Capítulo 15

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-          ¡Susana! – Era Jason, tenía cara de preocupación, me estaba sujetando.

-          Jason…

-          Susana, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?

-          No lo sé… he empezado a ver cosas… y me he mareado… - En eso se oyó el timbre.

-          No te muevas, ahora vuelvo, es el médico. – Me quedé allí, en el suelo, tumbada, esperando a que el doctor llegara.

-          Susana, ¿puedes oírme?

-          Sí… - Me costaba hablar, estaba como adormilada.

-          ¿Qué has visto?

-          Imágenes…  yo… en un lugar, estaba enfrente de un ordenador… - cerré los ojos intentado recordar – estaba tecleando algo… enviando un correo… luego estaba en el mismo lugar, anotando números… - Abrí los ojos repentinamente- ¡Ya me acuerdo! ¡Soy contable! – El doctor sonrió.

-          Empiezas a recuperar la memoria, a partir de ahora es posible que te pase más a menudo… no te preocupes, es un proceso lento. Puede que no te vuelva a pasar hasta dentro de unas semanas o que en una hora vuelva a pasarte. No es grave, solo ten cuidado, cuando veas que te pasa, intenta sentarte, sino podrías hacerte daño al caer.

-          Sí… gracias – Me incorporé con la ayuda del doctor. Jason acompañó al doctor a la puerta, y yo me quedé sentada en la silla del despacho, mirando los papeles.

-          ¿Qué haces? – Me miró apoyado en el marco de la puerta, sonriendo.

-          ¿Quién ha hecho esto? – Se acercó a mí y miró lo que tenía en la mano.

-          Yo… ¿por qué?

-          Lo estás haciendo mal… así saldrás perdiendo.

-          Mira, te has librado de limpiar, ponme al día esto, ¡por favor! – Me reí a causa de la cara de desesperación que puso.

-          Claro, encantada. – Miré los papeles satisfecha, ya sabía algo más de mí.

-          ¿Continuamos con el tour?

-          ¿Están arriba nuestras habitaciones?

-          No, perdona, te he enseñado las dos de aquí, pero no te he dicho de quienes eran, soy un desastre. Mira, esta de aquí será la tuya. – Volvimos atrás y entré en la que sería mi habitación, era grande, tenía una cama de matrimonio y comunicaba con uno de los baños. Tenía un gran armario y un tocador. – Esta habitación era la de mi tía. Y la de al lado es la mía. Si ocurriera algo no dudes en avisarme. Venga, sigamos. 

La chica sin recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora