Capítulo 9

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Me dejó en el comedor, frente a la estantería con varios dvd’s mientras él se disponía a hacer palomitas. Finalmente me decanté por una película policíaca, había un asesinato y junto al detective ibas averiguando cosas, hasta que todas las pistas te llevan a un lugar, una persona. Su nombre era “Zodiac”. La verdad es que la película era bastante violenta, y cada vez que había un asesinato, yo me encogía y abrazaba al cojín. Definitivamente la violencia no me gustaba. Después de ver la película hicimos la cena entre los dos, yo hacía las tareas que se podían hacer sentada y él las otras. Cenamos pronto y me fui a descansar, pues había sido un día agotador.

-          Bueno, creo que me voy a ir a dormir… estoy muy cansada, ¿quieres que te ayude a recoger?

-          No, no, tranquila, vete a dormir y descansa. ¿Quieres que hagamos los ejercicios igual que hoy?

-          Claro, por cierto, la ropa…

-          Oh, sí, es ropa de mi tía. Cuando era joven vivía aquí, y alguna ropa se la dejó en casa. De momento vete poniendo esa, cuando te recuperes ya iremos a comprarte ropa que te guste.

-          No te preocupes, esa está muy bien. Buenas noches…

-          Buenas noches, descansa.

Al marchar de la cocina noté una sensación extraña. Me había parecido muy frío, tenía como un extraño impulso de darle un beso en la mejilla… no paraba de preguntarme si es que ya nos conocíamos. Llegué a mi habitación, me puse un camisón que había para mí y me metí en la cama. Mientras observaba aquel paisaje que me había cautivado desde el primer momento seguía pensando en mi comportamiento. Le estaba muy agradecida, pero… ¿era solo agradecimiento? ¿Podría ser que me gustara? ¿O que me hubiera gustado? ¿Por qué me trataba tan bien? ¿Me conocería? No paraba de hacerme preguntas, así que decidí que al día siguiente le preguntaría si ya nos conocíamos. Pensando en eso me quedé dormida.

-          Susana… Susana… ya es hora que se despierte, el señorito la espera. – La voz de Sophie me despertó. Me desperecé y Sophie me ayudó a salir de la cama.

-          Buenos días…

-          Buenos días señorita…

-          ¿Qué le dije?

-          Disculpe, es la costumbre. ¿Quiere que le ayude a algo?

-          No se preocupe, dígale a Jason que en seguida voy.

-          Por supuesto. – Observé cómo se iba y cerré la puerta del baño. Me di una ducha rápida, me vestí y como el día siguiente, al abrir la puerta allí estaba él, tan radiante como siempre.

-          Buenos días… ¿Cómo has amanecido?

-          Bien, gracias. – Me aferré al brazo que me acercaba para ayudarme a ir hacia la cocina.

La chica sin recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora