Capítulo 6

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Jota despertó a Daniella con mucha dulzura, apartando con la yema de sus dedos el pelo que tapaba su cara y rozando sus mejillas con suaves caricias. Llevaba un rato despierto porque John había llamado a la puerta varias veces, al ver que estaba Jota, se disculpó y le pidió que cuando se despertara le dijera quería hablar con ella. Jota la dejó dormir media hora más mientras John la estaba esperando fuera con nuevas noticias que seguro querría escuchar. Daniella abrió los ojos y sonrió al ver a Jota acariciándola.

- ¡Buenos días, nena!

- ¿Qué hora es? ¿Llevas mucho despierto?

- Es la una y media. Llevo un rato, John quería hablar contigo. Parece ansioso.

- ¿John?- preguntó Daniella mientras se desperezaba. Él asintió –. Voy a ver qué quiere - salió de la cama desnuda y se puso una camiseta larga para cubrir sus partes íntimas. Jota se levantó también y empezó a vestirse -. ¿Qué haces? ¿Te vas?

- Sí. Ya te vas a levantar…y…luego harás tu vida y yo la mía.

- Puedes quedarte un rato, si quieres. Hablo con John y pasamos un rato juntos, luego puedes marcharte. A no ser que no te apetezca estar un poco más conmigo...

- ¿Bromeas? Si me pides que me quede, me quedo. Te necesito para poder empezar el día – le dio un beso y se volvió a meter en la cama –. Aquí te esperamos – dijo mostrándole su generoso y rígido bulto. Daniella miró su entrepierna y salió de la habitación riéndose como una niña que acababa de hacer una travesura.

- ¡John! - gritó al no verlo-.  Me ha dicho Jota que querías hablar conmigo – al segundo, salió John del baño con una toalla en la cintura y con todo el depilado torso mojado.

- Sí. Un momento, Dany. ¿Me permites que me vista con algo apropiado? Enseguida te atiendo.

- ¡Claro!

Daniella se fue a la cocina a llenarse un vaso con zumo para quitarse el sabor a alcohol y resaca que tenía todavía en la boca. Tragó el líquido que le refrescó la boca, y puso otro vaso para Jota, que se lo llevaría cuando acabara de hablar con John. No sabía qué querría decirle, era un hombre muy claro y directo, tenía miedo a que le echara la bronca por algo que hubiera hecho mal en casa, pero no sabía qué podía ser. Desde que él estaba viviendo con ellas, Daniella siempre recogía su cuarto y limpiaba todo lo que ensuciaba, le tenía mucho respeto en ese sentido. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el ruido de la puerta. John se dirigía al salón.

- ¡Buenos días, Daniella! ¿Qué tal has dormido?

- Bien. ¿Pasa algo, John?

- No es nada malo, no te preocupes – se rio al ver la cara de agonía que tenía –. No soy ningún ogro ¿no?- ella negó -. Espero ser más guapo – los dos se rieron y Daniella se relajó.

- ¿De qué querías hablar conmigo?

- Anoche hablé con mi hermana sobre lo del puesto de camarera – Daniella abrió mucho los ojos deseando que la respuesta fuera algo bueno –. Tengo malas noticias para ti – entonces se puso seria-. Esta noche no vas a poder quedar con tus amigos – la cara de Daniella era muy expresiva, no entendía nada, y a John le hizo gracia ver su cara de incertidumbre -. Quiero decir que si esta noche trabajas en el club no podrás salir con tus amigos - Daniella suspiró y sonrió.

- ¿De verdad? ¿Me habéis aceptado entonces?

- Sí, pero como ya te dije primero tenemos que hablar sobre ciertos temas del local. Tengo que ponerte al día. Por la tarde iremos de compras y te llevaré al club para que lo veas. Te enseñaré cada parte y su función, por supuesto.

La tentación de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora