Capítulo 36

70 6 0
                                    

- Tío, si que te has dado prisa, verás yo quería…  ¡Ey!¿Qué haces? – Imaginé que era Jason. Acerté, escuché un ruido de llaves, la puerta se abrió y me vio allí, sentada en el suelo, temblando y llorando como una niña pequeña, asustada…

- Shhhh, tranquila, estoy aquí, no te va a hacer nada… ¿Por qué no me has llamado? – Me abrazó fuertemente y yo le respondí el abrazó. En unos segundos consiguió calmarme.

- Lo siento… -intenté sonreír – no sabía lo que hacía, mi cuerpo reaccionó solo…

- No te preocupes… No te ha hecho nada, ¿verdad?

- No, solo me ha abierto la puerta y cerrado en las narices – Gary estaba detrás de Jay, no me había dado cuenta que había entrado en la casa y se me escapó un grito ahogado.

- Tranquila… no te quiere hacer nada, me ha llamado él, porque me ha dicho que posiblemente estarías asustada. No sabía que estabas aquí, ha venido a verme a mí… - Asentí con la cabeza. Él se giró hacia Gary -  Y bien, ¿Qué querías? – Se notaba toda la hostilidad del mundo en su voz y sus ojos estaban llenos de rabia.

- Yo… - Titubeaba – Quería… bueno… En primer lugar, ya que estás aquí – se dirigió a mí – quería pedirte disculpas, yo… - suspiró – Se que es inexcusable, pero de veras, no quería hacerte daño, me dejé llevar por la rabia. Ella… Dawn, a los pocos días me dejó y quería recuperarte, me di cuenta de lo idiota que fui, pero ver que estabas bien sin mí… me sacó de mis casillas… Lo siento… - Agachó la mirada.

- Está bien… no te preocupes, no te lo tengo en cuenta, pero por favor… no vuelvas a aparecer por aquí. Encontrarás a alguien, seguro, eres buena persona… Pero por favor, no me atormentes más… - Se me quebró la voz.

- Sí, tienes razón, ya me marcho… Jay… ¿puedes acompañarme a la puerta? – Jay me miró.

- Ve – me abrazó y aproveché para decirle al oído – si piensa desaparecer, no seas duro con él, si no fuera por él no nos hubiéramos conocido… - Vi como sonreía.

- Eres increíble… Ahora vuelvo. – Y se marcharon a la puerta y me dejaron allí sola. Ya no temblaba y había dejado de llorar. Así que me levanté y me fui a lavarme la cara. Un rato después apareció Jay por la puerta del baño.

La chica sin recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora