. Troppo splendida. —su mirada se vuelve oscura, siento sus manos adueñarse de mi cintura —Non so se voglio accompagnarti o chiuderti in una stanza per non farti vedere da nessun altro.

Mi aliento desapareció por completo, me derreti al escucharlo hablar en italiano sin saber lo que me quiso decir.

—No sé italiano.

Se adueña de mis labios en un beso profundo que me robó la respiración.

—Estás espléndida. Demasiado espléndida. No sé si quiero acompañarte o encerrarte en una habitación para que nadie más te vea.

PerversiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora