Capítulo 30

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Cuando acabamos de recoger Mark, Emma y yo nos fuimos a mi piso. Mi hermano me dijo que podría ser otro día, que descansara, pero no quería estar en esa casa, no en ese momento. Cuando nos marchamos no me despedí de Jason con un beso, como había hecho antes, y noté la mirada inquisitiva  de mi hermano. Yo le hice un gesto, para que no se preocupara y le sonreí. No pareció convencido. Pero por suerte, no dijo nada ya que estaba Emma. Aunque una vez llegamos al piso decidió marcharse.

- ¿Por qué? – Pregunté, no quería quedarme sola con mi hermano.

- No sé… debe haber cosas que te recuerden a él… ni siquiera has querido que vaya Jason… No creo que sea buena idea.

- ¡Pero si eres como mi hermana! – Protesté, pero en vano.

- No me vas a convencer – sonrió y se despidió de nosotros.

- ¿Y bien? – Nada más entrar por la puerta Mark se sentó en el sofá y me hizo un gesto para que me sentara, estaba claro que no lo dejaría correr. Le miré inquisitiva, como si no supiera lo que quería. - ¿Ha pasado algo? Estabas muy rara con Jay…

- ¡No! Claro que no, solo es que… no sé, tal vez esté un poco confundida… y ahora por favor hermanito, hagamos lo que hemos venido a hacer…

- Está bien – suspiró y se levantó – Pero si ocurre algo, quiero que me lo cuentes, sabes que puedes contar conmigo y contarme cualquier cosa.

- Lo sé – le sonreí, había tenido mucha suerte de tener un hermano como él, le abracé y nos pusimos a vaciar el piso de las pocas cosas que quedaban de Gary.     

A la hora de cenar ya estábamos en casa de Jason. Me había deshecho de casi todo lo que había en el piso. Y algunos efectos personales y recuerdos, como una foto de toda la familia, los metí en una caja y Mark me ayudó a llevarlo.

- ¿Seguro que no te quieres quedar a cenar, Mark?

- No, gracias, estoy cansado y tengo ganas de llegar al hotel. – Se despidió de Jay y se acercó a mí, me dio un beso y me susurró – Sea cuales sean las dudas, habladlo y resolvedlo.

- Claro hermanito – le sonreí -. Mañana pasas a buscarme antes de comer que iremos a la inmobiliaria para anular el contrato del alquiler. Y ya estará todo listo – suspiré.

- Está bien, pasaré sobre las diez o las once. Hasta mañana. – Y se marchó dejándonos solos.

La chica sin recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora