Capítulo 29

80 7 0
                                    

- Hey, Susana… Venga, despierta… -  Escuchaba una voz lejana, estaba desorientada y no sabía bien de dónde venía. Entonces escuché otra voz.

- Jason… Venga, vámonos, necesita descansar…

- ¿Pero y si no despierta? Si le hablo tal vez despierte… - No despertar… eso sonaba bien después de lo que había visto. Ya la tenía a ella, ¿para qué quería que me despertara? Si no lo hacía sería más fácil para él… Y aún así, cada vez escuchaba más nítidamente las voces, así que estaba despertando, involuntariamente entreabrí los ojos. - ¡Susana! ¿Estás bien? ¿Qué ha ocurrido?

Vi a Jason sentado en un lado de la cama donde estaba, con los ojos sin brillo fruto de la preocupación… ¿A caso no había visto bien? No… imposible, ¿entonces? Bueno, por ahora era mejor no hablar del tema, cuando estuviéramos solos ya hablaríamos.

- Sí… estoy bien – me incorporé – No sé que me ha pasado… solo recuerdo que noté que caía y me senté en el suelo, nada más.

- Tal vez haya sido una bajada de tensión o de azúcar… En el chequeo que te hemos hecho estaba todo bien. Pero aún así deberías venir a la consulta y que te hagamos pruebas, desmayarse puede no ser nada, pero hay que mirarlo. – La otra voz que oí era la del doctor Donald.

- Está bien – sonreí - ¿Vamos a comer? – Entonces caí en la cuenta que no sabía cuánto tiempo había estado inconsciente - ¿O ya es tarde? – Jason rió.

- No, no es tarde. – Se acercó a mí y me besó en la frente. – Vamos.

Por fin pudimos comer tranquilamente. Jason estaba muy pendiente de mí, pero yo estaba bastante seca con él. Quería comportarme normalmente pero… tenía ganas de poder hablar con él, pero no sabía hasta qué grado era buena idea…

- Ya sabes que si quieres quedarte aquí no hay problema – dijo de pronto Jay – Si quieres podemos acompañarte a tu piso y recoger lo que falta, y tirar lo que ya no quieras… Si te apetece quedarte aquí, claro, o buscarte otro sitio sin recuerdos…

- Sí, tienes razón, debería ir a tirar algunas cosas… Aunque lo de quedarme aquí… bueno, ya lo hablaremos. – Tenía muy claro que no me iba a quedar, pero tampoco quería estar en aquel piso por si Gary volvía, así que hasta que encontrara algo, cosa que esperaba sucediera pronto, me quedaría en su casa.

- Como quieras – sonrió, y por primera vez en tiempo, esa impresionante sonrisa no me produjo nada, me fue indiferente. - ¿Quieres que te acompañe?

- No – Mark y Emma me miraron extrañados, ¡menos mal que iba a comportarme naturalmente!-, quiero decir… que prefiero que venga mi hermano…

- Oh… claro… - Su sonrisa reflejó un profundo sentimiento de tristeza o decepción, no sabía bien, pero mi corazón se había encogido al ver su expresión, pero entonces recordé lo que vi, y ese sentimiento desapareció.

La chica sin recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora