Capítulo final

90 8 1
                                    

- Jay? Dónde estás? – Me dirigía hacia la cocina cuando vi un post-it en la pared. “Te quiero”. No ponía nada más. Seguí más hacia delante y había otro. “Vas por buen camino, sube las escaleras”. Hice casó y subí, a mitad de la escalera había otro “Mira a tu izquierda”. Me giré y vi un gran ramo de rosas rojas. Las cogí y las olí. En el ramo había otra nota “¿Te gustan? Es una forma de demostrarte mi amor. No quiero que tengas dudas.” Se me escapó una sonrisa de tonta enamorada. Sé había dado cuenta… ¿Cómo iba a tener dudas después de eso? Me di cuenta de lo idiota que había sido. Miré a mi alrededor buscándolo, pero solo vi otro post-it en la puerta de la habitación. “Abre la puerta”  La abrí curiosa y divertida. Y lo que me encontré me dejó de piedra. La habitación estaba iluminada por miles de velas. Por todos lados había pétalos de flores incluso encima de la cama. Dónde había una bolsa. La abrí y dentro me encontré una cajita de terciopelo. Mi respiración se cortó, miré a mi alrededor, pero seguía sin haber nadie, no tenía ni idea de donde se había metido. Poco a poco, abrí la cajita, y me encontré un anillo de plata, en el centro había pequeños diamantes formando un corazón. En ese instante sentí unas manos en mis caderas.

- ¿Qué me dices? ¿Quieres ser la señora Orange? – Me giré, estaba sin palabras, mis ojos inundados en lágrimas. Asentí enérgicamente, ya que no podía hablar de la emoción. El sonrió, sacó el anillo de la cajita y me lo puso en el dedo anular. Nos fundimos en un tierno beso. – Te quiero.

- Y yo a ti – Por fin pude articular palabra y se me olvidaron todas mis dudas. – No sabes lo feliz que me acabas de hacer.

Nos abrazamos y volvimos a besarnos. Está vez más pasionalmente. Finalmente terminamos fundiéndonos el uno con el otro rodeados de velas y pétalos, lo que lo hacía realmente especial. Esta vez no era como las demás. Expresamos todo el amor que sentíamos el uno por el otro con nuestros cuerpos. Fue tierno, cálido y muy agradable. Jamás había sentido algo así. Por fin había conseguido ser feliz. Después de todo lo que había pasado, ahora era realmente feliz, ya lo tenía todo.

La chica sin recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora